Bajo una presión creciente, los dirigentes europeos se reúnen de nuevo el miércoles, tras maratónicos encuentros el fin de semana, para dar una respuesta convincente a los mercados y a las economías de todo el mundo, preocupados por la espiral de la crisis de deuda.
Crecen los temores de que Italia, la tercera economía europea, se convierta en la próxima víctima de la crisis. El gobierno de Silvio Berlusconi negociaba con su aliado, la Liga del Norte, una amplia reforma del sistema de pensiones para ampliar la edad de jubilación.
Llamado al orden el domingo por sus pares de Alemania, Angela Merkel, y Francia, Nicolas Sarkozy, Berlusconi prometió actuar para prolongar hasta 67 años la edad necesaria para jubilarse en Italia, con el fin de alinearse con otros países europeos.
Berlusconi aseguró el lunes en un comunicado que "nadie tiene nada que temer" de Italia y estimó que Roma no debe recibir lecciones de sus socios europeos.
Con una deuda pública de más de 1,9 billones de euros (cerca del 120% del PIB), Italia está en la línea de mira de los mercados desde este verano, ante la falta de credibilidad del gobierno que ha prometido equilibrar el presupuesto en 2013 mediante medidas de austeridad que demoran a ser aplicadas.
Roma debe enviar "mensajes contundentes para evitar que Italia se convierta en la próxima Grecia", dijo un funcionario de la Unión Europea (UE).
El tiempo apremia y ya son ya varios los países que dan muestras de haber perdido la paciencia. El último fue Japón que el martes llamó a la Eurozona a adoptar medidas para reducir la agitación que está llevando al yen por las nubes en los mercados cambiarios.
Los dirigentes europeos se concentran en lograr un consenso para optimizar al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y que pueda evitar un contagio de la crisis a países como Italia o España.
El Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, se pronunciará el miércoles en sesión plenaria sobre el refuerzo de este fondo de emergencia.
Para darle al FEEF una potencia de fuego son varias las opciones que se manejan, y algunas de ellas prevén involucrar al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una de las propuestas es que este mecanismo, dotado actualmente con 440.000 millones de euros, dé garantías a los tenedores de deuda, haciéndose cargo de un 20% a un 30% de las pérdidas si un país entra en default.
Otra idea que se maneja es que el fondo funcione como un vehículo que atraiga inversores privados y de países emergentes como China.
En todo caso los europeos se han puesto de acuerdo sobre la necesidad de rescatar a Grecia con una "sustancial" colaboración voluntaria de los bancos acreedores de la deuda griega.
La Eurozona "está cerca" de un acuerdo con los acreedores privados de Grecia, indicó una fuente de la Comisión Europea.
Según una fuente diplomática, el sector bancario negocia una quita (pérdida) voluntaria de 40% mientras que la Eurozona busca rebajar a entre un 50% a 60% el reembolso de la deuda griega para hacerla sostenible.
Una importante asociación de bancos advirtió de que hay "límites" a lo que puede ser considerado una quita voluntaria a la deuda de Grecia.
"Cualquier decisión que no esté basada en negociaciones colectivas e involucre medidas unilaterales puede equivaler a un default (... y) podría aislar a la economía griega de los mercados internacionales de capital durante muchos años", señala el Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
Grecia expresó su alarma por las consecuencias de una quita importante de su deuda soberana, que debería llevar a una puesta "bajo tutela" de las entidades más expuestas a la crisis, ya que estas son las principales tenedoras de la deuda griega.
(AFP)