"Me ha estremecido el sufrimiento de ellos; es muy doloroso verlos hablar de estos temas o leer sus testimonios. Por el sufrimiento que les causé sin quererlo, yo, de verdad, les pido perdón", dijo Errázuriz este domingo al diario El Mercurio.
"Pensé que en nombre de la Iglesia, quienes tenían que pedir perdón eran el presidente de la Conferencia Episcopal, o el arzobispo de Santiago o toda la asamblea de la Conferencia Episcopal, y lo han hecho, y a eso adhiero con todo el alma", agregó.
Asimismo, reconoció no haber actuado a tiempo cuando recibió en 2003 y 2006 -mientras era arzobispo de Santiago- las dos primeras denuncias de abuso sexual contra Karadima, un influyente sacerdote de la iglesia chilena, debido a que debía tener la "seguridad" de que las acusaciones eran "verosímiles".
Las denuncias contra Karadima por abuso sexual a menores fueron efectuadas por cinco hombres, quienes afirman que los hechos ocurrieron cuando eran niños, en un momento en que Karadima, hoy de 80 años, efectuaba una misión en una influyente Iglesia de un barrio exclusivo de Santiago.
Errázuriz envió la información sobre las denuncias en 2010 al Vaticano, que tras una investigación, declaró a Karadima culpable de abusos sexuales a menores en febrero pasado y lo sentenció a "retirarse a una vida de oración y de penitencia, también en reparación de las víctimas de sus abusos".
El pasado 8 de abril, la Conferencia Episcopal de Chile también pidió perdón "por el mal ejemplo dado por algunos de sus ministros" y no haber "reaccionado con prontitud y eficacia ante las denuncias".
El caso causó revuelo en Chile, un país en donde la Iglesia Católica tiene una alta influencia. Un 80% de la población chilena adhiere a esta religión.
Una veintena de sacerdotes chilenos han estado vinculados a casos de pederastia en los últimos años y cinco de ellos han sido condenados judicialmente, según datos de la Iglesia.v