La semana pasada premiaron con el Eslabón Solidario a Hernán Tajám y Enrique Fernández, de la productora HTV 3. Ambos son los responsables de la versión para sordos del documental.
El premio fue entregado por la Comisión Nacional Honoraria del Discapacitado, del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). El Eslabón Solidario reconoce a personas, empresas y medios de comunicación que fomentan la integración de personas con discapacidad y promueven la igualdad de oportunidades.
Tajám y Fernández adaptaron el documental que cuenta la historia del científico uruguayo y ex tupamaro, Henry Engler.
Hace años que están interesados por la comunidad sorda. Fernández trabajó en el Liceo 32, donde hay un ciclo básico para estudiantes sordos. Desde entonces ambos se interiorizaron en la problemática de los sordos en Uruguay.
Tajám describió el aislamiento que implica la sordera. “El aislamiento que tiene la comunidad sorda es muy grande. A pesar de que el ciego, por ejemplo, tiene muchísimos más empedimentos, el sordo es mucho más aislado. Una de las causas es que el sordo pasa mucho más desapercibido. Tu ves a un sordo en la calle y si no está haciendo las señas no te das cuenta de que tiene la discapacidad. En cambio a un ciego lo ves y te das cuenta enseguida de que lo es, tratás de ayudarlo. El sordo en cambio hasta te puede resultar agresivo porque para llamar tu atención te tiene que tocar porque no te puede hablar. Cuando hicimos la función, la sala estaba prácticamente llena y había algunos oyentes. Una periodista me comentó que al principio se sintió un poco nerviosa porque se sentía tocada por todos lados. Para pedirle premiso la tocaban y le hacían la seña de que querían pasar. Al principio queda como agresivo, en la sociedad tenemos una carencia muy grande. No somos concientes del grado de aislamiento que tiene la persona sorda”, explicó Fernández.
Antes de esta traducción de El Círculo, ambos intentaron hacer un informativo a nivel latinoamericano, pero no consiguieron el presupuesto. Después surgió la idea de adaptar la película.
La mayoría de los sordos va al cine, aunque tienen muchas limitaciones. No pueden ver las películas uruguayas porque no están subtituladas. Pero tampoco los subtítulos resuelven del todo la comunicación: los textos no están pensados para ellos y muchos necesitan, además, un intérprete.

La adaptación para sordos se exhibe todos los martes en la Sala Libertad.
Esta versión de El Círculo puede ser vista por sordos y no sordos. Ese es el elemento que más entusiasmó a la comunidad sorda, porque les permite comprender la película y además, compartirla con personas que oyen. “Hay gente que ha ido equivocada pensando que era la función normal y nos ha comentado que para nada les molestó, les resultó normal. Eso era un poco lo que nosotros buscábamos, no hacer algo que fuera exclusivamente para sordos y a ellos eso fue lo que más les fascinó. El 90% de ellos son hijos de oyentes, tienen la ilusión de poder ir a una sala de cine, poder comer pop como hacen los niños, poder disfrutar de una película. Ellos van muchísimo al cine, principalmente los adolescentes, los que están estudiando en el liceo. El tema es que no pueden ir a ver una película uruguaya porque van a las que tienen subtítulos y tampoco las siguen. Generalmente van a ver las imágenes, se ríen de algunas cosas pero no entienden la historia, se quedan con pedazos. Tiene que ir un oyente e ir haciéndole las señas para que el sordo pueda leerlas y acompañar la película. Para la persona que va acompañándolos es como una tortura, también”, dijo Fernández.La calidad de la película también estimula que todos puedan verla. Fue filmada con alta definición, que permite que la versión adaptada tenga la misma calidad que la original.
Adaptar la película fue un proceso complejo. Incorporaron intérpretes que ocupan un espacio grande en la película y le agregaron una subtitulación especialmente pensada para las personas sordas. Tajám describió cómo encararon ese trabajo. “El primer paso fue conseguir los intérpretes y lograr una traducción al lenguaje de señas que es como si fuera otro idioma. Los intérpretes se llevaron una copia de la película, estudiaron las palabras, tradujeron un trozo de la película y lo filmamos. Después, en posproducción se inserta eso en la película. Llevamos 15 o 20 personas a la Sala Libertad, entre sordos y familiares, y exhibimos esos 10 minutos. Discutimos un poco, intercambiamos ideas y vimos cuál era la mejor forma”, explicó Tajám.
