El rey se muere de la mano de unos padres terribles

¿Para qué nací si no es para siempre? ¿Qué pasa con el sol que ya no obedece? Se pregunta un rey autoritario convencido de que su poder le permitirá decidir todo, hasta cuándo morir. El mismo elenco de Los padres terribles, interpreta El rey se muere, una obra dirigida por Alberto Zimberg que habló con 180 sobre el humor negro y el teatro del absurdo a días de estrenar su primera participación con la Comedia Nacional.

Actualizado: 20 de agosto de 2011 —  Por: Camila de los Santos

El rey se muere de la mano de unos padres terribles

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Luego de terminar Los Padres Terribles, Zimberg tuvo ganas de continuar con el mismo equipo. Buscando hacia dónde ir, Carla Moscatelli, actriz de la premiada obra que en 2009 se consagró como el Mejor Espectáculo llevándose los premios a Mejor Dirección y Mejor Actriz de Reparto, le acercó el texto de Eugène Ionesco que junto a las ganas de seguir con el género del absurdo hicieron que Zimberg descubriera el Rey se muere, una obra que habla de “temas que cualquier ser humano toma distancia”.

De tiempos precisos, con mucho movimiento y variedad de colores. Una obra dinámica donde un rey no se quiere morir, metáfora fácilmente traspolable a la clase política actual a nivel mundial donde los máximos jerarcas no quieren abandonar “su silla”, señaló Zimberg.

El director explicó que hubo una búsqueda de revitalizar un texto “que de por sí tiene un dejo existencialista con mucha información y muy discursivo y potenciarlo desde lo que nosotros podíamos entender como la decadencia de estos personajes. Esa decadencia justamente pasa por el uso de una estética donde el color es exacerbado y juega a las estridencias. Si bien hay cierta búsqueda de lo caricaturesco, también existe el teatro dentro del teatro. Son actores haciendo de personajes”, dijo.

Roberto Bornes, Noelia Campo, Carla Moscatelli, Sergio Muñoz, Sebastián Serantes y Leonor Svarcas le dan movimiento, color y sobre todo, humor a la búsqueda de la muerte. La obra está en el Teatro Circular a las 23.45. Este sábado es su última función.

Como en las relaciones, también en el teatro, el director vuelve a elegir al mismo elenco. “Tampoco uno trabaja por el éxito, la idea justamente fue seguir creciendo juntos porque sentimos que tenemos mucho más para dar y para proponer. Hay toda una etapa de confianza establecida y eso hace que determinados procesos sean mucho más rápidos, hay un código ya entendido”, explicó el director.

Absurdo

Según Zimberg, el teatro del absurdo busca mostrar una realidad desde un código ya sea por el opuesto o rompiendo cierta visión esperada que descoloca. “Lo ideal sería no reírnos de la muerte, hablar de ella más solemnemente. Lo que hace Ionesco es reírse de una forma inteligente tomando el extremo de un rey que ya vivió cuatrocientos siglos e igual no quiere despegarse de su silla porque cree que puede decidir hasta cuándo debe morir. Me parece que eso es el absurdo, es salir de lo establecido, de lo esperado. Ya sea desde la dramaturgia o rompiendo la linealidad al contar una historia desde un lado no esperado para justamente hacer notar ciertas negruras o ciertas oscuridades”, afirmó.

Sobre su trabajo, el teatro, el director señaló que las propuestas no deben distanciar al público y por el contrario, deben atraerlo. Cuando él dirige busca que esto suceda. Cómo lo logra es la pregunta. “Desde una expresividad y una forma de actuación a la que el público esté acostumbrado, que no sea algo que no se entienda”.

Por primera vez, Zimberg fue invitado a dirigir a la Comedia Nacional con la obra Atendiendo al señor Sloane, de Joe Orton, un dramaturgo inglés destacado en el género de la comedia negra. Está previsto su estreno el próximo 2 de setiembre en la sala Verdi. “Es una obra de un señor muy negro con cuatro personajes preciosos y muy oscuros que se relacionan de una forma muy particular. Estamos buscando poder generar lo que quizás el autor generó en esa época”, cuando la sociedad británica de los sesenta quedó sorprendida por la perversión de esta particular familia.

Zimberg sostiene que los personajes deben ser fieles a lo que quieren contar y para eso la clave está en que sean creíbles en su contexto, “en su mundo donde todo fluye hacia un mismo lado”. Además, señaló que “desde le hiper realismo hasta la caricatura o lo farsesco todo tiene que ver con todo”, aseguró el director que siempre que puede va a ver sus obras. “Yo voy a las funciones porque disfruto yendo, porque me gusta lo que hago y también siento esa cosa de grupo de compartir la previa, ver si está todo... cuando llega el publico...”, para Zimberg, los actores no se ponen nerviosos, “creo que no me ven desde ese lado”, finalizó.