Salvavidas bolivianos en Maldonado

La Intendencia de Maldonado presentó a su nueva cuadrilla de Boli-Baywatch, la novedosa solución que se encontró al conflicto de los salvavidas nacionales.

Actualizado: 31 de diciembre de 2008 —  Por: Darwin Desbocatti

Una salida innovadora en tiempos de crisis, una apuesta a la creatividad, una demostración de ingenio, “porque ´crisis` también quiere decir ´oportunidad` en quechua, y acá se le está dando la oportunidad a esta gente maravillosa de ser nuestros guardavidas”, dijo en la presentación uno de los jerarcas que pidió no ser identificado, y de hecho no lo fue, gracias al pasamontañas que lució durante toda la conferencia de prensa, aunque suponemos que era algún amigo del flaco De Los Santos, si no era el flaco mismo. (esto lo confirmé con el petiso del 4 que hace móviles, que me dijo “jugatelá que el de pasamontañas es fuente cercana”).

Ante la pregunta de uno de los periodistas presentes (en la ausencia es muy difícil preguntar, sólo los grandes como Néber lo logran), que quiso saber con cuánta experiencia contaban en la tarea los guardavidas bolivianos, el jerarca o amigo del flaco contestó: “El que diga que no sirven es un xenófobo racista que se aprovecha de los prejuicios existentes en contra de estos bolitas adorables que están al pie del cañón, y que tienen unas ganas bárbaras de salvar gente, no como los otros fumetas de pelo rubio oxigenado que no se quieren tirar al agua porque no damos con el precio… ¿qué pasa, quieren más plata para fumar porro, eh? ¿Es para pegar una piedra más grande y salvar las vacaciones, no? Estos bolivianos no son fumetas, punto a favor de ellos; a lo mejor se les ahoga alguno, es cierto, puede ser, pero no te van a entrar jamás al agua con los ojos rojos, la boca llenita de chocolate y masticando como un rumiante”.

¿Cómo se llegó a la brillante idea de los guardavidas bolivianos?

La historia es sencilla: la Intendencia de Maldonado salió desesperadamente en busca de una alternativa para combatir la huelga de salvavidas, y no le fue fácil. Se enfrentó a un gran problema logístico: es verano en casi todo el Cono Sur: “Como ustedes sabrán, en los países vecinos también es verano y no sobra ni un solo guardavidas, ahí ligamos mal, si hubiera sido invierno en Brasil, por ejemplo, yo que sé, quién te dice… cuando no está pa uno no está pa uno”, dijo el del pasamontañas.

Así las cosas, quedaban dos oportunidades: traer guardavidas del hemisferio Norte, tarea difícil debido a la paga en euros y el pasaje (se pensó en ponerles como prueba de aptitud que vinieran nadando, pero los tiempos se alargaban demasiado), o buscar un mercado en el que los guardavidas no tuvieran la demanda adecuada, una demanda que cumpliera con sus expectativas y, por qué no, sus sueños de realización profesional y personal.

La idea genial: Bolivia+salvavidas=solución.

“Hacía 40 años que esperábamos esta oportunidad, decidimos ser salvavidas porque es nuestra vocación, pero al parecer en Bolivia no importan los sueños; pensamos que con Evo iba a cambiar, pero siguen sin solicitar nuestros servicios”, dijo uno de los guardavidas bolivianos que vino a cuidar las playas de Maldonado.

En eso fue que pensó la Intendencia, justamente, cuando los fue a buscar: están relativamente cerca, no tienen trabajo, y tienen ganas de trabajar. Así dieron con el EBB (Escuadrón de Boli-Baywatch), un colectivo ninguneado por la sociedad del altiplano que se hace muy la revolucionaria pero no le da trabajo a sus guardavidas.

Ahora sí: ellos tendrán su oportunidad y nosotros tendremos nuestros salvavidas costeños. Nada puede salir mal; con ustedes… los Boli-Baywatch.