En la película decidieron usar dos intérpretes. Una traduce la voz del protagonista. Y la segunda se encarga del resto de los personajes.
Durante el trabajo conocieron las dificultades que tienen los sordos para comprender los medios de comunicación. Según Tajám, los sordos se quejaron del informativo del Canal 5. Dicen que el recuadro donde aparece el intérprete es muy chico y no comprenden bien los gestos. “Para interpretar una palabra o una cosa tienen una seña pero cuando quieren decir que una persona, por ejempo, es muy flaca, tienen la misma seña acentuada por gestos según lo que quieran. Entonces estas cosas en el cuadradito se pierden, no les resultan, es muy chico en la pantalla y no logran ver bien la señas. Como se hace en simultáneo, sin que haya una preparación del intérprete sobre el tema, se pierden en muchas cosas. Ellos se quejan de que no les resulta, que no lo pueden seguir”.
Tampoco les sirve mucho la opción para subtitular que tiene el informativo de Canal 10. Dicen que el subtítulo corre demasiado rápido.
Los subtítulos para sordos requieren un cuidado especial, porque se trata de una lengua y una forma de comprender el mundo diferente a la de los oyentes. Por eso, los textos tienen que ser más concretos. “Hicimos todo un trabajo de reducir el texto para que ellos pudieran leer. Ellos primero aprenden el lenguaje de señas, que es como si fuera otro idioma. Cuando leen algo, la estructura es distinta. Ellos para decir 'voy a la casa de mi abuela', hacen la seña de abuela y de ir, nada más. Entonces, al tener que leer 'voy a la casa de mi abuela' les cuesta mucho”, afirmó.
Para que se vean bien las manos y el rostro de las intérpretes hicieron varias pruebas y eligieron el color negro para la vestimenta. Las dos intérpretes tienen la piel blanca y el color negro permitió destacar las manos y el rostro, que son claves para la comunicación de la lengua de señas.
Además, la técnica utilizada permite que las intérpretes se integren naturalmente a la imagen. Finalmente, lograron una adaptación de la película para los sordos.
Tajám describió cómo quedó la versión final. La intérprete está filmada en un plano medio, ubicado a la derecha de la pantalla. “Lo que hicimos fue achicar la imagen de la película y lo volcamos a la izquierda y hacia arriba y pusimos al intérprete en ese lado donde quedaba más o menos la mitad del personaje dentro de la imagen y la otra mitad en esa parte negra. Se ve un plano medio hasta la cintura del intérprete y por la iluminación que trabajamos queda como en tercera dimensión, parece como que el personaje se despegara de la pantalla”.
Hoy, una de las cosas que están revisando es el manejo de la temporalidad, porque varios sordos tuvieron dificultades en la comprensión de los saltos en el tiempo. “El ser humano puede guardar una secuencia de recuerdos a través del sonido. El sonido es el que une la secuencia de recuerdos. Al no tener el sonido, te queda como un fotograma, una secuencia de fotos. Entonces a ellos les cuesta mucho interpretar el pasado”, dijo Tajám.

Es la primera vez que se hace este trabajo en Latinoamérica. (Gentileza HTV 3)
Es la primera vez que se realiza un trabajo así en la región. Hasta ahora se hicieron películas con subtítulos, pero sin intérpretes incorporados en la cinta. El día del estreno sorprendió a la comunidad sorda. “La Sala Libertad tiene una capacidad de 180, 200 personas y estaba repleta. Había una expectativa muy grande. Se pasó la película y cuando terminó empezaron a pedir para pasar al frente a opinar, a agradecer, quedaron muy emocionados, les resultó muy cómodo... No paraban de pedir para pasar al frente y expresarse. En un momento, la gente del cine que tenía al público de la segunda función esperando, nos echó de la sala. Llegó un momento en que no se podía seguir. La gente salió y entre 80 o 90 personas se quedaron en la vereda en círculo intercambiando opiniones durante dos horas más. Había muchísimos jóvenes asombrados de que estas cosas hubieran ocurrido en Uruguay porque ellos también tienen dificultades para la información”.La productora de Tajám está proyectando nuevos trabajos, con el apoyo de la intendencia de Montevideo y con el Ministerio de Educación y Cultura. Para Tajám, los planes deberían concretarse, ya que la adaptación al lenguaje de sordos costó cerca de 7.000 dólares, un precio bajo para los presupuestos del cine.
Todos los martes en el Cine Libertad hay una función con la adaptación para sordos.