Sonsol: las cifras de rating son “cualquier cosa”

En 2010 Alberto Sonsol cumple 25 años como relator de básquetbol. Relata más de 150 noches por año y la primera charla romántica con su esposa se interrumpió por un partido. Afirma que La Hora de los deportes, el programa que conduce en televisión, se ve más “de lo que todas las encuestas dicen” y que una vez cambió el resultado de una medición por ir a presionar.

Actualizado: 24 de setiembre de 2012 —  Por: Joel Rosenberg

Sonsol: las cifras de rating son “cualquier cosa”

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Parece que en Uruguay los relatores tienen larga vida, ¿no? Ahora estás en Sport 890 y cumplís 25 años relatando básquetbol.

Sí, tienen larga vida… Yo creo que hay muchas condiciones para el relato, pero primero tenés que tener el fuego. No todos los periodistas pueden relatar, pero todos los relatores pueden hacer vestuario, planilla, estudio, hasta comentar si me apurás.

¿A qué le llamás “fuego”?

El fuego es, por ejemplo, que vos estés lleno de problemas y que llega el momento de que se prende la cámara de la tele o se enciende el micrófono y hacés un clic, y te olvidaste de todo y sos vos contra el mundo. Te transformás.

¿Cuántos partidos de básquetbol relataste en 25 años?

No, no tengo idea. Pero yo calculo que, por año, son entre 180 y 200. Ojo, tomo todo. Tomo local, internacional, Primera, Segunda, Tercera, Cuarta, juveniles, hemos hecho todo.

Esos 180 partidos son noches fuera de casa.

Voy a cumplir 23 años de casado. Me conoció así. Te digo más, yo la conozco a ella en Punta del Este, un día sábado, había sol, me acuerdo que eran las siete de la tarde. Estábamos en la Isla Gorriti, el sol cayendo, todo un glamour…

Ah, la hiciste romántica.

Yo fui a Punta del Este. La conocía porque era la hermana de un amigo. Justo la veo en la playa y nos ponemos a charlar. ¿Viste esas charlas que vos ves que van tomando cuerpo? Miro el reloj: ocho menos cuarto. Yo a las diez tenía que transmitir en la cancha de Sporting un Sporting – Cordón. Ocho menos cuarto, le digo: “mirá, ¿no te enojás? Está divina la charla, el sol, la isla, todo, pero el laburo es el laburo”. Quedó así, viste... Después me confesó que le gustó.

O sea que te conoció así.

Sí, sí. Ya era la vida mía.

En 25 años de cancha de básquetbol, ¿te has peleado muchas veces?

¿Peleado en qué sentido?

A las piñas.

No.

Porque alguna gente no lo sabe, pero el relator de básquetbol tiene a la gente muy cerca.

Al lado.

O sea, no es como en el fútbol que la cabina está arriba, separada.

No, estás loco. Como decía el Contador Damiani “uno no es una pepita de oro para que todo el mundo lo quiera”. Porque hoy gana tu cuadro y mañana pierde, y después gana otro y mañana pierde, y cuando gana –según dice la gente- “le das para adelante”. Y cuando pierde “le das para atrás”. Pero yo creo que la gente me respeta. No sé si me quiere, tampoco busco que me quiera. Pero sí por lo menos que me respete, que no me agredan.

¿Cómo te llevás con los rumores? Por ejemplo, cuando te fuiste de la Sport hubo datos de todo tipo que salieron de la radio. Que debías plata…

Por supuesto, de todos colores. Pero es parte de la popularidad. Lo que pasa que todo lo que nosotros hacemos, bueno o malo, trasciende de una manera… Porque en otro laburo pasan mil cosas, y de repente nadie se entera.

¿Pero lo tomás con calma?

Totalmente. Lo único que en una oportunidad me pasó, que a raíz de eso me llamaron para hacer una nota, y lo quisieron llevar el tema a mi vida personal. Y yo ahí lo que le dije: “Mirá, yo no tengo problema, ¿vos querés hablar de mi vida personal? Yo no tengo problema. ¿Pero vos estás dispuesto a atajar lo que yo sé de vos?”

