Pyongyang, que ya bombardeó esta isla el pasado 23 noviembre, con un saldo de cuatro muertos, advirtió que lanzaría un ataque aún más violento si los ejercicios militares se concretan.
Seúl anunció que estos ejercicios tendrían lugar en Yeonpyeong durante una jornada, entre el 18 y el 23 de diciembre, e incluirían disparos de artillería con munición real.
El ministerio norcoreano de Relaciones Exteriores hizo una advertencia firme. "Si los surcoreanos se atreven a llevar a cabo los ejercicios y cruzan la frontera, la situación en la península coreana explotará y no se podrá evitar un desastre", afirmó un comunicado del ministerio publicado por la agencia de prensa oficial KCNA.
"Ya advertimos que castigaríamos sin compasión y sin vacilar a los provocadores que invadan nuestra soberanía y nuestro territorio. Nuestros militares no hablan en vano", prosigue el texto.
Pero Seúl aseguró que las maniobras en el mar Amarillo tendrán lugar a pesar de las amenazas proferidas por Pyongyang.
"No hay cambios" en el desarrollo de estas maniobras, declaró a la AFP un portavoz del ministerio surcoreano de Defensa.
Por su parte, Rusia pidió a Seúl que renuncie a estos ejercicios para evitar una "escalada" en la península, afirmó la cancillería rusa.
Según fuentes diplomáticas en Nueva York, Rusia pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Este organismo se reunirá en los próximos días, quizá el domingo o el lunes, según fuentes diplomáticas.
China está "profundamente preocupada e inquieta" por la situación "extremadamente precaria" en la península, declaró el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Zhang Zhijun.
Estados Unidos consideró en cambio que estas maniobras no suponen una amenaza para Corea del Norte, que no debe utilizarlas como pretexto para "nuevas provocaciones".
La isla se encuentra en el mar Amarillo, cerca del límite marítimo fijado por la ONU después de la guerra de Corea (1950-1953). Pyongyang no está de acuerdo con la frontera y reclama Yeonpyeong y otras islas, así como sus aguas territoriales.
Corea del Norte asegura que durante las anteriores maniobras, el 23 de noviembre, habían caído obuses surcoreanos en lo que considera sus aguas territoriales y que en represalia había realizado disparos de artillería sobre Yeonpyeong, con un saldo de dos soldados y dos civiles muertos, y unos 20 heridos.
Este episodio originó una crisis regional e internacional.
En cuanto a las maniobras anunciadas, Pyongyang acusa a Estados Unidos de proporcionar un "escudo humano" a las tropas surcoreanas.
"El Departamento de Estado (de Estados Unidos) envió un amenazador mensaje a la DPRK (Corea del Norte), diciendo que no se olvidara de que hay estadounidenses y reporteros extranjeros en la isla. Estados Unidos está proporcionando un 'escudo humano'", asegura el comunicado,
Una veintena de militares estadounidenses prestarán asistencia técnica a la marina surcoreana.
Pyongyang acusa a Estados Unidos de empujar Corea del Sur hacia la escalada y asegura que la realización de las próximas maniobras se decidió durante una visita a Seúl del almirante Mike Mullen, el jefe del Estado Mayor Interarmas estadounidense.
De visita en Pyongyang, Bill Richardson, ex embajador de Estados Unidos ante la ONU y ministro del presidente demócrata Bill Clinton, pidió el viernes a los responsables norcoreanos que hagan gala de una "extremada cautela".
En Yeonpyeong, activistas surcoreanos hostiles a Pyongyang lanzaron hacia la costa norcoreana, situada a 12 km de la isla, globos gigantes con unas 200.000 octavillas condenando a Corea del Norte por los disparos del 23 de noviembre.