Los tres aspirantes a convertirse en el próximo jefe de gobierno del Reino Unido se midieron la noche del jueves en un debate televisado inédito en la historia política británica en Manchester (noroeste de Inglaterra), a tres semanas de unas elecciones de desenlace incierto.
Ante millones de telespectadores y una muestra representativa de 200 ciudadanos que les interrogaron en el plató, el primer ministro laborista Gordon Brown, el líder conservador David Cameron y el candidato liberal demócrata Nick Clegg expusieron las diferencias de sus programas electorales, con intercambios enérgicos pero controlados.
Pasados los nervios iniciales de este ejercicio regido por 76 cláusulas acordadas por los partidos, los tres hombres se enzarzaron en una implacable batalla sobre la recuperación económica después de la larga y profunda recesión y la reducción del colosal déficit nacional.
"No pueden permitirse sacar dinero de la economía ahora porque pondrán puestos de trabajo en peligro, empresas en peligro y pondrán toda la recuperación en riesgo", declaró Brown atacando a sus rivales conservadores en su promesa de reducir el déficit en 6.000 millones de libras (9.000 millones de dólares, 7.000 millones de dólares).
"La amenaza para la recuperación es la propuesta laborista para imponer una tasa sobre el empleo", le respondió Cameron aludiendo a un proyecto del gobierno de aumentar las cotizaciones a la Seguridad Social a partir de 2011.
Tanto el líder conservador, que encabeza los sondeos, como el laborista, que en las últimas semanas recortó las diferencias a un puñado de puntos, se jugaban mucho en este debate cuando todo apunta a que ninguno de los grandes partidos obtendrá una mayoría en el parlamento suficiente para gobernar.
"Cuanto más se atacan mutuamente más suenan exactamente igual", bromeó el tercero en discordia, Nick Clegg, de 43 años, quien se presenta como la alternativa al tradicional bipartidismo y podría jugar un papel determinante en la formación de un gobierno.
El liberal demócrata, que dispuso de una oportunidad de medirse de igual a igual con sus rivales y fue el autor de algunas de las mejores frases, fue declarado ganador de la justa en un sondeo realizado por la cadena de televisión anfitriona, la privada ITV, con 43% de opiniones favorables, contra 26% para Cameron y 20% para Brown.
En otra encuesta YouGov para el diario The Sun, 51% de los encuestados respondieron que Clegg era el que más les había impresionado, contra 29% que se inclinaron por Cameron y 19% por Brown.
En este debate dedicado a los asuntos de política interna, los candidatos abordaron también otros grandes temas como la sanidad y la educación públicas, la inmigración, la reforma del sistema político tras el escándalo de los gastos excesivos de los parlamentarios o la situación de las fuerzas armadas, que también dio lugar a duros cruces entre los líderes.
Cameron y Clegg acusaron a Brown de que las tropas británicas desplegadas en Afganistán carecen de equipos suficientes, especialmente helicópteros, por lo que el número de muertos se ha incrementado en los últimos meses, lo que Brown negó atribuyendo las bajas a un cambio de táctica de los talibanes.
En lo único que laboristas y conservadores estuvieron de acuerdo es en la necesidad de mantener el sistema de disuasión nuclear británico conocido como "Trident" criticado por Clegg por su costo excesivo, coincidiendo en las amenazas potenciales que representan países como Irán o Corea del Norte.
Al final de los 90 minutos, perfectamente milimetrados, Brown invitó a los electores a "asegurar la recuperación", Cameron a "elegir la esperanza por encima del miedo" y Clegg a "dar una oportunidad al verdadero cambio".
Los tres se volverán a enfrentar el 22 de abril para abordar temas internacionales y el 29 para discutir de asuntos económicos.