Esta vez será junto a Pakidermos, de Argentina. El 11 de marzo tocaron juntos en Buenos Aires y ahora es el turno de Montevideo. La banda argentina (que grabó un disco en Uruguay y cuyo tecladista es también tecladista en La Hermana Menor) tiene letras que hablan del sol, del amor y de la libertad. Para Dalton, “tienen un estilo medio setentoso, tipo rock argentino, pero a la vez, al ser modernos, le dan un toque muy extraño. Tocan de la puta madre, son muy buenos músicos”.
Después de alcanzar dos discos de oro, Buenos Muchachos está preparándose para grabar uno nuevo, que estaría pronto para julio-agosto. Tienen pensado que sea doble: uno “común” de Buenos Muchachos y otro con un set de canciones acústicas, aunque con detalles eléctricos. “Va a ser un disco largo, por eso es tanto trabajo”, cuenta Dalton.
La banda lleva 20 años tocando y su estilo ha cambiado con el tiempo. Los guitarristas, Gustavo Antuña (Topo) y Marcelo Fernández, también tocan juntos en la instrumental Ojos del Cielo. Para Dalton, esto hizo que se amalgamaran las dos guitarras y que los guitarristas se contaminaran mutuamente, “al punto de no saber cuál es cuál, cosa que me gusta”, y ahí se definió su música. “Esa mezcla hizo que ellos investigaran dentro de la música clásica, de cosas más limpias, más puras; fueron definiendo su sonido en las guitarras y eso hizo que cambiáramos musicalmente”, explica. La banda tiene claras influencias de Pink Floyd, Nick Cave y Pixies, para nombrar algunos, pero, como dice el cantante, los aportes son infinitos y van desde Leo Maslíah, Fernando Cabrera, Jaime Roos, La Hermana Menor y Chicos Eléctricos, hasta Bach y Beethoven.
Su música se ha vuelto más sugestiva y más tranquila, pero Dalton afirma que la parte fuerte la pueden seguir haciendo impecablemente bien. Si no tiene ganas de saltar, no salta; si no tiene ganas de bailar, no baila; “la dejo por esa y voy a cantar parado, estoicamente, como se debe hacer”, dice solemne. “Lo más importante tiene que ser siempre la música”.
Además de escribir canciones, Dalton publicó dos libros de poesía, dibuja, está preparando una novela y también una serie de ilustraciones que sirven como soporte de un libro. Sin embargo, este año piensa dedicarlo principalmente a la banda.
La música de Buenos Muchachos nace primero (generalmente la componen los guitarristas) y luego él escribe la letra que le inspiran las melodías. Con el tiempo, estas se han tornado más abstractas. El último disco, Uno con uno y así sucesivamente, es muy introspectivo, cuenta, porque fue la primera vez que no le importó escribir ideas que tuvieran sentido solo para él.
Dice que su mejor tema es ‘La hermosa langosta aplastada en la vereda’: “Me eriza. Recital tras recital. Cuando la tocamos siempre me marca una sensación corporal y a la vez emocional que es única”. Recuerda el día que la compusieron: estaban en la casa de Laura Gutman (ex batera de la banda). Los músicos ensayaban mientras él terminaba de escribir la letra de otra canción. Escuchó lo que estaban tocando, fue corriendo y les dijo “¡paren: este es el tema!”. Se puso a cantar sin letra y ahí pensó que la canción era perfecta.
Asegura que no hay canciones que esté cansado de cantar; trata de que sea siempre distinto. “Lo que puede pasar es que hay shows en los que no estás con las pilas, que no le embocaste al día, a la hora o al lugar. Pero hay que darle. Es pensar en la gente que pagó la entrada para ir a verte y no podés cagarla. Si vengo a La Pasiva a comer un pancho, me gusta que sea rico, por más que hagas mil por día, el mío tiene que estar bueno”.
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Sábado 19 de marzo en La Trastienda (Fernández Crespo 1763) a las 21 horas. Entradas en venta en Red UTS.