Pésima noticia para el gobierno venezolano, seguida de otra no tan mala pero igualmente negativa. El esqueleto de Simón Bolívar desapareció durante más de dos horas, teniendo en vilo a todo el gobierno chavista, incluido el propio Hugo Chávez. Él mismo fue quien descubrió la trágica falta de los huesos, al abrir su frigobar y notar de inmediato la ausencia del libertador. Según fuentes oficiales, el Presidente Chávez, que no confía en ningún colaborador lo suficiente como para dejarlo a cargo de los restos del héroe de la patria, dio la orden de guardar al prócer en una heladerita de vinos que tiene en su habitación, durante el tiempo en que no se le realicen estudios (a ambos: al esqueleto de Bolívar, y a Chávez, que quiere saber si tiene el mismo ADN, o si de alguna manera científica puede comprobar que es la reencarnación del histórico caudillo).
Imagen de los restos de Bolívar, que para ser un esqueleto se mantiene en buena forma
Pero el domingo, cuando Chávez fue a mirarse en su espejo del pasado, a tocar por enésima vez lo que cree son sus propios restos de su reencarnación anterior, el esqueleto de Bolívar no estaba. Las alarmas se activaron en toda Venezuela, los teléfonos sonaron en los despachos de los Ministros, Chávez se hundió en el desánimo, y Ricardo Montaner empezó a componer una canción llamada “Esqueleto de un amor que huye como una sombra entre la hierba”. Dicen en Caracas que la angustia del líder venezolano fue tal, que hasta declinó expropiar dos empresas en ese lapso, ante la sugerencia que le hiciera su Ministro de Estado Anímico Bolivariano, quien lo vio con dificultad para disfrutar de la vida e intentó insuflarle el espíritu. “Ofrecerle expropiar empresas a Chávez es como invitar a un niño a tomar un helado, no falla nunca, lo saca de cualquier declive anímico. Pero esta vez no funcionó, por eso nos preocupamos”.
Todo parecía oscuro, hasta que dos horas más tarde el esqueleto de Bolívar fue sorprendido en un Shopping de Caracas comprándose un plasma de 42 pulgadas. “Para ver la guerra”, soltó animado, dicharachero, ante la pregunta del vendedor que lo reconoció de inmediato. Todo esto según contara el propio empleado del local a la prensa, poco tiempo después de acaecido el hecho, y poco tiempo antes de desaparecer de Caracas. “Y me pagó en dólares… a mí se me hace muy poco patriótico que los restos de Bolívar paguen en dólares”, aseguró el ya ni me acuerdo del nombre, olvidé todo, no hay registro de su presencia en este mundo dentro de mi memoria. De cualquier manera no existe ni existirá confirmación alguna de ese diálogo.
Los restos de Bolívar se llevan un televisor de oferta, pantalla plana y bolivariana, con HD revolucionaria, a sólo USS 1200, ¡una pepeganga!
El esqueleto que fuera sacado del féretro con el objetivo de hacerle unos análisis (y orearlo un poquito también, por qué no) volvió a su lugar, pero el entuerto no pasó desapercibido. Si bien las alarmas se desactivaron, los teléfonos en los despachos ministeriales dejaron de sonar, Chávez volvió a su estado de ánimo ideal y decidió expropiar el Shopping por incitar al consumismo al héroe de la patria, y Montaner se abocó a componer una canción llamada “Soy Feliz, Soy Feliz, Vamos que la Vida es una Fiesta II, segunda parte, si los agarré una vez por qué no hacerlo dos”; algunos analistas aseguran que no es demasiado positivo el signo que está dando el esqueleto de Bolívar: “El momento exige el compromiso patriótico y la solemnidad propia de una situación tensa binacional, al borde de lo bélico, tan seria que ameritó la presencia del mismísimo Maradona en el momento en que Chávez rompió relaciones con Colombia. Que el esqueleto de Bolívar esté en un shopping comprando un plasma no responde demasiado a esos parámetros… no es que uno quiera cuestionar la actitud de los huesos del prócer de la patria, pero deja mucho que desear”, comentó a darwin180 uno que actuaba en todas las telenovelas venezolanas haciendo de marido de Catherine Fullop, antes de que la alcahueta del imperio esa se fuera con el hermano de Gabriela Sabatini.
