Por Samer Al Atrush
En el 20º día de insurrección, el coronel Muamar Gadafi se declaró favorable al envío de una comisión de investigación de "Naciones Unidas o de la Unión Africana" para evaluar la situación. También esgrimió los espectros de Al Qaida y de una masiva migración a Europa.
El hijo del líder libio, Saif al Islam, afirmó que Libia corría el riesgo de convertirse en "una Somalia del Mediterráneo", con "piratas ante las costas de Sicilia, de Creta" y con "millones de emigrantes".
En el plano político los rebeldes seguían organizándose. El Consejo Nacional creado por ellos el 27 de febrero se reunió por primera vez el sábado y se declaró "único representante de Libia".
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, afirmó en El Cairo que Europa y Francia no pueden "tolerar la locura criminal" del régimen de Gadafi, poco antes de que su ministerio emitiera un comunicado que "saluda" la formación del Consejo opositor.
Sin embargo, el ministro dijo que una intervención militar extranjera tendría "efectos negativos" y se pronunció en favor de una zona de exclusión aérea para impedir los bombardeos.
En Washington, la presión aumentó el domingo sobre la administración del presidente Barack Obama para que brinde ayuda militar a los insurgentes y neutralice la aviación del coronel Gadafi, ya sea con una zona de exclusión aérea o por la destrucción de las pistas.
"Podríamos bombardear los aeropuertos y pistas de aterrizaje y volverlos inutilizables por algún tiempo", indicó en CBS el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, el demócrata John Kerry.
El senador republicano John McCain sugirió por su lado que Washington dé ayuda técnica a los insurgentes, así como los medios de inteligencia.
Londres informó a su vez que "un equipo de diplomáticos británicos" que fue a establecer contactos con la oposición libia en Bengasi tuvo que abandonar Libia tras "haber hallado problemas". La oposición libia dijo que los británicos fueron detenidos y arrestados durante varios días por haber llegado al país "de manera informal y sin ningún tipo de acuerdo previo."
En la ONU, los diplomáticos anunciaron el domingo que la comisión de sanciones sobre Libia celebraría su primera reunión en los próximos días y que sería presidida por Portugal.
En el terreno, la revuelta adquiere ahora los tintes de una guerra civil y la televisión estatal anunció que las fuerzas fieles a Gadafi se dirigían a Bengasi, bastión de la oposición a unos 1.000 km al este de Trípoli.
El ejército libio, por su lado, lanzó en los últimos días una contraofensiva para detener el avance de los insurgentes, bombardeando Ajdabiya y Brega, al oeste de Bengasi.
La insurgencia, una mezcla de jóvenes sin verdadera experiencia de combate y de militares que se unieron a la oposición, logró pese a todo avanzar hasta la ciudad petrolera de Ras Lanuf, a 300 km al sudoeste de Bengasi.
La televisión estatal Al Libya aseguró que las fuerzas de Gadafi habían recuperado Misrata, así como Ras Lanuf y la ciudad de Tobruk, todos entre Trípoli y la frontera con Egipto.
El vicecanciller libio Jaled Kaaim confirmó el domingo a la prensa que Zauiya, Misrata y Ras Lanuf están "bajo nuestro control, está confirmado".
La televisión mostró imágenes de miles de personas que celebraban la "victoria contra los terroristas" en la Plaza Verde de Trípoli, así como en Sirte, la ciudad natal del "Guía de la Revolución", y en Sebha (sur).
Pero los rebeldes, que desde el 15 de febrero se alzaron contra Gadafi, negaron de inmediato validez a esos informes.
En Ras Lanuf, periodistas de la AFP comprobaron que esa ciudad seguía en manos de los insurrectos que la habían tomado el sábado, aunque el domingo por la mañana la aviación de Gadafi llevó a cabo dos ataques. Los bombardeos no dejaron víctimas, según los primeros informes, aunque provocaron movimientos de pánico en la población, que corría por las calles en busca de refugio.
En cambio, los intensos combates obligaron a los insurgentes a retirarse de Bin Jawad, a unos 30 km de Ras Lanuf, desde donde habían esperado avanzar hasta Sirte, que se halla unos 160 km más hacia el oeste. Según fuentes médicas esos combates dejaron al menos dos muertos y 30 heridos, entre ellos un periodista francés.
Pero los insurgentes desmintieron en cambio que las fuerzas de Gadafi hubiesen retomado Tobruk, cerca de la frontera con Egipto.
En Misrata (150 km al este de Trípoli, tercera ciudad del país), los tanques de Gadafi bombardeaban la ciudad, indicaron residentes, pero la localidad seguía bajo el control de los rebeldes, según uno de éstos.
"Los tanques disparan hacia el centro de la ciudad, cerca del local de la radio. Los habitantes no tenemos armas. Si la comunidad internacional no interviene, habrá una carnicería", declaró por teléfono un habitante.
El domingo por la noche, la ONU pidió un "acceso urgente" a Misrata, para ayudar a las víctimas "heridas y moribundas" de los bombardeos.
En Trípoli, el régimen orquestó una manifestación de apoyo a Gadafi para celebrar la "victoria". Soldados, policías y milicianos dispararon al aire para expresar su alegría. "Hemos ganado, Al Qaida se fue", afirmaba un soldado. Entre 4.000 y 5.000 personas se congregaron en la plaza Verde.