El ministro de Asuntos Exteriores irlandés, Eamon Gilmore, aseguró que el cierre de la embajada irlandesa en el Vaticano no tiene relación con el reporte Cloyne, que analiza cómo el Estado y las autoridades de la Iglesia Católica condujeron (y ocultaron) las acusaciones de abuso sexual a menores por parte de clérigos irlandeses.
Sin embargo, el rumor de que el cierre de la embajada se debe al proceso de secularización que atraviesa la República de Irlanda resuena cada vez con más fuerza.
La embajada de Irlanda en el Vaticano funcionaba desde 1929, y fue una de las primeras alianzas que estableció Irlanda luego de su independencia. La Iglesia Católica fue, hasta hace poco tiempo, una presencia de suma importancia en este país.
Sin embargo, las denuncias (y cómo las autoridades religiosas y gubernamentales las gestionaron) por abuso sexual y psicológico a menores por parte de clérigos irlandeses marcaron una ruptura en esta relación y es posible que haya sido el inicio del proceso de secularización que está atravesando la sociedad irlandesa.
Esta secularización se refleja en hechos tales como la creciente aceptación en esta sociedad de conceptos como el de divorcio, homosexualidad e incluso aborto, que eran profundamente mal vistos poco tiempo atrás.
Además de la del Vaticano, Irlanda también cerró las embajadas establecidas en Irán y Timor Oriental, con el mismo pretexto de concretar un recorte de gastos.