Nadie lo puede creer. Ni lo jugadores de Holanda que se abrazan y lloran ni los de Brasil que bien podrían votar en Esta boca es mía si quieren morir en un terremoto o en un tsunami. Ni la gente en las tribunas ni los millones de espectadores frente al televisor. Ni los periodistas que lo dieron como máximo favorito ni las amas de casa que no saben nada de fútbol pero que siempre escuchan que Brasil es el mejor de todos.
Por segundo Mundial consecutivo, Brasil quedó afuera en cuartos de final tras caer ante una Holanda práctica y efectiva que con dos centros llenó de dudas al scratch que se vuelve a casa demasiado pronto.
El partido también quedará en la peor historia de Felipe Melo. El volante central que Dunga bancó a muerte a pesar de las críticas del pueblo brasileño metió una asistencia de gol para Robinho pero después marcó en contra el empate y se hizo expulsar con una plancha descalificadora en las narices del juez del partido.
Los primeros minutos le pertenecieron a Brasil que avisó con un gol bien anulado por fuera de juego a Robinho de movida y que se puso en ventaja a los nueve tras el pase de Felipe Melo y la definición del delantero del Santos.
Holanda no pudo profundizar y Brasil siempre se mostró más peligroso, incluso pudo aumentar con un tiro de Kaká que tapó con una gran atajada el arquero holandés.
El segundo tiempo mantenía las características pero una jugada cambió el partido. Sjneider levantó un centro al área brasileña, que fueron a buscar Julio Cesar y Felipe Melo. El volante peinó la pelota cuando por detrás el arquero salía a restar y la incidencia terminó en el inesperado empate.
Ahí Brasil se puso nervioso y no supo retomar el control del partido. Holanda se quedó con la pelota y empezó a jugar como hasta ahora: sin demasiado brillo pero con mucha efectividad. Los europeos encontraron el segundo de un tiro de esquina. La pelota al primer palo la peinó Kuyt y en el área chica la encontró Sjneider a los 67. El 2 a 1 fue un impacto que los de Dunga no pudieron asimilar. La cosa se terminó de complicar cuando Felipe Melo fue bien expulsado a los 73.
Los últimos minutos fueron emotivos por culpa de Holanda, que falló situaciones propicias para liquidar, y porque la entrega de Lucio y alguna chispa de talento de Kaká mantuvieron la ilusión brasileña.
Al final hubo fiesta holandesa y decepción brasileña porque se le escapa otro Mundial de una forma que tendrá consecuencias inmediatas y porque la sexta estrella deberá seguir esperando.