El primer ministro Fredrik Reinfeldt, de 45 años, espera llevar a su coalición de cuatro partidos a un segundo mandato de cuatro años, lo que sería un logro sin precedentes para los conservadores en casi un siglo.
Su victoria sería para los socialdemócratas una ruptura en el ejercicio del poder en Suecia, donde dominaron la vida política durante los últimos 80 años y son considerados como los guardianes del célebre Estado del bienestar sueco.
Cuatro encuestas publicadas el sábado dan a la alianza del primer ministro como favorita, con entre tres y nueve puntos porcentuales de ventaja sobre la coalición de izquierda, a pesar de que la diferencia entre los dos bloques se redujo durante los últimos días. La jefa socialdemócrata y líder de la oposición, Mona Sahlin, de 53 años, reiteró el sábado su esperanza de convertirse en la primera mujer que ocupe la jefatura del Gobierno en Suecia.
El fin de la campaña electoral se centró en la economía y en el futuro del Estado del bienestar, pero los dos dirigentes insistieron sobre todo en la importancia de lograr una mayoría importante para contrarrestar el auge de la extrema derecha, que -según los sondeos- podría entrar en el Parlamento.
Tan solo unos escaños bastarían para que tuvieran un papel de árbitro. Los tres sondeos del sábado atribuyen entre el 49,2% y el 51,2% de la intención de voto a la coalición gobernante, lo cual le otorgaría la mayoría absoluta (al menos 175 de los 349 escaños). La participación es generalmente alta en Suecia: en las últimas elecciones, fue del 82%.
