Un punto que no viene nada mal

Con un empate 0 a 0 en el Centenario ante Argentina, Uruguay sumó un punto que le permite seguir en la zona de clasificación directa para Rusia 2018. Nández fue figura y Suárez salió lesionado.

Actualizado: 31 de agosto de 2017 —  Por: Diego Muñoz

Concentrado, intenso, dispuesto, con los delanteros como primeros defensores, con mediocampistas y defensas firmes para la marca. Esas son las señas de identidad de Uruguay. Así se volvió un equipo molesto para cualquiera. El salto de calidad que lo volvieron un seleccionado de elite se lo dieron delanteros de la talla de Luis Suárez, Edison Cavani y Diego Forlán.

Uruguay demostró una vez más que le va bien jugar con dientes apretados, trancar con la parte del cuerpo que lo amerite, no escatimarle nunca al roce ni a la fricción.

Ante Argentina el equipo recuperó la solidez que lo caracterizó durante años. Imperial tarea de Diego Godín, José María Giménez y Martín Cáceres (que jugó como si nunca se hubiera ido), Nahitan Nández respondió de manera magnífica, Tata González dejó claro que en estos partidos no falla y tanto Suárez o Cavani dieron una nueva lección de compromiso y entrega.

Pero con el delantero del Barcelona limitado en lo físico y el del PSG prodigándose por todo el campo, faltó capacidad para golpear a un rival que asumió riesgos atrás. 

Pocas veces un partido resulta tan previsible. Argentina con la pelota y Uruguay defendiendo cerca de su arco y listo para contraatacar.

No necesitaba la pelota la Celeste, Tabárez no pensó el partido con ella. Todo lo contrario. El plan era que la tuviera el adversario y que, a partir de esa posesión, se desprotegiera atrás.

En los primeros minutos pasó eso. Suárez y Cavani eran los primeros defensores de manera de complicar la salida rival. Luego, el medio tenía la misión de negarle espacios a Messi. Con Nández activo por derecha y Cavani cerca de Suárez, Uruguay recuperó la pelota y salió de contra. Así generó un par de jugadas por las bandas que levantaron al público.

Después de los 15 las cosas se complicaron. La empezó a manejar Messi, que encontró espacios para avanzar desde la mitad de la cancha.

Replegado, Uruguay siguió con su plan inalterable. Pero con muchos jugadores por delante de la línea de la pelota, Argentina tenía poco margen de maniobra. Su propia estrategia era la que estorbaba. Cuando Messi iba por el medio, tenía cuatro compañeros más las marcas uruguayas lo que hacía imposible que hubiera espacios.

Sobre los 30 Uruguay cometió la imprudencia de dejar a Messi mano a mano con Gastón Silva y casi le cuesta el gol. Al mejor del mundo le quedó la zurda libre y su tiró salió al lado del palo.

Respondió Uruguay a los 31, con una recuperación de Cavani y un intento de Suárez desde la mitad de la cancha.

Uruguay volvió a concentrarse en el partido, a negar los caminos de Messi y a obligar a Argentina a que abriera la pelota y tirara centros. Esa forma que menos daño le hacía a una pareja de centrales bien parada.

A los 37 lo tuvo Uruguay. La recuperó Nánez, el Cebolla sacó un tremendo tiro, Romero dio rebote, Cavani quiso picarla pero volvió a ganar el arquero argentino y Vecino de media vuelta estuvo a punto de marcar.

Antes del final Messi desairó a González, se metió por el medio y le pegó de zurda. Muslera evitó el gol.

El segundo tiempo empezó con características similares.

Fue Argentina el que tuvo la pelota. Los de Sampaoli se movían al influjo de Messi, al que le faltó compañía. Bien marcado tanto Dybala como Icardi, poco influyente Di María, el partido se estacionó en las inmediaciones del arco de Muslera.

Cuando la Celeste pudo sacar el pelotazo para adelante generó riesgos con Nández y sus delanteros. En el resto del tiempo defendía con diez jugadores detrás de la línea de la pelota.

Las patadas, las discusiones, los entreveros, llevaron al partido a la zona donde más cómodo se siente Uruguay.

Sobre el final Suárez salió lesionado.

La selección volvió a hacer bien una parte del libreto y le sirvió para sumar. Con eso se mantiene en zona de clasificación. Pero la parte de generarle temor a los rivales cuando ataca, sigue sin aparecer.