"Twitter es la herramienta periodística más poderosa que ha aparecido en los últimos... umm... diez años", dice Rusbridger. Y fue consciente de eso desde un comienzo. Cuando los medios limitaban el acceso de los periodistas a las redes sociales, él obligaba a los 640 integrantes de su redacción a que abrieran una cuenta en Facebook. Lo mismo hizo luego con Twitter.
"Cuando apareció Twitter pensé que eso no tenía nada que ver con el periodismo. Fui tan estúpido. Durante tres meses pensé: 'Soy demasiado viejo para esto'. 'Solo 140 caracteres, paso'. Estaba completamente equivocado. Los medios de comunicación que tengan una visión demasiado estrecha de lo que es el periodismo y cómo se hace están condenados", dijo en la entrevista con el diario español.
Rusbridger sostiene que los medios tradicionales abandonaron el periodismo de investigación sobre las grandes compañías y los centros de poder. Y por eso la gente busca esa información en medios como el sitio Wikileaks, que publica documentos desclasificados, blogs o en las redes sociales.
“¿Qué ha pasado para que los periódicos tradicionales hayan sido sobrepasados, desde el punto de vista de confianza de la gente, por un australiano y una panda de hackers ubicados en distintos puntos del mundo? ¿Qué han hecho ellos y qué no hemos hecho nosotros?”, pregunta. Y se responde: “A la gente le gustaría que nosotros investigáramos a esas grandes empresas, a esos centros de poder, que hiciéramos reporterismo del bueno. Pero ese tipo de reporterismo es caro, y pensamos que no es demasiado sexy, así que dejamos de hacerlo”.
Confiado en su instinto, entonces, piensa que los medios deben ser radicales en la incorporación de las posibilidades del mundo digital. “Esta filosofía de estar abierto, publicar, enlazar, hacer que la información esté disponible, es una idea simple y poderosa. Como medio de comunicación, tienes dos opciones: puedes ser parte de ese mundo abierto o decir: 'Lo que hacemos es tan valioso que lo vamos a esconder aquí", afirmó.
Dice que “lo conservador ahora es ser radical”. “Pensando en el futuro de The Guardian, en conservarlo, ¿debo ser conservador o radical con Internet? Viendo las posibilidades de futuro del papel, que no pintan muy bien, si quiero ser conservador en la cuestión de proteger The Guardian, mi instinto me dice que debo ser más radical en lo digital".
Así defiende que “la web es una cuestión de estar abierto, de enlazar información. Periodísticamente, creo que es mejor ser parte de este sistema: si estás abierto y colaboras, toda la información que hay allí te hará ganar en riqueza, en poder y te dará recursos que tú no vas a conseguir por tu cuenta. Así que creo que hay un imperativo periodístico y otro financiero para estar abierto. Enlazando a otros sitios, publicando tal vez material de otros, nos convertimos en una plataforma de contenido y no solo en editores del nuestro. Creo que esta es una idea que tiene mucha fuerza”.
Actualmente el sitio web de The Guardian tiene 35 millones de usuarios únicos y en 2009 facturó 48,6 millones de euros, el 10% del total de ingresos de la compañía. Hace seis meses incorporó la venta de aplicaciones para iPhone y ya tiene 120.000 usuarios por esa vía. Diariamente se venden 286.000 ejemplares de papel de The Guardian.
"Debemos ser inteligentes con todas las nuevas plataformas que están surgiendo y encontrar la manera de adaptar nuestro periodismo a las plataformas, al software y a los hábitos de los lectores", afirmó.