“No se hace la intelectual: lo es. No se hace la socialista: lo es”, señala la periodista Any Ventura en el comienzo de la nota titulada ‘La dama de la otra orilla’. “Ella va a la farmacia, camina las cuadras necesarias, compra el remedio indicado y nadie la acompaña. Ninguna formalidad”, agrega sorprendida.
Durante la entrevista Topolansky manifestó que no tiene miedo de que Mujica cambie. “A la edad que tiene y con la vida que tiene, no va a cambiar. En eso, no va a cambiar. El va a pelear por no poner distancia con la gente”, dijo.
La Senadora contó algunas de las tareas cotidianas de la pareja. Manifestó que todos los sábados o domingos van a una feria de chacareros que hay cerca de su chacra para hacer compras para la semana. “Esa costumbre siempre la tenemos, desde tiempo inmemorial” señaló y agregó que después de que Mujica fue electo presidente siguieron yendo y que la gente ahora grita: “‘!mirá, está Pepe, está Pepe!’. Se empiezan a juntar, y entonces se sacan fotos, y piden firmas”.
Topolansky contó que a pesar de que Mujica sea presidente “se tiene que levantar a hacer el mate” y que “lo va a tener” que seguir haciendo. Mientras toman mate, dijo que “a Pepe le gusta escuchar el informativo agropecuario” primero y que luego escuchan el informativo común. Señaló que el desayuno lo hace ella porque “Pepe es muy torpe para el tema de la cocina” y confesó que cocina bien. “Me sale bárbara la pizza, sé hacer pascualina, sé hacer pasteles, empanadas... A él le gusta lo que yo le cocine. Le pongo la mesa bien adornada, porque me gusta la estética de la mesa. Nos gusta tomar un poquito de vino con el almuerzo o con la cena. A veces miro el canal Gourmet, porque aprendo cosas y me divierte experimentar”, agregó.
Mujica y Topolansky se conocieron en la militancia clandestina. Señaló que ahí se enamoró, que lo conocía “de bastante tiempo atrás” y que era seductor. “En la lucha clandestina, el ser humano está bastante solo, porque ha cortado con su familia. Entonces, por eso, tiene lugar el afecto, tiene lugar el amor. Erich Maria Remarque, que cuenta toda la Primera Guerra Mundial, dice: "El ser humano en las trincheras se conoce desnudo". Y es ahí cuando lo quieres más. ¿Sabes por qué? Porque lo ves con todas sus virtudes y todos sus defectos; sin nada, sin maquillaje”, dijo.
Reconoció que le “hubiera gustado tener un familión” y que pensó en adoptar pero que en ese momento “la ley uruguaya era tan complicada que desmoralizaba al más tenaz”.
Topolansky habló de sus 13 años de prisión. Dijo que la dictadura uruguaya “prefirió tener a la gente presa, aún tratándola de enloquecer y no desaparecerla” y recordó que estuvo presa con una profesora de francés del colegio Sacre Coeur, al que concurrió. “Dentro de lo que era el ámbito montevideano de aquellos años, eran monjas progresistas, de avanzada”, señaló. Dijo que siempre partió de la base de que “de algún modo iba a salir” de la cárcel y que ese fue su mecanismo de defensa. Contó que cuando un oficial le dijo que había soñado que vendría dentro de miles de años y ella seguía estando presa, contestó: “ni te preocupes, porque si en doce o trece años no me voy por la puerta grande, me voy a ir por la chica". Recordó que de lo poco que se enteraban sobre lo que ocurría afuera era por una red de parlantes ubicados en la cárcel. “Trataban de pasar todas las cosas tétricas. Si mataban a unos compañeros en la Argentina, esa noticia te la pasaban con todos los detalles, para que quedaras bien amargado. Cuando mataron a Salvador Allende, pasaron con lujo de detalles cómo habían bombardeado La Moneda. Todo eso te lo informaban bien. Pasaban todo con marchas militares”, contó.
Dijo que tiene un “cáncer maligno” del que se salvó y lo asoció a su “estrés de la militancia” de hoy y no a sus años de cárcel. “Yo me mato por la militancia. Soy una persona adicta a la cuestión militante. Lo asocio más a eso”, argumentó.
Topolansky habló de que en su juventud le gustaba “tener pinta”. “Tenía el pelo largo y era bastante hincha de la minifalda. Después, probablemente en los largos años de cárcel, que te decantan lo superficial de lo trascendental, aprendes a vivir como dice Machado: liviano de equipaje, casi desnudo”, indicó. Agregó que no le molesta que la gente quiera verse bien porque “tiene mucho que ver con el estado de ánimo o del alma de la gente y si quiere expresarlo exteriormente, está muy bien que lo haga”.