La nota era en referencia a qué...

En referencia a mi ida a la radio. Tres días después de mi ida a la radio.

Porque te habían dicho lo de la adicción al juego.

La adicción al juego, y que me veían de noche saliendo y un montón de cosas. “¿Vos querés hablar de mi vida personal? Yo no tengo problema... Si vos decís algo de lo mío personal, yo te digo a vos que te vieron a las 3 de la mañana con tres morochos en Cerrito y Juan Carlos Gómez, y vamos a ver quién pesa más, si vos o yo. Si vos bancás, yo banco. ¿Qué querés? ¿Vos salir en andas y yo hundido? ¿Pero quién sos?” Te digo hasta la persona si querés, yo no tengo problema: Nacho Álvarez.

¿Te molestó la forma en que te preguntó?

Totalmente. Porque a mí me llama un productor y me dice “Alberto, mañana Nacho quiere hablar contigo”. “Cómo no, con mucho gusto”. A las 10 de la mañana. Termina el programa, 12 y 2 minutos, me llama él: “Alberto, ¿te dijo el muchacho de qué vamos a hablar?” “No, me dijo que querés hacer una nota conmigo. Con mucho gusto”. “¿Pero te dijo de qué vamos a hablar?”. “No, no me dijo, pero supongo que dentro de los parámetros normales: relato, cuántos años, tuya, mía, me gusta cómo relatás, sos un desastre relatando, me gusta cómo conducís, no me gusta”. “No, no, vamos a hablar de tu vida personal”, dice. “¿De qué?”, le digo. “No, de las cosas que se saben de vos”. Le digo: “Yo no tengo problema. ¿Vos querés entrar en ese terreno? Yo no tengo problema. ¿Pero vos aguantás la estacada?” “No, no, entonces no”, me dice.

Pero eso no fue al aire.

No, eso fue por teléfono. Pero te lo digo al aire acá, porque al final a la gente hay que sacarle la careta. A mí me parece de muy mal gusto eso, ¿entendés? ¿Me seguís o no?

Pero vos le podés decir…

No, no, nada. Porque mi vida personal es mi vida personal.

Pero vos le podés decir “no hablo” y nada más”.

No, porque yo veo una cizaña ahí que no me gusta. ¿Sabés las cosas que yo sé de periodistas, de jugadores, de técnicos? Y mi mundo se limita a lo que hacen adentro de la cancha, hermano.

Eso está bien. Igual uno puede contestar “de mi vida privada no hablo”.

Sí... No me gustó.

¿Y cómo llevaste eso en estos momentos con tu familia? Porque eso llega por todos lados.

Por supuesto. Y adoro a mi mujer por eso y a mis hijos más.

Porque te aguantan lo que viene.

No, porque yo hoy estoy encaminadísimo en lo que me encanta hacer, y de alguna manera con eso ya como un pasado, y lo asumo. Pero lo que no le permito a nadie, porque esto es muy chiquito, es utilizar eso para hacer un programa.

¿“El show de La Hora de los Deportes” puedo decir o te enoja?

A mí no me enoja, ¿cómo me va a enojar?

Porque hay momentos de show en los domingos de noche.

Pero es verdad. La gente me dice “¿cómo lo arman?”, y yo te pregunto a vos, que tenés años en esto: ¿vos pensás que eso se puede armar?

No, no. Pienso que en un momento se dieron cuenta de que eso funcionaba.

Está bien, pero no hay nada armado. No hay producción. Cada uno va a los partidos, ve los partidos, llega, se prende la luz de la cámara: “Señores, buenas noches, arranca La Hora”, título, título, título y ¡pum! Porque aparte el programa nuclea, para mí, formas de ver el periodismo, de ver el fútbol. Es heterogéneo, y ahí está la riqueza.

¿Perdieron con la ida de Julio Ríos?

