Un escenógrafo ajusta cortinas de encaje blanco en los marcos de las ventanas de una vieja sala de clases, se arrodilla en el suelo cubierto de escombros y derrite la parte superior de unas velas con un soplete.
Se siente el aletear de las palomas mientras los asistentes del rodaje forman un surco sobre el polvo que cubre una escalera oxidada.
Es el escenario perfecto para una película de terror sobre un asesino serial, asegura el director de "Altered", Kely McClung.
"Una de mis reglas para que las películas de bajo presupuesto parezcan caras y costosas es el óxido, el polvo y la suciedad. Se ven muy bien y también ayudan a contar la historia", agrega.
En Gary, Indiana, hay polvo y suciedad de sobra.
Fundada en 1906 por la Corporación del Acero de Estados Unidos en la orilla del Lago Michigan, en la frontera estatal con Chicago, Gary comparte una historia de meteórico ascenso y triste caída con otras ciudades industriales en todo el país.
El auge del acero creó decenas de miles de buenos empleos y provocó el optimismo reflejado en la melodía "Gary, Indiana" del famoso musical de 1957 "The Music Man".
Pero la bonanza se acabó cuando la industria del acero sufrió un colapso repentino en la década de 1970, acentuando la migración de la población blanca a los suburbios.
Innumerables esfuerzos de las autoridades no lograron parar la espiral descendente. La población de Gary cayó de un máximo de 178.000 personas en 1960 a sólo 80.000 en la actualidad. El lugar es hoy sinónimo de pobreza, violencia y crimen.
Hollywood no podría diseñar una locación más convincente de la decadencia urbana.
- "Un montón de historias" -
La calle principal de Gary es un fantasma de la antigua gloria de la ciudad, con casi todas las tiendas cerradas, excepto la oficina de préstamos usureros.
Alguien trató de aportar un poco de alegría al lugar pintando un sonriente ujier en los tablones que cubren la taquilla de un cine. Increíblemente no hay graffitis, quizás porque los pocos niños del barrio tienen formas más atractivas de meterse en líos.
Los turistas que buscan el lugar de nacimiento del "Rey del Pop" Michael Jackson, en el número 2300 de Jackson Street, giran hacia el oeste de Broadway y pasean por las calles vacías llenas de casas que se caen a pedazos, devastadas por incendios, tormentas o simple abandono.
A pocas cuadras se ven las ruinas de fábricas despojadas hace mucho tiempo de lo que pudiera servir para algo. En la orilla del lago, asciende el humo de las chimeneas en la Corporación del Acero y las llamaradas de gas iluminan el cielo nocturno.
Con su base fiscal reducida, Gary no puede permitirse el lujo de demoler sus miles de edificios abandonados.
Ben Clement, un ex conductor de un programa de televisión que se mudó desde Ohio para tratar de revitalizar Gary y terminó como jefe de su oficina de desarrollo económico, decidió que era hora de que la ciudad aprovechara esos espacios sin uso de alguna manera.
Por eso fundó la Oficina de Cine y Televisión de Gary en 1997 y logró que muchos equipos de producción filmaran en el lugar.
"Dado que estos edificios están aquí de todos modos y ya que tienen una cierta cualidad esotérica o estética que es muy atractiva para los cineastas, ¿por qué no usarlos", dice.
- La chispa en la imaginación de los niños -
La gótica Iglesia Metodista de la Ciudad abandonada hace unos 30 años se ha utilizado en al menos 75 filmaciones, entre ellas "Transformers 3", "Nightmare on Elm Street" y en un video de música gospel.
McClung, que acampó allí para cuidar su equipo mientras hacía las primeras tomas y desde entonces ha alquilado un apartamento a pocas cuadras de distancia, dice que las autoridades locales han hecho lo imposible para ayudarlo y ya está planificando otros proyectos en el lugar.
"Hay un montón de historias que podría contar en estos edificios", dice.
"No es sólo esta iglesia. Hay estaciones de tren y hospitales y auditorios y fábricas y casas...", señala.
El impacto económico de proyectos de cine en Gary no está claro. Algunos lugareños han sido contratados como extras y varios incluso se las arreglaron para obtener las codiciadas tarjetas gremiales después de actuar en papeles temporarios o de ser asistentes de producción.
Pero sin restaurantes, tiendas u hoteles cercanos la mayoría de los equipos de producción gasta su dinero en las ciudades vecinas.
Gary cobra bastante poco a quienes llegan a filmar -500 dólares diarios por películas, 250 dólares diarios para cortos independientes y 50 dólares diarios para películas estudiantiles- por lo que el impacto en los ingresos de la ciudad es modesto, dice Clement.
Sin embargo, gracias a esta iniciativa, Gary tiene ahora una floreciente escena artística local y organizó su primer festival de cine en febrero. Además, está el impacto emocional positivo, en una ciudad en que las buenas noticias a menudo son difíciles de conseguir.
"Había miles de personas detrás de una cuerda viendo la filmación de 'Transformers 3'", dice Clemente.
"¿Quién sabe qué chispa encendió eso en la imaginación de los niños?", añadió
AFP/ Mira Oberman