Seminario promueve etiquetado de los alimentos transgénicos

En Uruguay no está regulado que los alimentos que incluyen productos transgénicos lo aclaren en sus envases como sí sucede en otros países. Mientras, el 100% de la soja y el 80% del maíz nacionales son transgénicos por lo que organizaciones uruguayas comienzan a promover que se exija el etiquetado y este viernes habrá un seminario dedicado al tema.

Actualizado: 25 de noviembre de 2011 —  Por: Clara Esmoris

Seminario promueve etiquetado de los alimentos transgénicos

Sin datos (Todos los derechos reservados)

Los transgénicos son organismos creados artificialmente, mediante la manipulación de los genes de un ser vivo que son introducidos en otro. Las materias primas transgénicas se crean, por ejemplo, para que ciertas verduras maduren más rápido, para que duren más una vez maduras, etcétera.

En Uruguay, el 100% de la soja que se planta es transgénica, y el 80% del maíz también lo es, indicó Laura Rosano, representante de Slow Food en Uruguay e integrante de Chefs contra el hambre.

Dieciocho de 20 tipos de polenta que se venden en el mercado uruguayo provienen de materias primas transgénica, según una tesis de Martín Fernández, licenciado en Biología. “Ahí surge el tema de que estamos comiendo transgénicos en la dieta diaria, y la polenta es una de las comidas que se recomienda darle al bebé”, señaló Rosano.

Lo que reclama la experta en alimentación, así como varias organizaciones, es que en Uruguay exista una ley que obligue a que los alimentos lleven una etiqueta que indique su contenido transgénico, y el viernes 25 se llevará a cabo el primer seminario acerca del tema.

¿Qué problemas trae el uso de transgénicos? De 15 o diez años para acá han crecido muchísimo las enfermedades relacionadas a la alimentación, dijo Rosano, y en ese tiempo también la industria alimenticia se ha desarrollado muchísimo utilizando ese tipo de materia prima. “Está todo muy enlazado”, afirmó, “lo que pasa es que si vos no tenés un etiquetado que te diga lo que estás comiendo, no lo podés relacionar directamente”.

Uno de los síntomas físicos que más se asocia con el consumo de transgénicos, dijo la experta, son las alergias y los problemas respiratorios. “En los animales se han encontrado problemas de salud graves, como infertilidad o deformaciones”, afirmó. “El mito de que ‘no se sabe’ es mentira, porque ya se sabe que hace mal a la salud”, dijo.

“Lo que pasa es que en Uruguay se está consumiendo la soja que se exporta. Vendemos soja para las vacas de Europa y los chanchos de China, y es la misma que se consume como aceite y luego como lecitina en un montón de productos manufacturados. Toda esta industria sojera y de maíz está muy atada a la comida industrializada. La glucosa de maíz que utilizan todos los refrescos que se consumen, las lecitinas que tienen las galletitas, cualquier etiqueta que ves que tiene lecitina, jarabe de maíz, glucosa continiene elementos que salen de este tipo de cultivos”, explicó Rosano.

La comida congelada tiene conservantes y químicos que están elaborados con este tipo de productos.

Estas semillas modificadas genéticamente producen lo que se llama una “pérdida de la soberanía alimentaria”, ya que su composición genética está patentada y, cada vez que se desea usarlas, hay que volver a comprarlas. “Además, la segunda generación del cultivo ya no es rentable, porque no nace ni una cuarta parte de lo que se plantó y, segundo, no la podés guardar porque no es tuya, es patentada, tiene dueño. Entonces, si la guardás y la plantás, te pueden hacer un juicio, como pasó en Estados Unidos con un montón de productores”, contó.

La rentabilidad de plantar con este tipo de semillas, no es tanta como se dice, según expicó Rosano. “Es rentable los tres primeros años y luego no; por el desgaste de la tierra y porque cada vez se necesitan más químicos para fertilizar y para matar las malas hierbas”.

La fertilidad de la tierra se termina más rápido, por la cantidad de agrotóxicos que se utilizan. “No es solamente la semilla; es un paquete tecnológico, en el que vienen la semilla, el herbicida y el fertilizante y todo es del mismo dueño”. Además, este modelo no es sostenible, explicó, porque tanto el agrotóxico (el fertilizante) y el herbicida son a base de petróleo, por lo que no tiene una existencia a largo plazo y sale más caro.

Para Rosano, es más urgente que se ponga la etiqueta a los productos que exigir que no se planten más semillas de este origen, porque sería luchar contra algo demasiado grande.

“Hay que empezar con una campaña de comunicación hacia los consumidores, que somos todos, para que sepan lo que están consumiendo”, dijo. “Somos muy nuevos en el tema porque no hay información, no porque no haga tiempo que se está plantando”.

El manejo del etiquetado no es igual en todos los países. Aunque en la mayoría sí existen las etiquetas, algunos lo aplican sin tener una ley que los obligue, otros no lo aplican “porque sí” y otros tienen una ley que impide que se etiquete, como Estados Unidos.

Brasil, por ejemplo, tiene etiquetaje en los productos hechos en base a transgénicos, pero al pasar la frontera hacia Uruguay, se les saca la “T” de “transgénico”, porque no existe la exigencia.

En Chile, donde recién este año dieron el permiso para empezar a plantar transgénicos, ya se está hablando del etiquetado.

En Perú existe el etiquetado, y además se logró una moratoria de diez años, para que por ese período no se puedan plantar más productos transgénicos.

En Estados Unidos hubo una ley que se votó en el Parlamento durante el gobierno de Bush, en la que aprobó que no hubiera etiquetado.

En Cuba, recientemente se prohibió el cultivo de transgénicos, gracias al trabajo de biólogos como Narciso Aguilar, quien estará exponiendo en el seminario.

Green Peace tiene una guía sobre alimentos transgénicos y no transgénicos, llamada Guía roja y verde de alimentos transgénicos, en la cual hay información sobre marcas y tipos de manufacturados, que se puede consultar aquí.

Este viernes 25 de noviembre, a las 17 horas se realizará el primer seminario sobre etiquetado de transgénicos. Es en la sala Impo (Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales), Germán Barbato 1379, Piso 2.