Valeria Tanco

Saciar el ansia

El 2009 empezó a pura suspensión. Primero se modificó la fecha del desfile que -a pesar de su falta de sentido y lo debatible de hacer caminar a conjuntos cuya razón de existir es dar un espectáculo- es el corte de cinta inaugural cada año. Después se suspendió la primera etapa del Concurso Oficial en el Teatro de Verano debido a retrasos varios de infraestructura y obra.

Actualizado: 06 de febrero de 2009 —  Por: Valeria Tanco

Mi sed de carnaval, apaciguada durante enero por los ensayos, se hizo insoportable y me fui al Velódromo. Este escenario ha sobrevivido estoicamente sin cerrar durante siete años, mucho decir para un negocio complejo. Su dueño, Pedro Grafiña, tiene un estilo muy particular de encarar el tablado que comenzó en el Sporting (que ya no administra), como una marca registrada debido a su inusual oferta gastronómica combinada con una programación fuerte y bien pensada.

Cuando Grafiña arma el menú con la cantera de Murga Joven el público del Velódromo consiste mayoritariamente en una selección sub 30 que se permite gustar sólo de esta corriente en el “carnaval mayor”, porque no es lo mismo, porque tiene una marcada identidad que pretende alejarse – con mayor o menor éxito y eficacia- de todas las convenciones precedentes del género, porque es hasta “cool” gustar de ella. También pululan las remeras de años anteriores de estas murgas, que siempre tienen un diseño ingenioso y depurado que no está mal visto lucir, sino todo lo contrario.

Haciendo una sociología pueril más amplia, podemos decir que el primer público de estas murgas, del cual sale la mayoría de sus hinchas y seguidores más fanatizados, es casi en su totalidad de clasemedia-nivelterciario-izquierda. “La lunática” –la primera en actuar y la más joven de las que se presentaron ese día en el Velódromo- dedica un cuplé a esa clase media, haciendo énfasis en su antes y después de las cirugías cosméticas que la llevan, según “La lunática”, de la oposición caliente a una tibieza conformista.

Juguemos en el bosque/ mientras la clase media no está/

¿Clase media está? /

No, estoy en el Velódromo viendo al Queso, la Moji y la Cata, dice la murga jugando al Lobo Feroz.

Atracón de Murga Joven

Más allá o acá de formas y estilos, de historial y orígenes, las murgas provenientes de la Movida Joven tienen una identidad formada por rasgos similares, como si tuvieran una vinculación sanguínea, de primos hermanos. Detectar esos denominadores comunes es más sencillo cuando se tiene la posibilidad de ver todas de un tirón, como pude hacer con La lunática, Japilong, Demimurga, Queso Magro y La Mojigata.

Tal vez la característica hereditaria más clara y polémica del pasado de Murga Joven sea la auto-referencia. Digo polémica porque siempre está la eterna discusión sobre la validez de hablar de sí mismos y más aún de mostrar los hilos, de llevar al espectador tras bambalinas y descifrarle los códigos del formato murguero con el fin de burlarse de ellos. Al principio podía ser una suerte de revolución generacional: dinamito la estructura que me precede para fundar la mía. Con el paso del tiempo, la auto-referencia se ha vuelto norma y ya no tiene gusto a nuevo y ya incomoda un poco.

Todas transitan el camino del absurdo como su avenida principal en el momento de intentar hacer humor. Una predilección que les costó años de aclimatación del público carnavalero, que ahora sabe qué esperar de una retirada dedicada al Chuy (Queso Magro) o de cómo se llega a cantar “Chiquillada” de José Carbajal para el gurisito yanqui que la está pasando mal en un torpe spanglish (Demimurga).

El juego con la métrica, las letras originales de las canciones y los verbos mal conjugados aparecen seguido en estas propuestas. El idioma textual y musical se desarma y vuelve a armar en mil formas lúdicas, a veces comprensibles, a veces efectivas y otras no tanto.

La lunática arranca la clarinada de su presentación con un No…no….noviembre y sigue diciendo hemos volvido.

Las cinco murgas en algún momento “aprietan” las palabras en un verso en el que claramente no entran, o se salen del renglón en la métrica, sobrando sílabas y hasta frases enteras. Vayan estas cuartetas ilustrativas del repertorio de La Mojigata con música de Pablo Milanés.

El tiempo pasa/ y nos vamos poniendo murga

Perdiendo así la frescura/ y la desfachatez de murga joven

Y en cada paso que damos/ sentimos que la cagamos

Alejándonos de esa cantera/ inagotable que es repetimos murga joven

Japilong al Teatro de Verano

Perdida en el camino / entre la Unión y La Teja

Murga joven medio vieja

Así arranca su presentación la decana de las murgas jóvenes, acusando edad e influencias que la hacen transitar por otros caminos. Japilong se presentó el miércoles 4 en el Concurso Oficial del Teatro de Verano.

Hay por lo menos dos murgas dentro de la Japilong, aparentemente sin intencionalidad. La primera empieza con la clarinada y llega hasta el final del primer cuplé. Es de estricto estilo Murga Joven, con las características que ya describí anteriormente. Este primer cuplé plantea lo que será el hilo conductor de todo el espectáculo, el ahorro, y lo hace desde una anécdota absurda: la murga empieza a ahorrar de a un peso por componente para comprar los bizcochos. A partir de esa premisa, se disparan situaciones, ideas y fantasías de lo que se va a hacer con los ahorros - porque mira cómo crece esa base-, en una escalada absurda cuyo punto más alto es el fin de este primer capítulo del espectáculo.

La segunda parte parece otra propuesta, emparentada con estilos más tradicionales de hacer murga. El planteo de la mayoría de los siguientes cuplés es de un personaje que “dialoga” con la murga, mientras que el colectivo como personaje sólo participa cuando se busca un efecto visual gracioso al salir todos vestidos de mujeres. La forma de hacer humor también vira hacia otro lado, los chistes son más lineales y hay referencias televisivas en varias oportunidades. Antes de abandonar definitivamente los aires de murga joven, en un cuplé del hombre que luego de ahorrar una vida se va al tablado a gastar todo en una noche, la murga le canta ve cómo se pega/ el espíritu de Momo a tu cuerpo/

es un imán/ un imán fraterno

Los trajes son clásicamente murgueros, coloridos y efectivos a la hora de ocupar visualmente el escenario. Para la retirada, se agregan unas capas muy originales tipo ruanas tejidas con algunos brillos.

La Japilong canta como “murga grande”. Desde sus comienzos fue un conjunto que sorprendió por su buen canto, y con el paso del tiempo esta característica se fue acentuando.

El ahorro de la Japilong tiene cuentas en varias corrientes y parece todavía no querer definir un terreno donde invertir. Vuelvo a la clarinada de la presentación, porque la segunda parte sigue justificando sus diferentes personalidades. Hay lugar para todos en la fiesta de Momo, y en esta murga evidentemente por ahora también.

Si es cuestión de rotular/ puede ahorrar en etiquetas

Que a esta murga no le inquieta/

En la fiesta de dios Momo/ para todos hay lugar



Las opiniones vertidas en las columnas son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente posiciones del Portal 180.