“Vivir para el placer no es sinónimo de frivolidad”

Para un caribeño, residente en la Isla Margarita, seguramente la semana más fría del año en Montevideo debió ser un desafío. El cocinero venezolano “Sumito” Estévez la enfrentó con buen humor. Llegó para un ciclo de tres cenas en el Bar Tabaré. Este viernes será la segunda y el sábado la tercera. Con 180 habló de El Gourmet.com, la cocina y el conflicto entre su país y Colombia.

Actualizado: 06 de agosto de 2010 —  Por: Mauricio Erramuspe

“Vivir para el placer no es sinónimo de frivolidad”

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Luego de Montevideo, vendrán Bogotá, Quito y la ciudad de Guatemala. Es que está en temporada de viajes para presentar su cocina en distintos países. Su costumbre es reunir esos viajes en un trimestre para dedicar el resto del año a los dos restaurantes que tiene en Venezuela, uno en Caracas y el otro en la isla donde vive, su escuela de cocina y, claro, las grabaciones para el canal El Gorumet.com que lo han hecho popular en toda Latinoamérica.

En diálogo con 180, contó que siempre le interesó la cocina y llegó a los 18 años sabiendo de gastronomía. Es licenciado en Física pero optó por dedicarse profesionalmente a la comida hace 21 años. Dos tercios de ese tiempo los pasó cocinando en distintos restaurantes como empleado, lejos de los medios de comunicación.

Una vez en la televisión pudo independizarse y generar una carrera internacional en la que dice que se puede dedicar sólo a crear. Sus asistentes se encargan de las coordinaciones, las compras, las agendas y los caché… “Para ser honesto yo no sé ni dónde compraron el chocolate ni con qué dinero lo pagaron. Mi problema es que esté ahí cuando lo vaya a utilizar”, dijo.

¿A qué responde este boom de la cocina, de los programas de gastronomía?

No lo sé… A mí me agarró, yo empecé en cocina hace 21 años y no existía el fenómeno mediático, no nos entrevistaban. Hace siete años me llamaron para hacer televisión, pasé 13 años cocinando sin tener ningún tipo de contacto con los medios. De repente me encontré envuelto en la vorágine mediática que ha agarrado mi oficio. Yo no sé muy bien qué hizo que se pusiera de moda pero es indudable que se volvió una moda.

¿Y qué hace que un cocinero se destaque en ese tipo de productos? ¿La simpatía, la originalidad en los productos…? ¿Qué fórmula utilizás vos?

En el caso particular de la televisión obviamente te tiene que gustar. Yo lo veo honestamente como uno de los tantos caminos que te ofrece el oficio de la gastronomía. Puedes hacer televisión, escribir libros, dar clases, trabajar en un barco, tener tu propio restaurante… Es entrenarte para una de las formas del oficio.

Sí tengo claro que tienes que ser naturalmente mediático para poder salir en televisión. Puedes ser un gran cocinero y no tener la simpatía que requiere la pantalla o la dicción, el tono de voz. Hay un montón de factores que entran en juego.

De lo que sí estoy seguro es de que no hay manera de salir en televisión sin saber cocinar. Es muy difícil hacer cocina en televisión. Siempre ha habido como una matriz de opinión de que el cocinero mediático no es el mejor cocinero. A mí mismo me quedaba la duda cuando no sabía lo que significaba estar en televisión. Pero después empecé a conocer a muchos cocineros que salen en televisión y que no han tenido restaurantes, y son muy buenos cocineros.

En tus programas hacés una apelación constante a lo sensorial de la cocina: los olores, el tacto en los productos… ¿De dónde viene eso?

En mi caso es natural, no apelo a eso. Es mi manera de ser. Pero no sé… los caribeños somos sensuales en general. Es una cosa muy caribeña. El caribeño apela a los sentidos.

¿Cómo impactó la salida de Narda Lepes de El Gourmet.com?

La verdad es que no lo sé. En El Gourmet no estamos nunca juntos, el canal cuando decide que quiere a alguna de las figuras le pide a las productoras que hagan eso como un trabajo independiente. No existen “los estudios de El Gourmet”. Ahora en lo inmediato no creo que haya impactado del todo todavía en el público porque sigue en ambas señales. La he visto tanto en El Gourmet como en Utilísima. Así que la más beneficiada ha sido ella.

¿Cuáles son las tres o cuatro cosas que no deberían faltar en una cocina?

Están las obvias que son tabla y cuchillo. Sin eso no se empieza, buen cuchillo y buena tabla. Es impresionante la cantidad de personas que tienen muchos aparaticos en su casa pero no tienen un buen cuchillo y una buena tabla. En tercer lugar: una gran olla que le permita a uno desde hervir un huevo hasta a hacer un estofado. Creo que uno puede resolver mucho con esas tres cosas.

¿Y en cuanto a los productos?

No… un libro de cocina. Los productos son para comérselos, no hay que tenerlos. Eso es como la gente que compra una botella de aceite de oliva pero la tiene guardada. Después cuando la va a usar no sabe a nada. Entonces los productos hay que usarlos. Además sería muy aburrido tener siempre los mismos tres o cuatro. Por eso diría que es mejor un buen libro de cocina, abrirlo en cualquier página y experimentar.

Leía en tu página que un cocinero “vive por y para el placer”. Uno tiende a pensar en esa imagen al hablar de ellos, como gente de muy buena vida. ¿Qué lugar ocupa la realidad, los problemas sociales, etcétera?

No hay manera de vivir ajeno. Tengo hijos y me preocupa su futuro. Es inevitable. Cuando digo lo de por y para el placer es que es la característica del oficio, de ser un servidor. El goce tuyo se fundamenta en el goce ajeno. Eso es lo que quiero decir. Pero el vivir por y para el placer nunca es un sinónimo de frivolidad.

¿Cómo ves el diferendo entre Colombia y Venezuela?

Que dos locos pueden llevar a un país a la guerra y que es triste que eso suceda.

¿Creés que eso puede pasar o es más un fuego de artificio?

Puede pasar en la medida que haya dos locos dispuestos a hacerlo. Para ir a una guerra no se necesita un pueblo sino un militar.

¿Y cómo ves a Venezuela?

Ni me da dolor ni me da alegría… Es el único pasaporte que tengo en la vida y decidí construir para y desde Venezuela. El tema político es un tema que me gusta relativamente poco porque soy latinoamericano y sé que cada 10 años pasa algo nuevo… Siempre.

Fuiste muy categórico en tu respuesta sobre el diferendo con Colombia y llegás a Montevideo con el auspicio de la Embajada de Venezuela. Me sorprendió.

Yo tampoco creo que en la embajada aquí quieran la guerra. No creo que haya nadie en su sano juicio que quiera la guerra. Por eso te digo que creo que es un problema personal entre dos presidentes.