"Me atengo a que tengo derecho a todo lo que establece la Convención de Ginebra (...) a la repatriación tras el fin del cautiverio como prisionero de guerra", declaró Noriega, de 76 años, en el Palacio de Justicia de París ante un juez que debe decidir sobre su eventual prisión preventiva.
Noriega fue capturado en 1989 después de que tropas estadounidenses perpetraran una cruenta invasión de su país y lo derrocaran, llevándolo a Estados Unidos, donde fue juzgado y condenado a 40 años de prisión, pena que después fue sucesivamente reducida a 30 años y a 17 años.
"Invoco el derecho que poseía como jefe de Estado cuando sucedieron los hechos", añadió Noriega, que fue condenado en ausencia en Francia a 10 años de reclusión por lavado de dinero del narcotráfico. Noriega invocó además su estado de salud: "hipertensión y todas sus consecuencias", dijo.
Los dos abogados el ex dictador panameño, Olivier Metzner e Yves Leberquier, indicaron que esgrimirán su estatuto de prisionero de guerra, su inmunidad como jefe de Estado y que las acusaciones en su contra en Francia prescribieron.
Noriega permaneció sentado durante la audiencia, vestido con una chaqueta negra desabotonada, que dejaba ver una camisa gris por sobre una camiseta blanca. Al retirarse de la sala, se cubrió la cabeza con una gorra gris.
Por la tarde, antes de comenzar la audiencia pública, un funcionario de la embajada de Panamá en París se apersonó en el Palacio de Justicia para cerciorarse de que "todo transcurre normalmente", aunque aclaró que su país no tomaba parte en el proceso.