Razones del fracaso de Peñarol

Manuel Keosseian dejó de ser el DT de Peñarol. Se lo comunicó a los jugadores este martes por la mañana. El técnico se equivocó pero hay más responsables en la debacle aurinegra.

Actualizado: 23 de noviembre de 2010 —  Por: Diego Muñoz

Razones del fracaso de Peñarol

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Keosseian se reunió con los futbolistas y les comunicó su renuncia. Después habló con la prensa y explicó que "en estos momentos no podía aportarle a Peñarol lo que necesita" y que por eso prefirió "dar un paso al costado" para que "quien venga afronte esto con las ganas de dar vuelta los dos partidos sobre todo para la tabla Anual". El aurinegro está a cinco puntos de Defensor y debe jugar ante Central y Racing.

Indicó que "hubiese querido una revancha en el torneo Clausura, intentando armar el equipo que, después de estar unos meses acá, podría ser exitoso para el club. Las cosas no se dieron, esto es fútbol".

Antes de irse asumió su responsabilidad, agradeció al plantel, a los dirigentes y al gerente deportivo y le tiró un palo a la prensa. "Ustedes no son los responsables, pero el periodismo se ha contagiado de los programas de chimentos de la farándula argentina, muchos en vez de hablar de fútbol hablan de otra cosa", manifestó con razón.

Keosseian se reunió el lunes con el presidente del club, Juan Pedro Damiani, y juntos decidieron el final del ciclo. El entrenador sabe que el desempeño del equipo fue malo, que su incuestionable dedicación al trabajo no mejoró el rendimiento y que la hinchada lo quiere bien lejos. Esto estuvo arriba de la mesa y la conclusión final fue que todo estaba terminado. Si bien el presidente le dio la opción de dirigr los dos partidos que restan, Keosseian lo analizó y decidió renunciar ahora.

El sueño de todos es Diego Aguirre. Pero la Fiera no tiene en los planes retornar ahora. Sin embargo intentarán convencerlo.

Keosseian tuvo más errores que aciertos en el semestre. Peñarol fue de más a menos desde que comenzó la actividad oficial. El partido con Barcelona en Guayaquil lo jugó bien y lo ganó pero fue una excepción. Después comenzó la bajada, perdió el rumbo y terminó arrastrándose en el campo, jugó el clásico a no perder y no tuvo capacidad ofensiva para levantar el partido con Defensor que lo dejó fuera de la lucha por el título.

El principal error del técnico fue mantener la táctica de Diego Aguirre aún con jugadores que no podían ejecutarla. Y cuando la cambió, en el clásico, fue para defenderse. También es su responsabilidad no haber generado en el plantel la rebeldía necesaria para intentar dar vuelta algunos partidos. Ante los violetas, Peñarol ni siquiera sumó hombres en el área adversaria para intentar un milagro.

Sin embargo Keosseian no es el único responsable. Lo más fácil por estas horas es pegarle al DT y hacer ver que directa o indirectamente el fracaso se dio por su llegada.

El 22 de junio fue elegido como técnico de Peñarol. El gerente deportivo, Osvaldo Giménez, lo recomendó y la directiva lo aprobó. De entrada tuvo problemas. El día que comenzaba la pretemporada los jugadores decidieron dejar de entrenar. El plantel, en todo su derecho, tomó la resolución porque les debían cuatro meses de sueldo. Desde Sudáfrica Damiani prometió pagar un mes de sueldo pero los futbolistas no le creyeron. La situación se tensó al punto que Keosseian pensó en dejar el equipo. Cuando el presidente retornó del Mundial y pagó unos 250.000 dólares se retomaron los entrenamientos. Fueron 11 días de paro que retrasaron los trabajos. Quizá eso explique el rendimiento físico de varios de los futbolistas. Además en este semestre pasaron tres preparadores físicos. Comenzó Alfredo Jarodich, después estuvo provisionalmente Rodrigo Ortega y finalmente asumió Antonio Tchakidjian.

El DT insistió desde su arribo con la necesidad de sumar un centrodelantero. Le dijeron que no. Sin embargo Keosseian se encontró con la sorpresa que Carlos Bueno debía retornar al club. El técnico le había dicho que lo quería pero los dirigentes le negaron esa posibilidad a pesar de que Bueno tenía contrato con Peñarol por 20.000 pesos por mes. Votaron para que el futbolista se fuera del club por cuestiones personales. La medida resultó extraña. Bueno tuvo siempre la misma forma de ser. Sin embargo tres años antes, representado por Francisco Casal, Damiani le permitió que regresara a Peñarol poco tiempo después de que el jugador y su representante habían traicionado al club y al padre del actual presidente. Para esta temporada y a los pocos días que Bueno anunciará que se desvinculaba de Casal, Peñarol lo echó. El carbonero nunca encontró un centrodelantero de área. Diego Alonso dio una mano pero no es el jugador decisivo de años atrás.

Otra situación que desestabilizó la interna auriengra fue la de Matías Aguirregaray. El lateral fue vendido a la empresa Pro-Fútbol que anunció durante un buen tiempo la partida del futbolista hacia Europa. Esto perjudicó a Aguirregaray que bajó su nivel de forma notoria. La directiva debió decidir que no jugara más en el plantel y evitar esa incertidumbre diaria sobre el futuro del lateral.

Respecto del Peñarol campeón Uruguayo, se fueron Jonathan Urretaviscaya, Sergio Orteman y Gastón Ramírez. Los tres fueron decisivos para la obtención del título. Sus lugares fueron ocupados por Santiago Solari, Nicolás Domingo y Fabián Estoyanoff que llegaron con el consentimiento del DT y el gerente deportivo. Solari jugó fuera de puesto y no rindió, Domingo fue suplente y Estoyanoff mostró su peor versión desde que juega profesionalmente.

Ante la ausencia de velocidad por las bandas Keosseian se vio obligado a retrasar a Alejandro Martinuccio y a Antonio Pacheco. No lo hizo porque estuviera convencido sino porque no le quedó otra. En el torneo anterior ambos jugaron cerca del arco rival porque aprovecharon la explosión de Urretaviscaya y Ramírez pero en este equipo sin velocidad ni desborde se alejaron del área para generar juego y perdieron peso. Para peor el Tony vivió lesionado aunque no fue el único. El semestre se cierra con 15 jugadores lesionados.

El aurinegro tampoco pudo disimular la ausencia de Orteman. El técnico lo intentó con Marcelo Sosa quien aporta voluntad pero le falta juego. El equipo recibió más de un gol nacidos en pelotas perdidas por el Pato en la mitad de la cancha.

Pero lo peor que le pasó a Peñarol fue quedar afuera de la Sudamericana. Esa noche ante Goiás se terminó el gran objetivo del semestre y entrenador, jugadores y dirigentes se quedaron con las manos vacías y no se pudieron levantar.

Por todas estas cuestiones la debacle de Peñarol se vio venir. El técnico no le llegó al plantel, los jugadores se arrastraron en la cancha, el gerente deportivo falló en las contrataciones, el presidente siguió en su mundo irreal y el resto de la dirigencia tampoco estuvo a la altura. Otra cosa no se podía esperar. Algunos buenos resultados ocultaban un rendimiento alarmante que más temprano que tarde iba a estallar. Pero el fracaso tiene varios responsables. Aunque algunos se quieran salvar tirándole todo el barro a Keosseian.