Por Franz Chávez
Con el argumento del contrabando de carburantes a países vecinos, el gobierno resolvió llevar el precio de la gasolina de 0,53 centavos de dólar por litro a 0,91, mientras que el combustible para motores diésel pasó de 0,52 a 0,96 centavos de dólar.
El anuncio formulado el domingo provocó la inmediata reacción de los conductores del transporte de pasajeros y de carga, quienes rechazaron la medida porque eleva sus costos de operación en 27%.
El sindicato del sector resolvió paralizar sus vehículos desde el comienzo de este lunes en un intento por dejar sin efecto el alza.
En las ciudades se observó la falta de medios de transporte de pasajeros que fueron reemplazados por camiones y autobuses militares, empleados por el gobierno de Morales en respuesta a la huelga.
La demanda de transporte también disparó las tarifas que algunos transportistas aplicaron en medio de la jornada de protesta. Los precios se duplicaron. “Es la medida neoliberal más dura”, dijo a IPS el economista Armando Méndez, ex presidente del Banco Central de Bolivia, en un intento por definir el ajuste de precios decidido por Morales, quien proclama su adhesión a un “socialismo comunitario”.
El gobierno aplica medidas de intervención estatal en la producción de alimentos y fija precios, prohíbe las exportaciones de algunos productos y controla su venta, repasó Méndez.
En un comunicado, el secretario ejecutivo de la COB, Pedro Montes, expresó su protesta por el llamado “gasolinazo”, pero no anunció medidas de protesta como era habitual en esta organización de trabajadores, referente popular en tiempos en que gobernaba la derecha.
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García, explicó que la “nivelación de precios” de los carburantes intenta ahorrar unos 380 millones de dólares que el gobierno asignó este año como subvención a los usuarios de diésel, gasolina y gas licuado de petróleo.
Bolivia importó estos derivados por 470 millones de dólares entre enero y octubre de 2010, explicó a IPS el economista Julio Alvarado.
Este país andino posee grandes reservas de gas natural, pero la producción de petróleo y derivados, como la gasolina y el combustible para diésel, es deficitaria, lo que obliga a importaciones desde Venezuela, el principal proveedor de carburantes.
Desde el sector empresarial, el presidente de la patronal Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Daniel Sánchez, dijo que el gobierno perdió la esencia del modelo de economía socialista que pregonaba y comparó las medidas del domingo con las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).