Los 22 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA se decantaron por las dos candidaturas más virtuales, junto a la Australia, de las nueve que se presentaban.
En el caso de Rusia, su candidatura derrotó a dos aspirantes como Inglaterra y España/Portugal, que podrían organizar el evento "el mes que viene si fuera necesario", como señaló el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en la presentación.
Qatar por su parte, competía contra candidaturas como Estados Unidos, su rival más complicado, Japón y Corea del Sur, que ya tienen todo casi preparado.
Pero la FIFA se decidió por nuevos horizontes, con dos países emergentes en cuanto a posibilidades económicas, que cuentan con el apoyo de su gobiernos para invertir los petrodólares y petrorublos necesarios para construir estadios e infraestructuras, como demostraba la presencia del magnate ruso Roman Abramovich, presidente del Chelsea, en la delegación de su país en Zúrich.
Alexey Sorokin, director general de la candidatura, afirmó que Rusia puede hacer frente a la falta de infraestructuras.
"Proponemos 16 estadios, de los que trece serán construidos y tres remozados. Hemos llegado a acuerdos para ofrecer más 100.000 habitaciones de hotel. Les proponemos un plan de transporte muy competente con conexiones directas a muchos países de Europa", explicó.
Rusia tiene el presupuesto global más alto de todas las candidatas y según la prensa, la inversión real será de cientos de miles de millones de dólares, al tener que empezar casi de la nada, pero las compañías patrocinadoras de los Mundiales ingresarán mucho dinero ya que es un mercado sin explotar.
Otros obstáculo a resolver son las grandes distancias entre las sedes del Mundial y la seguridad, ya que Rusia es un país sacudido con frecuencia por el terrorismo.
Ante esta cuestión, las aerolíneas locales dijeron que se comprometerían a elevar la frecuencia de las rutas e ir abriendo otras en 2018, con tarifas reducidas ('low cost').
Vitaly Mutko, ministro de Deportes ruso, señaló que Rusia contará con el apoyo económico necesario para hacer frente al Mundial. "Las compañías rusas han invertido unos 1.000 millones de dólares en patrocinios de los Juegos Olímpicos e Invierno de Sochi-2014", recordó como ejemplo.
En el caso de Qatar, la apuesta será arriesgada por el calor, pero no por las infraestructura, ya que el país del Golfo Pérsico, de apenas 1,5 millones de habitantes, con una de la mayores rentas per cápita tiene dinero suficiente gracias al petróleo y el gas para hacer frente a cualquier desafío económico.
Los doce estadios que se construirán, vanguardistas, serán desmontados después para ser trasladados a países en desarrollo.
Los problemas los darán los más de 45 grados que se registran de temperatura en junio y julio y que harán que el país del Golfo Pérsico tenga que construir estadios refrigerados.
Las víctimas serán también los aficionados, que no podrán casi salir a la calle debido al calor insoportable, aunque el qatarí Mohammed Bin Hammma, presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, no está de acuerdo.
"La gente siempre se queja. Cuando estuvimos este año en Sudáfrica en el Mundial, hacía un frío tremendo. En algunos lugares estábamos por la noche en grados bajo cero. Pero en un Mundial estas cosas pasan de largo por la alegría con que se vive el torneo", dijo el dirigente.
FIFA ha hecho una apuesta arriesgada con Rusia y Qatar, mientras países que estaban preparados, como Inglaterra, España y Portugal y Estados Unidos, secan sus lágrimas.