"El jueves la OTAN tomó el mando de las operaciones aéreas internacionales en Libia", anunció el secretario general de la organización basada en Bruselas, Anders Fogh Rasmussen.
"La Alianza dispone de todos los medios necesarios para conducir sus misiones bajo el paraguas de la operación 'Protector Unificado': el embargo de armas, la zona de exclusión aérea (ambas operaciones ya asumidas desde hace varios días) y las acciones para proteger a los civiles y centros urbanos", agregó Rasmussen.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), integrada por 28 países, asumió así la responsabilidad de los bombardeos en Libia, hasta ahora en manos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, con el objetivo declarado de proteger a civiles.
La autoridad de la operación recaerá en manos del gran cuartel general de la Alianza en Europa, situado en Mons (sur de Bélgica), y los bombardeos estarán dirigidos desde el centro regional de mando de Nápoles (sur de Italia) por el general canadiense Charles Bouchard.
"Conforme al mandato establecido por la resolución 1973 de la ONU", que autorizó la intervención en Libia, "la OTAN se concentra en la protección de civiles y de zonas de residencia contra los ataques" de las fuerzas de Gadafi, explicó Rasmussen.
Pero sólo un puñado de países miembros participarán en los bombardeos.
Bélgica, Francia, Canadá, Dinamarca y Gran Bretaña, principalmente, estiman que la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU permite continuar atacando bajo la legalidad a las tropas del régimen libio que amenacen a la población.
Otras naciones como Turquía y Holanda no autorizaron a sus aviones a participar en los bombardeos, si bien sus fuerzas se sumaron o bien en el control del embargo de armas o en la zona de exclusión aérea.
Alemania y varios pequeños países aliados están en cambio totalmente ausentes de la misión en Libia, por voluntad política como en el caso de Berlín o por falta de medios.
La OTAN había empezado el miércoles a asumir el control parcial de las operaciones pero la transferencia no pudo ser completada ese día debido a la "gran complejidad" de la misión, según fuentes diplomáticas.
El relevo permitirá a Estados Unidos desempeñar un papel de segundo plano, conforme a lo deseado por el presidente Barack Obama, que quiere evitar implicarse demasiado en una nueva operación militar costosa, tras Irak y Afganistán.
Los aliados europeos podrán contar con Washington para solicitar medios, --especialmente en materia de información e interferencias--, explicaron las mismas fuentes.
Los europeos disponen de suficientes aviones para efectuar ataques contra las tropas libias, además de garantizar sus otros cometidos en el conflicto.
Cada país participante asumirá los gastos de sus efectivos, el carburante y las municiones. En cambio, todavía debe decidirse quién pagará por los medios desplegados para otras misiones vitales como el reconocimiento, especialmente, aviones sin piloto y aviones-radar Awacs.
El presupuesto anual para 'operaciones' de la OTAN, de 450 millones de euros (unos 630 millones de dólares) es insuficiente debido a los gastos que ya supone la intervención en Afganistán.