“Es un carnaval espontáneo, anárquico donde todo el mundo va, se disfraza y se divierte y nadie controla nada. Esto está planteado sin olvidarnos que todos los vecinos son comerciantes y tienen intereses muy marcados en el carnaval”, dijo Federico Lemos, responsable del film.
Sobre cómo llegó a hacer la película, el director dijo que nunca había ido a ese carnaval hasta que comenzó a investigar para su proyecto. “Sabía que mucha gente participaba, que era un desbunde, un descontrol, pero yo no había ido nunca. A principios de 2010 Ignacio Delvecchio (productor de El último carnaval) me contó la idea y me preguntó sobre la posibilidad de que Medio y Medio (casa productora que dirige Lemos) se hiciera cargo del proyecto”.
Al principio no le resultó una historia que rindiera para hacer una película. ”En ese momento cuando el me lo presentó por primera vez no lo veía… registrar un carnaval así me parecía que era más para un programa de televisión. Creí que no tenía una estructura como para soportar una historia y luego hacer una película. Pero Delvecchio me insistió que fuera, que viera, que estaba el pelado Cordera, que estaba Maitena, que había famosos que estaban participando y que había un problema instalado en La Pedrera. Insistió tanto que fui a hacer una especie de investigación de campo previa para ver con qué me encontraba y fue en esa primera visita a comienzos de 2010 que me convencí de que sí había un nudo interesante para hacer una historia, que sí se sostenía y que básicamente podía ser contada como una historia universal: un grupo de pobladores de un pueblo a 250 kilómetros de Montevideo, pero que puede ser en cualquier parte del mundo, con un problema real que se encuentran parados en un punto de inflexión. Sienten que desataron un poco a la bestia y armaron una fiesta hace diez años y hoy está fuera de control y ahora necesitan controlarlo, necesitan pararlo. Fue ahí donde me decidí a hacer la película”, explicó Lemos.
Si no hubiese contado con Maitena y Cordera, Lemos dice que también le hubiese interesado el proyecto. “En la película hay personajes increíbles que daban para mucho más. Había que centrarse en la historia del carnaval. En el caso de Cordera y Maitena eran un gancho para la parte comercial, lo que es un poco la frontera y el alcance de la película. Si bien la película se puede tildar un poco de localista, intentamos contarlo para que un mexicano, un chileno o un español vean la historia y la puedan entender”, añadió.
Lemos explicó en qué se diferencia este carnval de los tantos otros que acontecen en febrero en nuestro país. “En las fiestas del interior hay determinada contingencia y organización. Son parámetros que aquí no se dan. En las fiestas tradicionales la intendencia participa, designa predios con una capacidad apropiada para la gente. Hay baños químicos, hay seguridad, hay puestos de comida, hay médicos. En La Pedrera no hay nada. Son cinco cuadras cerradas con 20.000 personas en un lugar donde no hay servicios. Una fiesta que surgió como espontánea y que de alguna forma no se quiere controlar porque sienten que al controlarla y regularla pierde la esencia misma de lo que ha sido el carnaval de La Pedrera siempre”.
Uno de los objetivos, cuenta Lemos, fue registrar los momentos que muestran la dualidad entre los pobladores que sí quieren controlar de alguna forma y los que no creen conveniente la intervención.
“Ellos dicen que están preocupados pero no se pueden quejar porque les va bien. Pero sienten que el crecimiento es tan desmedido que va a terminar destruyendo el lugar y la fiesta. Esto hace que las medidas que quieren instrumentar no sean del todo claras y que no estén de acuerdo en casi nada”.
Lemos trató de ubicarse “en un lugar muy apartado” para poder contar la historia.
Terminada la película pero antes de estrenarla en Montevideo, Medio y Medio hizo una función especial para los protagonistas, o sea, los organizadores y precursores de esta fiesta.
La función fue en el Club de La Pedrera. “Invitamos a todo el pueblo. Los que viven en La Pedrera y sus familias, fueron 180 personas. Fue una situación… no sé si decir tensa, pero para mi fue muy difícil como realizador poder llevarles a ellos el documental terminado”.
Luego del preestreno, Lemos afirmó que “si la gente de La Pedrera la vió, con lo difícil que es a veces verse en cine y en momentos difíciles de discusión, se fueron contentos y conformes, bueno, creemos que el objetivo está cumplido”, puntualizó.
“La película es muy respetuosa y cuenta una realidad. No hay una intencionalidad en la edición y no hay malos y buenos. Hay posiciones encontradas como la que incentiva al consumo de alcohol y las drogas y el que no, o el intendente y la gente, los jóvenes que participan. Está hecha con mucho respeto, lo que hizo que en esa noche muy especial de preestreno la gente quedó muy conforme y de alguna forma nos dio ese espaldarazo que nosotros necesitábamos", afirmó.
En cuanto al cine nacional, Lemos afirmó que no fue una buena fecha de estreno (a principios de mayo). “Vienen todos los tanques de Hollywood, Los piratas del caribe, Kung fu panda, Río, todas estas pelis que están viniendo son muy taquilleras. Evidentemente el cine nacional no tiene cómo competir. O por lo menos en este momento no, más allá de hechos aislados la estamos luchando en las salas”, señaló.