Lori Ribeiro cuidando la playa, con su salvavidas naranja y feliz de poder colaborar. “Estoy muy entusiasmada, y especialmente ansiosa por la llegada de yemanyá. En Bolivia la gente no cree mucho en yemanyá, para qué mentir, somos unos pocos nomás los que nos juntamos en febrero, tiramos unas flores y unas velas en un desagüe más pa cumplir con el rito que otra cosa… es un poco triste”, declaró al llegar.

Lori Ribeiro cuidando la playa, con su salvavidas naranja y feliz de poder colaborar. “Estoy muy entusiasmada, y especialmente ansiosa por la llegada de yemanyá. En Bolivia la gente no cree mucho en yemanyá, para qué mentir, somos unos pocos nomás los que nos juntamos en febrero, tiramos unas flores y unas velas en un desagüe más pa cumplir con el rito que otra cosa… es un poco triste”, declaró al llegar.

Mary Melgar se mantiene apegada a sus tradiciones a pesar de estar en un paisaje impensado: “No te voy a mentir, hasta que me saco el vestido típico, un poco te demoro, pero después soy un infierno metiendo los brazos”, dice con convicción, y transmite seguridad.

Mary Melgar se mantiene apegada a sus tradiciones a pesar de estar en un paisaje impensado: “No te voy a mentir, hasta que me saco el vestido típico, un poco te demoro, pero después soy un infierno metiendo los brazos”, dice con convicción, y transmite seguridad.

Rigoberta Diestrongues, una de las salvavidas bolivianas más experientes (en la vida, no en el tema de ser salvavidas, cuya experiencia es nula al igual que la del resto) ya demuestra su pericia en la costa uruguaya, se mantiene expectante para cuidar a su gente; también demuestra que sufre una pequeña desproporción corporal con respecto al resto de los seres humanos, es como un poquito más grande de lo que debería, a lo mejor, una especie de Godzilla boliviana, pero bueno, si se lo perdonamos a los duendes de La Casa de Papá Noel que medían 1,80, y a los niños cantores del Gordo de Fin de año que tienen barba y son más grandes que el escribano, por qué no hacer la vista gorda con la doña de la foto. Ante la pregunta de por qué esa ubicación especial para cuidar la playa, la guardavidas declaró: “La caseta es para los burgueses, ¿qué es eso de andar con una propiedad privada del guardavidas? Nosotros somos revolucionarios de la pachamama, preferimos estar encima del techo, y de ahí nos comunicamos mejor con el Inti Sol; además así consigo atenuar los efectos del nivel del mar, gano unos metros y me baja la hinchazón de los cayos”.

Rigoberta Diestrongues, una de las salvavidas bolivianas más experientes (en la vida, no en el tema de ser salvavidas, cuya experiencia es nula al igual que la del resto) ya demuestra su pericia en la costa uruguaya, se mantiene expectante para cuidar a su gente; también demuestra que sufre una pequeña desproporción corporal con respecto al resto de los seres humanos, es como un poquito más grande de lo que debería, a lo mejor, una especie de Godzilla boliviana, pero bueno, si se lo perdonamos a los duendes de La Casa de Papá Noel que medían 1,80, y a los niños cantores del Gordo de Fin de año que tienen barba y son más grandes que el escribano, por qué no hacer la vista gorda con la doña de la foto. Ante la pregunta de por qué esa ubicación especial para cuidar la playa, la guardavidas declaró: “La caseta es para los burgueses, ¿qué es eso de andar con una propiedad privada del guardavidas? Nosotros somos revolucionarios de la pachamama, preferimos estar encima del techo, y de ahí nos comunicamos mejor con el Inti Sol; además así consigo atenuar los efectos del nivel del mar, gano unos metros y me baja la hinchazón de los cayos”.

