Libia a la espera de turistas

Tras el asesinato de Muammar Gadafi, Libia no solo terminó con años de régimen gadafista, sino también con la escena cotidiana de disparos que se vivió mientras los rebeldes perseguían al gobernante para derrocarlo y asesinarlo.

Actualizado: 08 de noviembre de 2011 —  Por: Redacción 180

Libia a la espera de turistas

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Hoy Trípoli, la capital libia, está rodeada de escombros pero conserva su riqueza histórica, arquitectónica y cultural. Por ello los trabajadores libios que dependen del turismo tienen la esperanza de que el hueco que dejaron los corresponsales y periodistas que retornaron a sus países sea cubierto por turistas.

Pero aunque el conflicto terminó y la normalidad ya casi ha vuelto, la idea de Libia como destino turístico parece estar todavía lejos de los viajeros del mundo, que siguen asociando a este país con conflictos y enfrentamientos armados en las calles.

Pese a las reliquias arquitectónicas e históricas de Libia, como el arco romano de Marco Aurelio y sus tesoros naturales y arqueológicos (de los cuales varios están protegidos por la Unesco), dueños de hoteles, guías turísticos y comerciantes en general temen que los turistas que tanto esperan nunca lleguen, y que deban abandonar sus empleos actuales.

Estos trabajadores supieron lo que era el turismo luego de 1990, cuando Gadafi decidió abrir el país al turismo. Sin embargo, era un tipo de turismo peculiar, ya que el control que recaía sobre los visitantes era absoluto, y los dueños de los establecimientos de hospedaje debían brindar informes a diario sobre los movimientos dentro del local.

Luego llegaron los periodistas, y allí el sector turístico atravesó una época de gran intensidad de trabajo que finalizó con la muerte y entierro de Gadafi. Ahora esperan que las atracciones de Libia, y una eventual reconstrucción de las zonas dañadas por la guerra, llamen la atención de los turistas del mundo.

Pero la reconstrucción de la infraestructura de Libia, así como la construcción de este país como un destino seguro, puede llevar, según los propios libios, muchos años.

Karlos Zurutuza/IPS