"Los pilares del modelo están en crisis. Argentina tiene muchas luces amarillas encendidas en la economía", dijo a la AFP Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete (2003/2008) de la mandataria y de su antecesor y esposo, el fallecido Néstor Kirchner.
El 'modelo' económico kirchnerista, con un elevado nivel de subsidios, permitió aumentar el consumo doméstico a un 4% anual, obtener un crecimiento del 8% promedio desde 2003 con excepción de 2009 y bajar la tasa de desempleo al 7%.
Pero esto se tradujo en un incremento del 35% anual del gasto público y una inflación anual del 25%, según estimaciones privadas, es decir, una economía 'recalentada' que no parece que pueda sostenerse en el tiempo mientras que los subsidios equivalen al 4% del Producto Interno Bruto (PIB).
"La inflación es un problema y el gasto público también", dijo Fernández.
Argentina obtuvo estos años un importante ingreso de divisas gracias a los altos precios internacionales de los granos, en especial la soja, que en diez años pasó de 200 dólares a más de 500 dólares por tonelada y cuyas exportaciones le dejan al fisco unos 30.000 millones de dólares.
Sin embargo, una buena parte de las divisas huyen del país: "El gobierno de Cristina se caracteriza por una fuerte fuga de capitales de 70.000 millones de dólares en cuatro años", destacó el ex jefe de Gabinete.
"En los últimos cinco años el resultado fiscal se deterioró en cinco puntos del PIB, lo que da una muestra clara del impulso adicional que el gobierno le dio a la economía", opinó Martín Lousteau, ex ministro de Economía de la actual presidenta.
"Se hizo una bola de nieve: los subsidios llegarán este año a 75.000 millones de pesos (USD 17.600 millones), eso es 4% del PIB", advirtió Lousteau.
En el mismo sentido, Soledad Pérez Duhalde, de la consultora abeceb, señaló a la AFP que "las cuentas del fisco reflejan que se requiere algún ajuste porque es insostenible el nivel actual de subsidios, en particular lo que se refiere a las tarifas residenciales del sector energético".
Para la economista, la rebaja de los subsidios al transporte y las tarifas de los servicios públicos "será de forma gradual, ya que su impacto no sería de menor importancia".
La inflación preocupa a los argentinos, pese a que la mayoría de los gremios pacta aumentos superiores a los índices del oficial Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), acusado de manipular sus cifras que, en general, son alrededor de un 50% menores a los cálculos de las consultoras privadas.
"Mucho se habla de un eventual pacto social (Estado, empresarios y trabajadores) para moderar expectativas inflacionarias y alargar los horizontes temporales", dijo Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.
Otra asignatura pendiente del kirchnerismo es el regreso al mercado de capitales, del que el país quedó aislado tras la moratoria de unos 100.000 millones de dólares en 2001, la más grande de la historia.
Argentina ha cancelado desde entonces sus obligaciones externas con reservas del Banco Central (BCRA), que actualmente se situán en 47.800 millones de dólares y que vienen erosionándose también por la compra de dólares para sostener su valor en alrededor de 4,25 pesos.
Sin deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), luego de pagar USD 9.810 millones con divisas del BCRA en 2006, el gobierno tiene aún pendiente un pasivo de unos USD 8.000 millones (capital e interés) con el Club de París.
"Aquí hay un problema político porque una renegociación con esa entidad parece requerir la presencia del FMI, organismo con el cual Argentina no quiere negociar", dijo a la AFP Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres.
El gobierno debe pagar en diciembre próximo un vencimiento de USD 2.700 millones, mientras que la necesidad de financiamiento del primer año de su segundo mandato no supera los USD 4.000 millones.