Burstein estuvo ayer en Montevideo, invitado por el Comité Central Israelita del Uruguay, para participar del acto recordatorio a 16 años del atentado contra la sede la Asociación Mutual Israelita Argentina.
La historia entre Burstein y Macri comenzó cuando a fines de 2008 se rumoreó que el jefe de gobierno porteño nombraría como jefe de la nueva Policía Metropolitana al Fino Palacios, el hombre que desvió la investigación sobre el atentado a la AMIA, acto por el cual fue procesado. Lo que Palacios hacía era alertar a los indagados de que iban a ser allanados.
Fue por esto que los amigos y familiares de las víctimas de la AMIA pidieron reunirse con Macri, con la intención de plantearle su disconformidad por la posible designación. “Le queríamos decir estaba contratando a un funcionario que se desempeñó de mala manera, que nos engaño. Que no tuvo lo que había que tener en el juicio, porque siendo el testigo estrella no pudo corroborar lo que dijo durante tantos años”, explicó Burstein.
Pero Macri no los recibió y a mediados del año 2009, el Fino Palacios se convirtió en el primer jefe de la Policía Metropolitana. Sin embargo la historia no terminó ahí.
Estando en Estados Unidos, Burstein recibió una llamada de su hija. “Me pidió que la llame urgente por otro teléfono. Me dijo: llamó una persona que dice ser tu amigo y dijo que tengas cuidado porque el Fino Palacios te mandó a pinchar el teléfono terminado en 07”, contó. La causa comenzó a investigarse y se supo que esa afirmación del amigo anónimo era cierta.
Ocho meses después, el 14 de mayo de este año, el juez Norberto Oyarbide acusó Macri de ser “partícipe necesario de una asociación ilícita” en la causa de escuchas ilegales. “Macri fue el gran defensor del Fino Palacios y en todas esas causas todos terminaron procesados, desde el ex presidente Menem, pasando por el juez Galeano y los fiscales. ¿Por qué? Porque cuando les pedimos que nos escuche en persona dijo: no, para que tengo que reunirme si los puedo escuchar igual, les pincho el teléfono y los escucho de mi casa tomando un whiskicito. Y así nos escuchó”, expresó Burstein.
Burstein afirma que el objetivo de las escuchas telefónicas era intimidarlo, desprestigiarlo y hacerlo callar. “Me mandó pinchar el teléfono para saber qué hablábamos, para saber si tengo una amante, si tenía negocios turbios, que no pudo demostrar y que no tengo tampoco. Nunca entré a una comisaría y jamás estuve procesado. Me podían seguir escuchando lo que quieran”, sostuvo.
La ex esposa de Burstein y madre de sus dos hijos, Rita Worona, fue una de las 85 personas que murieron el 18 de julio de 1994 en el atentado a la AMIA. “Me siento tranquilo respecto del procesamiento de Macri. Es un bálsamo saber que la justicia funciona después de tantas decepciones y que funciona más allá de nombres y apellidos, más allá de los cargos de quienes están siendo investigados. Nos hizo mucho daño a mi familia y a mí”, dijo Burstein.
El 19 de mayo, Macri apeló el procesamiento que dictó el juez Oyarbide y además recusó al juez argumentando que el magistrado había recibido presiones para perjudicarlo en la causa.
El jueves 15 de julio, la Cámara Federal, por unanimidad, confirmó el procesamiento y sostuvo que Macri “conoció y prestó su consentimiento para instalar” en el gobierno de la ciudad “un aparato de inteligencia prohibido, del que se habría servido”, para espiar a Sergio Burstein y su cuñado.
Informe del periodista Gabriel Farías, No toquen nada (Océano fm)