Fontán planteó que las maestras de las escuelas uruguayas son grandes responsables de mantener viva la tradición del Pericón nacional. La docente e investigadora dijo que uno de los mitos que rodea a esa danza tradicional es que es obligatorio en las escuelas.
“No hay ningún decreto que diga eso. No hemos encontrado ninguna normativa ni en la reglamentación escolar ni en bibliotecas o archivos escolares. La práctica del Pericón se mantiene por una decisión de los actores que trabajan en la educación, las maestras y la comunidad”, comentó.
También, habló de que es necesario reconocer a las maestras “la pasión con la que lo hacen”, ya que no tienen formación específica en danzas, salvo alguna materia en magisterio en la que se les enseñó el Pericón. “Hoy por hoy, más de la mitad de las maestras que han aprendido el Pericón lo han hecho como pueden de sus pares, de mirar en internet o buscar en algún libro”, agregó.
Fontán dijo que las autoridades y la academia cuestionan y critican ciertos fenómenos, pero “no tenemos el termómetro exacto para medir la dimensión y valor que tienen esas prácticas para muchos de nosotros”.
“Para muchos padres es importante que su hijo pase por esa instancia, lo ven como un ritual o algo que tiene una simbología importante”, mencionó.
Para la docente, la resistencia hacia el Pericón puede venir desde nuevas perspectivas de la educación y miradas contemporáneas sobre la cultura. Fontán planteó que hay que “dejar de rechazar el pasado” y pensar en cómo resignificarlo. “¿Qué puedo traerme de ese Pericón colectivo comunitario y de tanta semblanza en el presente? ¿Qué aprende un niño que pasa por esa experiencia? ¿Cuál es el lugar educativo del Pericón? Son algunas de las preguntas que me hago en la investigación”, dijo.
