El español muta a la velocidad del “plancha”. El diccionario lo detiene, lo fosiliza, lo controla; es un espacio-frontera que extingue inseguridades, astilla clausuras e intimida. La lengua separa, tiene ciudadanos e inmigrantes ilegales, y como sostiene Jakobson (y recuerda Barthes), “no se define por lo que permite decir, sino por lo que obliga a decir”(1).
En Diccionario del argentino exquisito el cuentista, novelista y ensayista Adolfo Bioy Casares (La invención de Morel) se acerca a las figuras “ofensivas” del discurso de la clase política, los medios masivos y el vulgo, con maldad lúdica.
Bioy desnaturaliza el lenguaje de la opinión común, y el resultado de ese esfuerzo envisca y silencia. Bah, sólo hay un sonido permitido, la risa.
Ojee, estimado lector:
Boludo: Palabra de gran aceptación entre señoras. “No seas boluda”. Véase Pelotudo, en algún otro diccionario.
Carisma: Don que se encuentra en los sujetos más insospechables (carismáticos).
Comunicador: Periodista. Si se agrega social, la expresión es del todo satisfactoria.
Escuchar: Oír (verbo, este último, que no se usa. El día menos pensado le tocará el turno al verbo mirar, y nos dirán: “Encienda, por favor, la luz, que no miro nada”.) “¡Silencio, chicos, que la doctora Tivolari no me escucha!” “Hable más alto, que no se escucha”. Che, papusa, escuchá (versión actualizada de un famoso tango).
Filme: Grafía de film, para personas defectuosas, que requieren vocal de apoyo.
Gran Danés: Palabra de difícil manejo en plural. No corrija “Paseando los grandaneses “, por “Paseando los Santos Bernardos”.
Lijoso: Palabra que deja ver, en quien lo emplea, la posesión de un diccionario.
Micro: Prefijo no desprovisto de pedantería.
Novedoso: Palabra fina, pero desprovista del prestigio de la novedad.
Obsoletizar: Verbo espantoso.
Panel: Conjunto de supuestos especialistas que conversan en público sobre un tema.
El Diccionario del argentino exquisito amerita ser ubicado en la biblioteca entre El diccionario del Diablo de Ambrose Bierce y The Film’s Snob’s Dictionary de David Camp.
(1) Barthes, Roland. El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura, Paidós, Barcelona, 1987.p131.
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