Estas exhumaciones, inesperadas y matutinas, se hicieron a petición de Valentin Ceausescu, el único hijo con vida de los tres que tuvo el dictador comunista, y de su yerno Mircea Oprean.
Hace años ya que los dos dudan de que los restos enterrados en el cementerio de Ghencea, alejado del centro de Bucarest, sean realmente los de Nicolae Ceausescu y de su esposa.
Por miedo de que las tumbas fueran profanadas, las autoridades enterraron por la noche a los esposos Ceausescu tras ser ejecutados en 1989, bajo cruces con nombres falsos, según testigos. De aquí que surgieran dudas entre algunos familiares del matrimonio.
Oprean y Valentin Ceausescu pedían desde hace años que el ministerio de Defensa realizara pruebas de ADN.
"Me inclino a pensar que los restos son los de mis suegros, pero no puedo estar seguro al cien por cien hasta que no se hayan hecho las pruebas de ADN", declaró Oprean a los periodistas en el cementerio después de la exhumación. El resultado de estos análisis podría tardar meses, añadió.
"Vi los cuerpos. Reconocí el abrigo oscuro de mi suegro. Tenía agujeros, igual que los pantalones", contó Oprean, marido de la difunta Zoia, confirmando que se trataba de agujeros de balas.
Nicolae Ceausescu dirigió Rumanía con mano dura desde 1965 hasta el desmoronamiento de los regímenes comunistas de Europa del Este en 1989.
Después de la represión sangrienta de manifestaciones populares a mediados de diciembre en Timisoara (oeste) y Bucarest, el dictador huyó de la capital rumana en un helicóptero, el 22 de diciembre de 1989.
Fueron detenidos pocas horas después y tras un juicio sumario a puerta cerrada en un cuartel militar de Targoviste (este de Bucarest) murieron ejecutados por bala.
Cada año, un puñado de nostálgicos del régimen de Ceausescu conmemoran su muerte frente a su tumba del cementerio de Ghencea, visitada asimismo por numerosos turistas.
La familia quiso que la exhumación se hiciera en privado, sin periodistas ni público.
Pero en cuanto se les dio sepultura, algunas personas depositaron fotos del dictador sobre su tumba, constató una periodista de la AFP.
Si no se trata de los restos de los esposos Ceausescu, el yerno advirtió que llevaría al Estado rumano ante los tribunales.
Oprean y Valentin Ceausescu cuidan con esmero la imagen del ex dictador. Por eso, según el abogado de Valentin, registraron hace dos años la "marca Ceausescu" e intentaron prohibir recientemente una obra teatral sobre él.
Los historiadores estiman que, al día de hoy, persisten sombras en los acontecimientos de 1989 que desembocaron en la caída de Ceausescu.