La nota del periodista Sandro Pozzi, de El País de Madrid, repasa los hechos del 11 de diciembre en Manhattan, cuando Mark Madoff apareció colgado de una tubería con la correa del perro. Ese día dejó a los encargados del estacionamiento un saludo de Navidad con una generosa propina de 400 dólares. Ese mismo día vencía el plazo para que se presentaran las últimas demandas para recuperar el dinero con el que compensar a los miles de afectados por la estafa. “Debía llevarlo por dentro”, dijo un empleado, que no percibió nada extraño.
Durante los dos últimos años, él y su familia cargaron con el apellido relacionado con el fraude. Los pocos amigos que conservaba dicen que Mark pensaba que nunca escaparía al escándalo y que estaba cada vez más deprimido. Según se cuenta en la crónica, Mark era el más vulnerable de la familia. Él fue junto con su hermano Andrew, quien denunció a Bernie Madoff a las autoridades federales después de que les confesara que su lucrativo negocio era una gran mentira de 50.000 millones de dólares. Fue la última vez que tuvieron contacto con él y con su madre, Ruth. Ambos hermanos habían trabajado en la parte legal de Bernard L. Madoff Investment Securities y siempre negaron cualquier conocimiento de la trama.
Hasta el momento no se presentaron cargos contra ellos, pero sus puestos y sus vidas opulentas creaban sospechas. “Trabajaban mano a mano con el padre, debían saber algo”, expresó el ex fiscal Brad Simon.
El responsable de recuperar los fondos para compensar a los estafados, Irving Picard, no compró la versión que ofrecían los abogados de los hijos de Madoff. Por eso les reclamó hace un año 67 millones de dólares, al considerar que se desentendieron deliberadamente del fraude. Y tres días antes del suicidio, amplió la demanda para incorporar a la mujer, ex mujer e hijos de Mark. El interventor cree firmemente que todos en la familia vivieron durante años con "el dinero de otros", y que debía saber algo.
En la nota de El País se repasa que los suicidios relacionados con el caso Madoff son tres. El de Mark, a los 46 años, se suma al de un asesor financiero neoyorquino que encaminó inversiones hacia el estafador del siglo, y al de un soldado británico que perdió todos los ahorros que confió a la trama esperando importantes retornos.
"Esta historia empieza a tener todos los elementos de una tragedia griega", opina el ex alcalde de Fort Lee, Burt Ross, al que la estafa le hizo perder cinco millones de dólares. “Ahorcarse mientras el niño de dos años duerme en la habitación te pone los pelos de punta, sobre todo si tienes hijos”, señaló.
La lista de tristes eventos continuó días después del suicidio. Bernard Madoff se negó a acudir a cualquier acto religioso para despedir a su hijo, incluso con el permiso de las autoridades. “Su último insulto”, tituló el New York Post. Para evitar un circo mediático, la familia optó por incinerar los restos de Mark, sin ceremonia. Una decisión poco habitual en la tradición judía.
Madoff gestionaba unas 4.900 cuentas de inversión, pero el grueso del balance era ficticio. La pérdida real probada ronda los 19.600 millones de dólares, de los 65.000 millones en los que calculó la fiscalía la mentira. La diferencia consistió en ganancias sobre papel, sin valor real alguno. Hasta la fecha solo hubo siete arrestos, además de Bernard Madoff. Cinco de los detenidos son empleados de la firma, entre ellos su director financiero, Frank DiPascalini, y su secretaria, Annette Bongiorno. Y su contador, David Friehling.
Madoff cumple 150 años de prisión en Carolina del Norte. Todas sus propiedades fueron embargadas y subastadas.