Gloria Rimba (foto) luce un poco desorientada aún, sentada en la escultura más famosa de Punta del Este, mira en dirección del balastro en lugar de la playa. “Me estoy adaptando a las TRES ramblas, fijate que pasé de no tener costa a tener TRES. A veces no se muy bien para donde está el agua. Había leído mucho al respecto, pero vivirlo es otra cosa”, dice, un poco contrariada. Las autoridades explicaron que la desorientación de Gloria tiene una explicación clínica: “Se le llama SOM (Síndrome del Oceanógrafo Boliviano). Lo que sucede es que al principio tanto mar junto los deja abombados, cangüecos, medio bobis, es algo parecido a lo que nos pasa a nosotros cuando subimos a la altura pero con la presencia oceánica”, declaró un médico allegado… a Central Español, y allegado a mí; un primo mío, bah.

Gloria Rimba (foto) luce un poco desorientada aún, sentada en la escultura más famosa de Punta del Este, mira en dirección del balastro en lugar de la playa. “Me estoy adaptando a las TRES ramblas, fijate que pasé de no tener costa a tener TRES. A veces no se muy bien para donde está el agua. Había leído mucho al respecto, pero vivirlo es otra cosa”, dice, un poco contrariada. Las autoridades explicaron que la desorientación de Gloria tiene una explicación clínica: “Se le llama SOM (Síndrome del Oceanógrafo Boliviano). Lo que sucede es que al principio tanto mar junto los deja abombados, cangüecos, medio bobis, es algo parecido a lo que nos pasa a nosotros cuando subimos a la altura pero con la presencia oceánica”, declaró un médico allegado… a Central Español, y allegado a mí; un primo mío, bah.

David H. Morales mira la lontananza con su salvavidas, pronto para entrar en acción, y dispara contra los que ponen en duda su pericia por falta de experiencia: “Obama tampoco tiene experiencia en la política y va a ser presidente de EE.UU”, sin embargo, a David Hasellhof Morales no le interesan los comentarios de los cínicos baratos: “A mí sólo me preocupa que los bañistas estén seguros, y me preocupa un poco también la diferencia de bronceado entre mi cara y mi cuerpo, no te voy a mentir, eso me tiene un poco mal, no sé si ese color de piel tan diferente entre cuerpo y cara es un signo de salud”.

David H. Morales mira la lontananza con su salvavidas, pronto para entrar en acción, y dispara contra los que ponen en duda su pericia por falta de experiencia: “Obama tampoco tiene experiencia en la política y va a ser presidente de EE.UU”, sin embargo, a David Hasellhof Morales no le interesan los comentarios de los cínicos baratos: “A mí sólo me preocupa que los bañistas estén seguros, y me preocupa un poco también la diferencia de bronceado entre mi cara y mi cuerpo, no te voy a mentir, eso me tiene un poco mal, no sé si ese color de piel tan diferente entre cuerpo y cara es un signo de salud”.

Pamela Morales, hermana de David H. Morales, también integra el selecto grupo de guardavidas bolivianos que son la atracción y la seguridad de la costa de Maldonado este verano. “Soy consciente de mi parecido con una estrella de cine, sí, por supuesto, no lo puedo negar… cualquiera que me vea notará mi similitud con Yuyito González en “Los bañeros locos II, El Regreso a Mar del Plata”, tengo un look similar pero no es buscado. A mí no me importa la estética, estoy acá para hacer mi trabajo lo mejor posible, me preparé mucho para esto y en condiciones muy duras… te quiero ver a ti caminando con este traje de baño naranja por La Paz, rescatando a las llamas de los pastizales”.

Pamela Morales, hermana de David H. Morales, también integra el selecto grupo de guardavidas bolivianos que son la atracción y la seguridad de la costa de Maldonado este verano. “Soy consciente de mi parecido con una estrella de cine, sí, por supuesto, no lo puedo negar… cualquiera que me vea notará mi similitud con Yuyito González en “Los bañeros locos II, El Regreso a Mar del Plata”, tengo un look similar pero no es buscado. A mí no me importa la estética, estoy acá para hacer mi trabajo lo mejor posible, me preparé mucho para esto y en condiciones muy duras… te quiero ver a ti caminando con este traje de baño naranja por La Paz, rescatando a las llamas de los pastizales”.

Arte: Avi Tretiak