Tomá pa vos

Uruguay goleó a Sudáfrica 3 a 0 con una extraordinaria producción individual y colectiva. Diego Forlán marcó los dos primeros goles y Palito Pereira el último. El técnico, Oscar Tabárez, acertó con el planteo táctico elegido y los jugadores que lo ejecutaron. Forlán fue el mejor en una noche en la que nadie bajó de los siete puntos.

Actualizado: 17 de junio de 2010 —  Por: Diego Muñoz

Tomá pa vos

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Ver a Uruguay avasallar a un rival en una Copa del Mundo provoca placer. La Celeste hizo todo bien y completó un partido para el recuerdo.

Cuánta razón tenía Tabárez cuando armó el equipo. Es una buena enseñanza para aquellos que hablaron antes de ver. El técnico pensó el partido, lo planificó y lo analizó. Trabajó con los jugadores y el sistema que estaba convencido más iba a beneficiar a Uruguay y el juego le dio la razón. Es también una notable victoria del entrenador.

El partido salió redondo. Uruguay jugó muy bien desde el comienzo. En el comienzo se disiparon las dudas. Los cuatro del fondo, los tres volantes de marca y Forlán y Cavani intercambiando roles en el armado aunque el del Atlético de Madrid tomó esa función mucho más a menudo. A partir de la inteligencia de Forlán para bajar, encontrar el balón y distribuir, Uruguay empezó a encontrar los espacios.

Los primeros 20 fueron parejos aunque Uruguay estuvo algo mejor. Sin apuros y con máxima concentración en defensa, el equipo de Tabárez aseguró primero el cero y después comenzó a buscar el arco rival. Así llegaron un par de avisos de Suárez y Fucile hasta que a los 24 minutos Forlán bajó a recibir, tuvo el espacio necesario para acomodarse y sacó el remate que se metió contra el horizontal.

Llegaba el gol tan pedido, tan reclamado, tan ansiado. Lo hizo el mejor jugador uruguayo en el mundo.

Después del 1 a 0 se empezó a ver lo mejor de Uruguay en un Mundial que se haya visto de varias generaciones a esta parte. Quizá con la capacidad futbolística de aquel 0 a 0 con España en el 90 pero con mucha mayor pegada en el arco rival.

Rotación, control de juego y manejo del balón, términos tan poco utilizados al comentar partidos de la selección uruguaya, fueron moneda corriente.

La Celeste lateralizó el juego, la tocó sin apuro e hizo correr el tiempo. Un par de aproximaciones al arco sudafricano después de varios toques de pelota demostraron con claridad que mandaba Uruguay.

A Sudáfrica le cambiaron el libreto y no tuvo respuesta. Los africanos se sienten cómodos jugando de contragolpe pero con un rival en ventaja y sin otorgar espacios, sufrieron el partido.

La segunda parte fue más de lo mismo. Un inmenso Diego Godín, las proyecciones y la marca de Jorge Fucile, la enorme entrega y la dosis de buen juego de Diego Pérez y Egidio, el ida y vuelta de Palito, el sacrificio de Cavani y Suárez y la majestuosidad de Forlán, hicieron el partido llevadero.

No hubo en ningún momento esa sensación, sí bastante habitual cuando juega la selección, de ‘cuánto falta’ o ‘terminalo’. Por el contrario. Siempre estuvo más cerca la Celeste del segundo que Sudáfrica del empate.

Se dieron un par de jugadas de Suárez y Cavani antes del penal sobre el delantero del Ajax, que derivó en la expulsión del arquero sudafricano, y que Forlán se encargó de transformar en el 2 a 0. Lo hizo con clase, demostrando cuántos años los uruguayos nos comimos la comida con cracks con pies de barro que ante situaciones límites se borraban. El gol terminó de liquidar el partido. Prueba de ello fue la salida en masa del estadio de los hinchas locales.

En el último cuarto de hora el panorama no cambió. Uruguay siguió manejando todos los aspectos del juego ante una Sudáfrica indefensa y sin ideas que iba en busca de un descuento que jamás se vislumbró. Cada contragolpe Celeste era una amenaza de gol. Primero fue Maxi Pereira, después Suárez y más tarde Cavani. Hasta que llegó un cambio de frente de Forlán que tomó Suárez y un centro de Luis que, al lado de la línea de gol, remató Palito.

Ahora viene México. Ya habrá tiempo para analizarlo y para sacar cuentas sobre el futuro del grupo. Pero por lo menos algunas horas, festejen uruguayos, festejen.

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