Así funcionaba la red de prostitución VIP

La jueza Graciela Gatti resolvió procesar con prisión a dos hombres por dirigir una red de prostitución con jóvenes que pretendían ser modelos. Según el fallo, se las engañaba y se valían de su “necesidad económica y el deseo de llegar a la fama”. “Una fórmula muy vieja de engaño pero que al día de hoy sigue vigente”, se sostiene en el fallo. En la maniobra también quedaron involucradas una agencia de modelos “famosas” argentina y la madre de uno de los proxenetas.

Actualizado: 13 de febrero de 2012 —  Por: Redacción 180

Así funcionaba la red de prostitución VIP

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La jueza determinó el procesamiento y la prisión para dos hombres por el delito continuado de proxenetismo. Uno de ellos, con un delito de contribución a la explotación sexual de menores y el otro con un delito de trata de personas en la modalidad de reclutamiento con fines de explotación sexual. Para esto último la jueza se basó en el artículo 78 de la ley 18.250, que establece que incurre en este delito "quien de cualquier manera o por cualquier medio participare en el reclutamiento, transporte, transferencia, acogida o el recibo de personas para el trabajo o servicios forzados, la esclavitud o prácticas similares, la servidumbre, la explotación sexual, la remoción y extracción de órganos o cualquier otra actividad que menoscabe la dignidad humana, será castigado con una pena de cuatro a dieciséis años de penitenciaría". Esta ley fue aprobada en 2008.

Ahora, ambos serán enjuiciados bajo la imputación de un delito continuado de proxenetismo.

También se decreto el procesamiento sin prisión de la madre de uno de los involucrados. Esto porque la mujer estaba al tanto de la actividad de su hijo y cobraba a su nombre el dinero de las prostitutas para luego entregárselo a él.

El primer procesado, un hombre que se hacía llamar Daniel, desde hace cuatro años tenía montada una fachada a partir de dos supuestas agencias de modelos. Conseguía a las jóvenes a partir de avisos en el diario y luego les ofrecía trabajar como prostitutas. Según el fallo, “los precios a pagarse eran variables pero rondaban los 1500 pesos por ‘servicio’ y éste duraba entre una hora y media o dos y en general, se llevaban a cabo en un motel céntrico”.

En la investigación la Justicia detectó que “el hombre captó a menores de edad para ejercer la prostitución en la forma antes indicada, a sabiendas de la edad de la joven”. Esto se comprueba con una escucha, de fecha 5 de enero de 2011, donde el hombre apodado Daniel ofrece a una joven de 17 años al otro procesado para que la llevara a prostituirse a Punta del Este.

El otro procesado, de iniciales J.M.A, declaró tener una agencia de modelos para organizar eventos y desfiles. “Sin embargo, la empresa como tal no existe. No tiene ningún tipo de infraestructura y actúa de manera totalmente informal. Es más, carece incluso de una mínima organización y ni siquiera cuenta con capital como para actuar en el ámbito comercial”, se sostiene en el fallo.

Este hombre captaba jóvenes, “de muy buena presencia, con ansias de ser modelos”. “Les prometía promocionarlas como tales y hacerlas participar en desfiles, eventos y hasta en televisión, haciendo valer siempre sus contactos con un titular de una agencia de modelos argentina, situada en Buenos Aires. Esta agencia cuenta con modelos de renombre o que al menos aparecen en programas de televisión. También, el titular de esta agencia se instala en la zona de Punta del Este, alquilando dos casas en Manantiales, donde acomoda a unas veinte modelos”, se explica.

A través del contacto con esta agencia argentina, organizaba encuentros con empresarios de gran poder adquisitivo. Las tarifas estaban entre 1.500 y 3.000 dólares. Incluso, llegó a enviar un grupo de chicas a una orgía que se organizó en Buenos Aires “en un galpón en el barrio de Palermo”.

Según el relato de las jóvenes, en ese lugar “había muchas más mujeres que hombres, camas a la vista para practicar sexo delante de todos, sexo grupal o shows eróticos”.

La jueza Gatti sostiene en su fallo que “a pesar de que las jóvenes aceptaron mantener relaciones sexuales por dinero, no fue en esas condiciones o lo hicieron engañadas bajo la meta de llegar a ser modelos famosas y la premisa que esa era la única forma de lograrlo”. “Una fórmula muy vieja de engaño pero que al día de hoy sigue vigente”, se agrega.

También se considera que el hombre que llevaba a las mujeres a Buenos Aires “manipulaba las situaciones, valiéndose de la necesidad económica de sus víctimas y su deseo de llegar a la fama”. “Es más, todas son contestes en señalar que éste las acosaba, las amenazaba e insultaba cuando no actuaban como él quería. Les decía que no trabajarían más con él y que entonces deberían olvidarse de ser modelos, ejerciendo un claro poder psicológico sobre ellas”, se afirma.

Gatti rechazó el pedido de la defensa que argumentó el consentimiento de las jóvenes para llevar a cabo la actividad. “Es claro que el consentimiento de la prostituta no es relevante para enervar la ilicitud, ya que la mujer puede consentir prostituirse pero no que se la explote, razón por la cual el delito se configura aún cuando las jóvenes aceptaron trabajar”, explica.