Parafraseando la contratapa del enorme libro de Tato López ‘La vereda del destino’, su nombre es Jorge Carlos Piñeyrúa. Se llama Piñe. De niño vivía en Argentina junto a su familia y de esa época son sus primeros recuerdos de un Mundial.
“Me acuerdo con claridad de España ’82. Tenía seis años y tengo presente el partido de Italia – Brasil, que ganó Italia 3 a 2 y que fue un partidazo. Mi padre hinchaba por Italia en ese Mundial porque no estaba Uruguay. Ese es mi primer recuerdo nítido”, contó a 180. Dio detalles de aquel mediodía. “Vivíamos en el piso 14 de un apartamento en la esquina de Sucre y Conesa. Tenía una vista bárbara el apartamento, daba a la pista del tren, y la tele estaba delante de la ventana. Entraba la luz por detrás de la televisión y me acuerdo hasta cómo estábamos sentados”, señaló. La familia Piñeyrúa vivía en Belgrano. “Buen barrio. Andábamos mal”, bromeó el Piñe.
El conductor de Bendita TV y Segunda Pelota dijo que de chico “era más fanático del fútbol que ahora”. “Además poder ver un partido de ese tipo en esos años, se daba muy de vez en cuando, un Mundial o algún caso excepcional. Entonces cuando había un partido era todo un acontecimiento”, agregó.
De España ’82 también se acuerda de la actuación de Argentina. “Fue el Mundial que lo expulsaron a Maradona contra Brasil. Fue un drama la eliminación porque venían de ser campeones del mundo, y viste que a los argentinos agrandarse no les cuesta mucho. Se iban en fija y cuando quedaron eliminados fue un drama. Aparte terminan perdiendo 3 a 1 con Brasil mal y con Maradona expulsado. Recuerdo claramente el bajón colectivo después de ese partido”, indicó.
Cuatro años más tarde, toda la familia ya estaba en Uruguay. “De ese Mundial me acuerdo clarito. Uruguay – Alemania lo vimos en mi casa con los amigos de la cuadra y el gol de Antonio Alzamendi fue espectacular”, contó.
El Piñe no vio en vivo la humillante goleada ante Dinamarca porque tuvo un cumpleños al que no podía faltar. “Era de una pariente, una familia medio italiana que teníamos que ir, el mismo día y a la misa hora del partido. No me acuerdo cuántos años cumplía pero era un número redondo y hacía una fiesta grande en los ex alumnos Maristas. Era un cumpleaños infantil, con niños corriendo por todos lados y todo el mundo siguiendo el partido hasta el 3 a 1”. Después del tercer gol de los europeos la gente se enfocó en los festejos del cumpleaños. “Quedó una sola persona viéndolo que era el portador de la mala noticia. Venía y decía ‘otro’, ‘otro’. Pobre la madre de la gurisa que cumplía años. Le faltó gente y los que fueron estaban en otra”, recordó.
