La prohibición del ingreso de extranjeros a los coffeeshops se postergará en las ciudades que lindan con Alemania y Bélgica, al sur del país, hasta el 1 de mayo. En 2013 se espera cubrir todo el territorio.
El endurecimiento de las medidas holandesas respecto a la marihuana deviene del aumento de la potencia del cannabis cosechado en Holanda. La manipulación que ha sufrido la planta hizo que una variedad tenga más de un 15% de tetrahidrocannabiol (THC), su principio activo.
El gobierno decidió catalogar a las variedades con 15% o más de THC como droga dura. “Supone un peligro para el fumador más vulnerable: los adolescentes y jóvenes”, dijo Ivo Opstelten, ministro de Justicia, al explicar las medidas a El País de Madrid.
Los clientes holandeses seguirán fumando marihuana sin problemas pero tendrán que registrarse y mostrar el correspondiente carné. Cada establecimiento tendrá un máximo de 2.000 socios fijos. Y no podrá vender droga cuyo índice de THC supere el 15%.
Así se terminará una tradición que ha hecho que una de las postales clásicas de Ámsterdam sea la de gente fumando porros en estos locales. Ahora, la municipalidad de la ciudad quiere promover otros atractivos y evitar la cercanía con las escuelas. En 2014 no podrá haber coffeeshops a menos de 350 metros de los centros educativos.
Desde 1976 el consumo de marihuana está despenalizado en Holanda, en un modelo frecuentemente citado como ejemplos en países donde se persigue.