Nueva mirada sobre el mito de Dionisio Díaz

Las leyendas viven en la narración intergeneracional y, algunas veces, se convierten en mitos oficiales. Eso pasó con la agonía de Dionisio Díaz que, según se ha repetido, fue herido brutalmente por su abuelo pero salvó a su hermana antes de morir. Matías Castro decidió preguntar sobre esa leyenda. Las respuestas están en el libro Las dos muertes de Dionisio Díaz y no siempre encajan con la historia oficial.

Actualizado: 05 de abril de 2010 —  Por: Redacción 180

Nueva mirada sobre el mito de Dionisio Díaz

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Según la versión que se ha repetido siempre, Dionisio Díaz tenía nueve años cuando salvó la vida de su pequeña hermana de 15 meses en 1929. Es el niño héroe del pueblo El Oro y su historia se cuenta en las escuelas de todo el país hace más de 70 años. Además, se hizo una película, se escribieron varios libros, poemas y canciones.

La historia es conmovedora: una noche el abuelo de Dionisio enloqueció y mató a su madre y a su tío. Lo hirió a él con un cuchillo. Dionisio se escondió y a la mañana recorrió varios kilómetros herido, cargando a su pequeña hermana. La dejó en la comisaría del pueblo y poco después murió por las heridas. El abuelo luego se suicidó.

La historia es irresistible, contada así el héroe es de bronce, inmortal. Y rubio de ojos azules, un ángel. Pero si alguien revisa los archivos, coteja los datos y conversa con los protagonistas que aún viven, el mito tiene algunas grietas y más de una versión. Eso hizo Matías Castro.

Entrevista realizada por Joel Rosenberg en No Toquen Nada (Océano FM)

¿Alguno entendió que estabas “molestando al mito” cuando haciste la investigación?

No me encontré con ninguna resistencia de ese tipo sino como que sutilmente empecé a encontrar que había alguna afinidad en el ánimo de cuestionar un poco la historia oficial que se ha repetido a través de generaciones en escuelas y demás.

Al principio imaginé que quizás podría encontrar algún reparo pero tampoco fui con el ánimo de destruir un mito sino de hacer preguntas y descubrir qué había detrás.

En la página 82 hacés un símil con esos libros de “Elige tu propia aventura…” A partir de allí, el lector puede elegir entre dos opciones. Si prefiere la versión del abuelo asesino puede continuar leyendo. En caso de elegir la alternativa de un posible ataque ajeno a la familia, hay que saltar a la página 89. Quizás allí es donde está más el cotejo de datos y de versiones.

Sí, todo surgió hace unos años en un artículo que hice para El País Cultural. Me encontré por primera vez con la bibliografía y me empezaron a surgir una serie de preguntas. Empecé a ver un montón de cositas que no cerraban en todo esto. ¿Por qué el abuelo se volvió loco de la noche a la mañana? ¿Por qué desapareció y apareció tres meses después? ¿Por qué, casi sin pruebas, todo Uruguay decidió aceptar la versión de que él había sido el asesino?

El libro surgió de esas preguntas. Mi aproximación al tema y a la gente de Treinta y Tres fue la de ir a preguntar y escuchar.

Se escribieron seis libros, cuatro de autores de Treinta y Tres, donde se vive la historia de manera muy cercana.

Si vos escuchás a la gente allá tiene como una cercanía con la historia que de alguna manera la entendí cuando terminé de hacer el libro. Al principio yo me refería al libro como mi proyecto sobre Dionisio Díaz, ahora me refiero al tema como “Dionisio”. Siento como más cercanía. Eso lo ves también en Treinta y Tres donde todo el mundo vive la historia como muy cercana por más que haya pasado hace 80 años. Por el tema de la repetición, por las teorías que se manejan en el boca a boca, la gente como que se ha ido apropiando. Cada uno tiene su versión, su cosita para contar.

Vos por ejemplo viste lo de las flores que siguen estando en lugares clave del recorrido de Dionisio.

Te encontrás que siempre hay gente que deja flores en la tumba de él y también en el monumento que se hizo donde estaba la comisaría donde murió.

¿También hay pedidos?

Sí, en la tumba de Treinta y Tres se han puestos plaquitas con gente que le agradece lo que les concedió. Hay como una cosa medio milagrera en la forma de verlo.

