Las imágenes me vienen a la cabeza. Llegan y se quedan instaladas. No se me borran ni por un instante. El mismo grupo, los mismos hombres, el mismo técnico.
De nuevo tengo gente alrededor que no quiere mirar, que se tapa la cara con la bandera y que reza a mi costado.
Otra vez Uruguay define un lugar en semifinales de un torneo internacional en tiros desde el punto del penal. Hace un año fue contra Ghana y ahora es ante Argentina.
Es 16 de julio de 2011 y en Uruguay nadie saca los ojos de la televisión. Fernando Muslera se para en el arco. Adelante tiene al mejor jugador del mundo. Van a empezar a patear.
Unos 15 minutos después, Uruguay vuelve a ser el país de las sonrisas. Algunos lloran, miles salen a las calles y todos festejan. Un grupo talentoso, humilde y entregado a la causa le regaló otra alegría de las que no se olvidan. Justo un 16 de julio.
La celeste está en las semifinales de la Copa América por mérito propio. Jugó un partido perfecto ante Argentina y eliminó al local. Nadie discute que Uruguay le gana poco a Argentina, pero cuando lo hace le provoca heridas profundas.
Oscar Tabárez volvió a demostrar todo lo que vale. Justo cuando los que están a la espera de su mínimo tropiezo para pegarle en el piso comenzaban a golpearlo, planteó un partido brillante, escogió a los hombres adecuados y fue artífice de un triunfo espectacular.
Claro que como todo director de orquesta necesita de intérpretes que estén a la altura. Y los suyos le respondieron una vez más. Dieron una muestra de hombría. De personalidad. De coraje. Fernando Muslera atajó todo, Diego Lugano fue un capitán con todas las letras, Andrés Scotti explicó por qué está en el grupo, Maxi Pereira y Martín Cáceres marcaron y subieron, Egidio Arévalo Ríos fue el pequeño gigante del Mundial, Tata González y Palito Pereira aparecieron cuando más los precisaban, Diego Forlán puso su talento al servicio del equipo y Luis Suárez fue una vez más incontrolable.
En un partido vibrante y que cumplió con las expectativas, Uruguay dejó a Argentina sin su Copa América.
El juego se presentó como todos preveían. Argentina tuvo la pelota y Uruguay contraatacó. A los cinco minutos, Diego Pérez se tiró con sus pies y su corazón hacia una pelota que Sergio Romero rechazó luego de un formidable cabezazo de Cáceres. Fue el primer indicio de los problemas de los albicelestes ante cada pelota por elevación.
Uruguay se replegó luego de la ventaja y Argentina se acercó al empate. Tras una asistencia de Messi, Gonzalo Higuaín igualó.
El partido se equilibró aunque el dominio de la pelota y el territorio fue argentino. Sin embargo, Suárez se las ingenió para sacar varias faltas y llevar peligro al arco de Romero. Cada tiro libre de Forlán metía miedo en el área argentina.
En el cierre del primer tiempo, Carlos Amarilla expulsó correctamente al Ruso Pérez. Pareció el principio del fin. Quedaba todo el segundo tiempo por jugar y Argentina tenía un jugador más en la cancha. Aún así, en los minutos finales de la etapa inicial, dos pelotas en los palos de Uruguay generaron la sensación de que no todo estaba perdido.
El inicio del segundo tiempo lo confirmó. La celeste salió bien parada, decidida, más erguida que nunca. Levantó el juego colectivo e individual del equipo de Tabárez y a Argentina le costó llegar.
Sergio Batista buscó en Pastore la solución a su falta de ideas. Messi jugaba como siempre pero le faltaba compañía y el de Palermo se le ofreció. Así llegaron un par de remates que tapó Muslera.
En el cierre, luego de la expulsión de Javier Mascherano por falta contra el conmovedor Suárez, Uruguay tuvo la victoria en la última jugada pero el centro desde la derecha no lo pudo conectar Forlán.
En el suplementario, Argentina tuvo el control de la pelota y contó con algunas posibilidades. Pero el 1 a 1 se mantuvo.
Entonces llegaron los penales. Pobre de aquellos que crean que ese tipo de definiciones son suerte y verdad. Juegan muchas cosas a la hora de poner la pelota en el punto del penal. Y Uruguay demostró una vez más que no adolece de ellas. Los cinco tiros fueron adentro y otro estadio quedó en silencio. En el Cementerio de los elefantes, Uruguay le puso la lápida a la Argentina de las estrellas. Justo un 16 de julio.
Muslera se queda con el penal de Tevez y clasifica a Uruguay (AFP)
Forlán festeja su gol, de penal, ante Argentina (AFP)
El Ruso Pérez festeja su gol junto a Suárez (AFP)
