"Para resolver esta crisis y aligerar la carga sobre nuestros estados, vamos a tener que actuar y vamos a tener que actuar rápidamente", dijo Obama a los gobernadores durante la reunión.
"Eso significa aprobar un plan de recuperación económica tanto para Wall Street como para la gente de la calle", precisó Obama, prometiendo hacer despegar la economía, crear 2,5 millones de puestos de trabajo y otorgar recortes impositivos a la clase media en dificultades. "El cambio no sólo vendrá de Washington, vendrá de todos ustedes", agregó, ofreciendo una "asociación" a los gobernadores.
El reclamo de miles de millones de dólares de los contribuyentes tiene lugar en medio de alarmantes predicciones de que los gobiernos estatales, asediados por una contracción del crédito debida a la crisis financiera, se verán obligados a hacer fuertes recortes en los servicios sociales.
El lunes, el gobernador de California Arnold Schwarzenegger advirtió que su enorme estado -que por sí solo sería la sexta mayor economía del mundo-, "se encamina hacia un desastre fiscal".
Los gobernadores estatales se dicen víctimas de la recesión, cuya existencia se confirmó oficialmente el lunes, al tiempo que son golpeados por la caída de los ingresos impositivos y se ven abrumados por los reclamos de ayuda de sus ciudadanos.
Advierten que o bien deberán recortar servicios -como la atención a la salud para los pobres y la educación- o subir los impuestos, una decisión que dicen podría enlentecer la recuperación, a menos que consigan ayuda del gobierno federal.
Obama y los demócratas del Congreso prometieron aprobar un ley de estímulo para después de la toma de mando de Obama el 20 de enero, a fin de crear 2,5 millones de empleos y que costaría hasta 700.000 millones de dólares.