Uno de los libros fue del periodista José Flores Sánchez, del diario El País, sobre el que se hizo la película. Cuando fuiste a constatar con forenses y el informe médico de la muerte de Dionisio, te encontraste con que la herida mayor en el vientre era de tres centímetros. Está lejos de lo que cuenta la leyenda a propósito de que caminó kilómetros sosteniéndose los intestinos. Flores Sanchez escribió que “Dionisio atravesó el campo reteniendo con una mano los intestinos que rebeldes se le escapaban, mientras que con la otra sujetaba a su hermana”.

Sí, fue la imagen que ha quedado y ha sido transmitida. Así me llegó a mí de chico cuando mi madre, que es de Rocha, me lo contó. Una de las cosas que más me impresionó fue imaginarme a un niño que camina con la mitad de los intestinos para afuera.

Me gustó ver los informes médicos de la época y que el mismo periodista podría haber constatado.

Vos decís que hay muy pocos datos sobre la familia. Te encontraste con una dificultad de archivo que hay en Uruguay.

El tema es que es una familia que vivía lejos del pueblo El Oro. Vivían un poco en la suya, si bien comerciaban y cultivaban, no dejaron demasiados rastros. Hay algunos documentos pero tampoco dejaron una huella profunda. Incluso en la bibliografía disponible también se recogen muy pocos elementos sobre quiénes eran ellos, cómo vivían y qué había pasado. La clave de esta historia y de ver si el abuelo era el asesino, también está en cómo era el grupo familiar, qué tan disfuncional o no era.

No era raro en esa época que hubiera niños de los que no se supiera quién era el padre.

Claro, podía pasar. En ese punto, en el tema de la paternidad de Dionisio Díaz hay como un pozo. Si bien se le adjudicó a Quintín Nuñez que fue quien después ocupó los terrenos, tampoco hay una prueba de nada que certifique que fuera él.

Sobre cómo llega Dionisio Díaz a la comisaría también hay varias versiones. También hubo una falta de atención médica.

No hay ningún elemento como para decir que fue intencional la falta de atención o que hubo un tema de mala praxis. Quizás por el conocimiento médico de la época se consideró que las heridas no eran de gran entidad cuando el chiquilín estaba a 24 horas de morir. Están los distintos relatos que difieren en algunos detalles de lo que fue transcurriendo ese día.

Esos detalles abonan el mito, con todo el sufrimiento posterior de Dionisio luego de salvar a su hermana.

Si, la imagen del niño delirando y diciendo que había que tener cuidado con su abuelo. Es un poco lo que ha alimentado el tema. Pero hay un testimonio que dice que Dionisio no sabía quién lo atacó.

¿Cómo encontraste a Marina, la hermana de Dionisio?

La encontré con bastante facilidad porque es un personaje muy querido en Treinta y Tres. Es una persona que recibe con frecuencia carta de escolares de todo el país con poemas dedicados a Dionisio y cuestiones así. Es fácil llegar a la casa de Marina. La llamé primero, coordinamos una entrevista y me recibió bárbaro.

¿Cuál es el contacto que tiene Marina con la historia? ¿Participa de los homenajes?

Ella es invitada con frecuencia a los actos que se hacen los 9 de mayo en recuerdo de lo que pasó con Dionisio. Pero por lo que ella me contó fue un proceso largo el de aceptar lo que le había ocurrido. Se lo ocultaron durante muchos años, quizás por cuestiones pedagógicas de la época, porque era cómo se entendía que había que manejar las cosas.

Lo cierto es que ella se encontró con una realidad bastante jodida, muy de golpe, que le produjo un quiebre con su propia historia. Por lo que me contaba, recién se pudo reconciliar con lo que le había pasado cuando tuvo hijos y cuando llegaron a los nueve años, la edad de Dionisio. Fue el momento en el que les empezó a contar lo que le había pasado a su hermano y de dónde venía su familia.

¿Con qué te quedaste al final, una vez que el libro ya está en la calle?

Lo que me queda claro es el tema de lo del abuelo asesino, no hay ningún elemento que nos lleve a decir con total seguridad que fue así. Esa fue la primera conclusión y me quedé muy satisfecho porque en realidad esa fue la pregunta que disparó el libro. Me interesaba reconstruir la historia de la familia hasta donde se pueda y más o menos tracé la línea de todo lo que ocurrió desde 1855 hasta la actualidad con todo lo que le pasó a Marina. Toda la historia posterior fue todo un descubrimiento para mí.