En el mundo hay 31 países que tienen centrales nucleares y 50 que están considerando la posibilidad de tener una. En Uruguay, el debate sobre energía nuclear como una alternativa posible en el futuro quedó claramente instalado cuando el presidente Tabaré Vázquez convocó a los líderes de la oposición para hablar del tema. Después de esa reunión todos se mostraron conformes con la idea del gobierno de comenzar a debatir el tema que hasta ahora aparecía casi como un tabú para la sociedad uruguaya.
Ramón Méndez estuvo en No Toquen Nada este martes y dijo que Uruguay ya está en fase 1 del proceso de incorporación de generación nucleoeléctrica. Esto no significa que necesariamente el camino a recorrer sea el de la próxima instalación de una planta ya que el concepto de fase 1 según el Organismo Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas es el de análisis de la viabilidad y conveniencia de la utilización de energía nuclear en un país.
Méndez es director nacional de Energía y Tecnología Nuclear en la órbita del Ministerio de Industria y Energía. Además es doctor en física, docente grado 5 de la Facultad de Ingeniería. Fue uno de los integrantes de la comisión conformada por UTE, la Dirección Nacional de Medio Ambiente, la Facultad de Ingeniería, la Dirección Nacional de Energía y la Autoridad Reguladora Nacional en Radioprotección que redactó un documento que fue entregado al presidente Tabaré Vázquez como una especie de puntapié inicial de la discusión.
El informe (en el adjunto) es un documento que plantea en 119 páginas la historia y la situación mundial de la energía nuclear, la tecnología nuclear, los efectos de la radiactividad, la seguridad nuclear, la cuestión de los residuos, el contralor de la energía nuclear y el régimen de salvaguardias para el uso pacífico de la energía. Además, en la segunda parte entra en los elementos del dilema nuclear en el caso uruguayo. Allí aporta una descripción del sistema eléctrico nacional en la actualidad, los posibles impactos de la implantación de una planta nuclear en Uruguay y, finalmente, maneja los elementos a tener en cuenta para tomar una decisión fundamentada sobre el tema. Las conclusiones y recomendaciones del documento señalan que el país no está actualmente en condiciones de tomar una decisión respecto a la implantación o no de tecnología nuclear pero que si vale la pena acumular toda la información posible y comenzar a dar el debate que como resultados posibles puede tener un si, un no, o un todavía no se sabe.
Méndez recordó que existe un primer plan nacional de energía a largo plazo que en el capítulo de diversificación de la matriz energética hace especial énfasis en las energías renovables. Respecto al mapa eólico de Montevideo, recientemente presentado, Méndez dijo que el potencial de energía eólica de la capital puede permitir que dentro de tres o cuatro años el consumo de la Intendencia capitalina pueda ser totalmente cubierto por esa fuente.
Para Méndez el presidente Vázquez fue claro a la hora de decir que Uruguay tiene que estudiar el tema, lo que no significa estar a favor o en contra de la instalación de una planta. La decisión tomada fue ingresar en la fase uno “lo que se llama la fase de preestudio, donde el país pone sobre la mesa la globalidad de temas que uno tenga que tomar en cuenta para una decisión fundamentada. Si la decisión llega a ser positiva se pone en marcha la frase dos que tiene que ver con toda la infraestructura que está alrededor de una central nuclear”, explicó Méndez. También recordó palabras del experto internacional Ian Facer que dijo que para un país como Uruguay el desafío de tener una planta nuclear es superior al que se planteó Estados Unidos en su momento de poner un hombre en la luna.
Un tema fundamental para analizar la viabilidad de un proyecto nuclear en Uruguay es el hecho de la magnitud de la demanda eléctrica uruguaya y el tamaño de las centrales nucleares que hasta ahora ofrece el mercado. Un concepto básico de política energética es que una planta nuclear no debe superar el umbral del 10% de la demanda eléctrica ya que, en caso de falla o detención, sería un bache demasiado difícil o costoso de cubrir. Hasta el momento las centrales disponibles en el mercado no tienen el tamaño que necesitaría Uruguay para no excederse en tamaño e incurrir en riesgos e impactos negativos en la red eléctrica.
Méndez también enfatizó la necesidad de un consenso social por detrás de un posible proyecto de instalación de una central nuclear. “De nada sirve decir que es una solución bárbara para Uruguay, además es barata y protege bien el medio ambiente si no hay un apoyo político sólido o si la ciudadanía no se encolumna detrás de esa decisión. Un cambio de gobierno o un plebiscito en contra de la energía nuclear puede generar un costo hundido enorme. Después de que uno prende una central nuclear no la podés apagar por varias décadas, ni siquiera los países más en contra de la energía nuclear han apagado sus centrales sino que tiene planes para ir desmantelándolas”, advirtió el director nacional de Energía.
Respecto a los posicionamientos en un debate que tiende a polarizarse, Méndez dijo que puede entender a quienes se posicionan claramente en contra de la energía nuclear pero no a los que están pasionalmente a favor (escuche esta reflexión en el audio adjunto).