En enero de 1997 los responsables del fútbol juvenil de Newell’s Old Boys de Rosario, alertaron a Jorge Messi del problema de su hijo. Leo ya era figura de las formativas del club pero su desarrollo no era normal. En julio de 1998, cuando Messi acababa de cumplir los 11 años, medía 1,32 metros y pesaba 30 kilos, una edad ósea correspondiente a un niño de 10 años. Fue allí que, tras los estudios en una clínica rosarina, comenzó con un tratamiento consistente en inyectarse diariamente una dosis de Levotiroxina, una hormona que se produce en el tiroides y actúa aumentando el metabolismo de base. El tratamiento costaba 900 dólares por mes. Con la promesa de pagar ese dinero, el Barcelona se lo llevó a Catalunya
Cuando llegó al Camp Nou ya medía 1.48 y pesaba 39 kilos. Todavía presentaba un retraso en su crecimiento de un año. El argentino presentó a los servicios médicos del Barça un certificado en el que se recogía todo su historial.
Una nota de El País de Madrid cuenta que un mes después de su llegada a Catalunya Jorge Messi se plantó y, harto de dar vueltas por las instalaciones del Camp Nou, amenazó con llevarse a su hijo si el Barcelona no le firmaba ya mismo un contrato. A Rexach, director deportivo del club, el ultimátum le sonó tan serio y el niño le parecía tan bueno que tomó una servilleta de papel y en un restaurante, escribió: "Yo, Charly Rexach, en presencia de Horacio Gaggioli representante de la empresa Marka y que actuó en nombre de la familia Messi y Josep Maria Minguella, me comprometo a la contratación de Lionel Messi en las condiciones pactadas y a pesar de la contra interna que existe en el club".
El padre de Messi se dio por satisfecho con la servilleta. Sin embargo los problemas siguieron porque la directiva presidida por Joan Gaspart tuvo una fuerte interna a propósito de la contratación del argentino.
Pero apareció en escena Juan Lacueva, director general adjunto del Barca y responsable del fútbol juvenil. "El Barcelona estaba preparado para fichar a Saviola, pero era la primera vez que tenía una joya semejante de 12 años. Si no es por Lacueva difícilmente se habría quedado Messi en el Barça", reconoció a El País Minguella, representante de jugadores, socio del club y testigo de los acontecimientos.
"Hice mi trabajo. Para eso me pagaban", explicó Lacueva, quien admitió que a pesar de las contras internas y sin autorización de la directiva, compró las primeras dosis de la hormona del crecimiento en una farmacia cercana al Camp nou para que Leo siguiera con el tratamiento que había comenzado en Argentina. "Había que hacer cosas o se largaba", indicó. .
Messi dividió al club. Algunos técnicos que no quisieron dar el visto bueno a la contratación mientras otros la exigían sin reservas, con Quimet Rifé, responsable de la cantera, y Rexach a la cabeza. "Rifé me dijo que había que hacer un esfuerzo y firmarle un contrato con perspectivas de futuro. Rexach era más vehemente. Así que les pedí un informe para justificar mi gestión ante la directiva", recordó Lacueva. Rexach lo confirmó: "Sí, es cierto. Alguien me pidió por escrito el informe. ¿Qué puse? ¡Que era un niño acojonante!"
Aquel primer documento garantizaba siete millones de pesetas (unos 45.000 dólares) al padre del jugador por un puesto de trabajo dentro del fútbol base. "Era tan novedoso que garantizaba pagos por concepto de imagen si el chaval llegaba al primer equipo”, dijo Lacueva a El País. Agregó que "aquel documento terminó por originar otro fuego", porque un directivo explotó cuando se enteró de que había negociado un acuerdo sin el beneplácito de la junta, se negó a firmarlo y acusó a Lacueva de estar cobrando una comisión por fichar a Messi.
Pasados 10 años de aquel 17 de septiembre de 2000, Messi ya acumula dos Champions, cuatro Ligas, una Copa del Rey, cuatro Supercopas de España, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes con el Barcelona, además de un Balón de Oro conseguido en 2009.