Yo no juzgo esa parte, yo creo que eso lo juzga la gente. Mirá que ha pasado mucha gente por La Hora. Pero la base está. Podrás perder una opinión que te gustaba más, te gustaba menos, que le ponía más condimento. Yo creo que periodísticamente Julio rinde muchísimo, pero, te imaginás que no tuve nada que ver en el alejamiento de Julio como tampoco tuve que ver cuando vino. Yo me llevo muy bien con Julio.

¿Qué pensás del público al que llegan en ese momento?

Es variado. Es tan variado como la gente que le gusta el fútbol. Entonces vos me decís “definime el público de La Hora de los Deportes” y yo no te lo puedo definir. Lo que sí creo es que se ve mucho más de lo que todas las encuestas dicen que se ve. Eso a esta altura tampoco me importa. Ya tuve cuando empecé un agarrón lindo con ese tema, no me meto más.

El rating del programa.

Sí, no existe. La Hora de los Deportes para las agencias no existe. Pero no existe ahora. ¿Te acordás cuando se arma todo el lío de los goles del fútbol uruguayo? Que los canales no los daban. El único programa que tenía los goles los domingos de noche era La Hora de los Deportes. Entonces yo al mes miraba la encuesta de todas estas empresas que las hacen: 0.1, 0.2 y la que nos daba más: 0.3. ¿Esto cómo puede ser? Y los fui a encarar.

¿Fuiste a encarar a quién?

A los de las encuestas. “¿Pero cómo vos me vas a convencer a mí…”, le digo, “que La Hora de los Deportes, que es la única que tiene los goles en el país, marca 0.3? ¿Vos te das cuenta que no se la come nadie? Pongo a mi vieja a conducir el programa y dice ‘vienen los goles’, y tienen que verlo todo el mundo. ¡¿Y no lo ve nadie?! Es como que haya una sola carnicería en el país que venda carne. ¿A vos te parece que no va a vender?”. “No, Sonsol, lo que pasa…”, “no me explique, hermano, no me explique”. Después si querés te digo lo que me explicó. Le digo “No me expliques, hacé las cosas bien”. Cuando vos hacés tu laburo y no me roza el bolsillo, está todo bien. Ahora cuando vos hacés tu laburo y me estás perjudicando a mí, ahí vamos a tener problemas. “Entonces vos sabés lo que tenés que hacer. Yo no soy Sánchez Padilla, pero si vos querés te empiezo a pegar al aire”, le dije. ¿En qué terminó? A la otra encuesta estábamos tres con nueve, cuatro con cinco, yo qué sé, cualquier cosa.

No habla muy bien de las encuestas.

¡Horrible! ¿Vos querés que yo me preocupe del rating? Yo te pregunto a vos, Joel, que sos más o menos un ciudadano normal de este país: ¿No nos ve nadie? La Hora de los Deportes, ¿no nos ve nadie? ¿Sabés cuánto es 0.1 ?

1500 personas, 2000 personas.

¡Nada en televisión! ¡Nada! ¿No nos ve nadie?

¿Y ahora has ido a hablar de vuelta?

¡Qué voy a hablar! No sé si hoy mide eso, ya ni miro.

Lo comercial lo tienen bien resuelto.

No, no, tenemos que lucharla. Pero no miro. Es otra vez lo mismo, cuando vos estás seguro, que vengan degollando…

¿Cómo te llevás con eso de pasar del chivo a la “góndola”? Han hecho cualquiera. Para mostrar la luz que se encendía en la oscuridad, apagabas todas las luces del estudio

Y lo que pasa que mucha gente te pide eso, y se conoce como “el chivo”. El chivo se inventó para evadir el zapping.

Sí, claro.

Y bueno, fuimos acomodando el cuerpo. Pero se ve que algún don natural para hacer el chivo tengo también, porque mucha gente me pide “hacelo vos”. Y ta, lo hago yo.

Ah, para que no lo haga otro.

A ver, con todo respeto. Alfredo, que es divino, es como le digo yo “Alfredo, lo máximo que logró decir es: ‘es negocio”. Y toda la capacidad que tiene para otras cosas, que es un monstruo, para estas cosas no. Y bueno, cada uno tiene su don…