Al final, Peñarol consiguió lo que buscaba. Está en la siguiente ronda de la Copa y ahora jugará por octavos ante el Goias de Brasil. Para conseguirlo sufrió más de la cuenta por errores propios en las dos áreas que le pudieron costar más que un susto. El equipo de Keosseian fue acompañado por una multitud que liberó tensiones cuando en el último instante el árbitro marcó penal y Pacheco liquidó la historia.
La noche en el Estadio comenzó con un homenaje conmovedor. Los jugadores aurinegros salieron al campo exhibiendo una pancarta recordando a Rodríguez y luego se produjo un instante para destacar. Las 40.000 personas aplaudieron de pie durante el minuto que recordó al jugador fallecido el sábado.
A la hora del partido, Peñarol tuvo todo para asegurar la clasificación antes. Con Matías Corujo por Fabián Estoyanoff como única variante respecto del equipo que salió ante Miramar, el Carbonero cargó su juego por las bandas. Por la derecha a través de Corujo, de gran partido, y por izquierda con Emiliano Albín, de buenos minutos iniciales. Pero ninguna de las situaciones las concretó.
Ante la falta de Pacheco, el equipo no tuvo demasiada pausa pero así y todo, mantuvo durante el primer tiempo el control del juego. Sin embargo, en las pocas aproximaciones del Barcelona se notó que la defensa no estaba firme.
El partido fue pasando y el Carbonero no lo cerraba. Los jugadores ofensivos desperdiciaban situaciones propicias y los ecuatorianos comenzaron a creer en el milagro. Más aún cuando sobre los 60 minutos Peñarol se salvó de milagro tras un cabezazo de un delantero visitante.
Keosseian se dio cuenta que la cosa se complicaba y puso a Pacheco. Sobre los 70, en el peor momento aurinegro, Corujo desbordó por la derecha y puso un centro perfecto que Ramis transformó en el 1 a 0.
Ahí pareció que llegaba el momento del festejo. Pero nueve minutos después, un centro de Sánchez Prette se cerró, Sosa lo tomó en la línea, se fue unos centímetros para atrás y se metió en el arco con pelota y todo. El línea marcó el gol que sorprendió a todos.
Los minutos que siguieron al empate fueron difíciles para Peñarol, que si bien seguía clasificando estaba a un gol de la eliminación. Barcelona tuvo un cabezazo que Sosa mandó al tiro de esquina y que paralizó a la gente. La cosa se complicó tanto, que el DT puso a Darío Rodríguez en lugar de Corujo para tratar de asegurar el resultado.
Cuando Keosseian miraba la hora desesperado, la gente rogaba para que López lo terminara y los jugadores hacían correr el reloj con la pelota contra el banderín del corner, una buena habilitación para Ramis terminó en penal. Pacheco se encargó de anotarlo y de acabar con el sufrimiento.