Valeria Tanco

Cantera Maragata S.A.

Propongo investigar la composición del agua potable de San José. ¿Cuáles son las probabilidades que de un departamento de un poco más de 100.000 habitantes y específicamente de una ciudad de 40.000 vecinos salgan tantos y tan buenos humoristas? Alguna explicación debe haber, y me inclino por pensar que debe estar en el agua o en el aire maragato.

Actualizado: 26 de febrero de 2009 —  Por: Valeria Tanco

Absurdos históricos

Mis recuerdos infantiles “importados de San José” al carnaval montevideano son de los más sólidos que tengo en la memoria. La Salsa Picante vestida con hermosos trajes, por lo menos para un niño, de frutas y verduras. La frutilla era mi favorita. Y me acuerdo también de cómo esa murga me hacía reír a carcajadas. Más acá en el tiempo y en la misma categoría, Los Rebeldes trajeron su impronta y dejaron su huella de humor visual con puestas en escena novedosas y elaboradas para el momento.

Después llegó Sociedad Anónima. Y revolucionó la categoría Humoristas. A paso firme y con paciencia, esperó a un público acostumbrado a otro tipo de oferta hasta ponérselo en el bolsillo con su estilo absurdo y naif. No había nada parecido: las dos vertientes precedentes eran la tradicional –chistes de doble sentido o verdes en un contexto de anécdota- cuyo mayor exponente son Los Carlitos, y la propuesta renovadora de los ´80 – batería de chistes y velocidad en historias teatrales- de la mano de Los Buby´s.

Carlos Barceló, único dueño de la “sociedad anónima”, ha cambiado el plantel muchas veces rodeado de polémica y suspicacias varias, y siempre ha encontrado nuevas y eficientes figuras maragatas para fichar. “Tucho” Orta, propietario de parodistas Los Gaby´s, solía ejemplificar lo prescindible diciendo que uno pateaba una baldosa de Montevideo y salía un parodista. Eso parece aplicarse a las veredas de San José, desde donde brotan los humoristas.

Los gauchos patones: marxistas y chiflados

El mayor hallazgo de Barceló, que ha ido evolucionando pero mantiene siempre su esencia, son los gauchos patones. Oriundos de Cerro Ñato, estos personajes aparecen todos los años en una de las humoradas de Sociedad Anónima, contando parte de su historia plagada de anécdotas, como la vez que a un capitalino se le quedó el auto en sus pagos, o cuando cayó una avioneta de narcotraficantes por allí, o cuando fueron a las Olimpíadas representando a Uruguay. Tienen vida propia de verdad, y cuando aparecen en escena se siente un “ohh” en la platea, porque todos estamos esperándolos.

Parientes lejanos de los hermanos Marx y los Tres Chiflados, su humor pasa por el absurdo, los chistes de repetición, los equívocos en el diálogo y la malicia picaresca disfrazada de inocencia característica de la gente del interior. Son como familiares que vemos una vez por año, entrañables, intensos y por momentos exasperantes.

El rasgo visual característico de los gauchos patones es que tienen unas patas enormes, que ya sea enfundadas en botas, chancletas, alpargatas o descalzas les dan un caminar característico medio ladeado y de piernas separadas.

Siempre traen excéntricas canciones compuestas por dos ilustres hijos de Cerro Ñato. Cuando Barceló, disfrazado de gaucho patón, va a anunciar un tema de sus coterráneos, el público se prepara para participar. “De Juan Glorieto Bustamante y Romualdo “Chinchulín” Manrique” dice, y con la luz de la platea prendida todos hacen las comillas en el aire del sobrenombre Chinchulín.

Este año relatan el pasaje de Artigas por Cerro Ñato y Barceló hace del padre de la patria. Resulta ser, algo muy poco conocido en la historia, que Artigas tenía un primo en Cerro Ñato, Boulevard, a quien visitaba de tanto en tanto. El revisionismo histórico de Sociedad Anónima incluye un partido de fútbol entre brasileros y orientales, a Rivera “alcahueteando” groseramente y sin parar a los lusitanos, un Le-Coq Sportif enamorado de una cerroñatense y un indio que se cae del escenario, entre otras delicadezas absurdas. Aunque, en mi opinión, ha habido mejores participaciones de los gauchos patones, es siempre un placer recibir ese aliento de humor que se mantiene fresco y no subestima al espectador.

Bálsamo calmante: ingredientes conocidos en nueva fórmula

Los Calmantes llegan por primera vez a enriquecer y fortalecer este camino de humor que inició Sociedad Anónima. El público agradecido, porque el disfrute se duplica.

Varias de las figuras que integran y dirigen al conjunto fueron claves en diversos momentos de los comandados por Barceló. Pero se armaron su quiosquito propio, hicieron rancho aparte y formaron su colectivo.

Las historias que eligieron contar parten de la muerte de un blandengue en pleno servicio, que su compañero descubre bastante después de que sucedió, debido justamente a la rigidez que caracteriza su trabajo. Este puntapié inicial es lo único novedoso en cuanto a argumento, después se presentan cuadros en un velorio, una comisaría y un canal de televisión: escenarios que son viejos conocidos en la categoría. A pesar de estas premisas ya transitadas, hay guiños, hallazgos y brotes de originalidad a lo largo de todo el espectáculo.

En mi opinión, la mayor fortaleza de Los Calmantes está en sus individualidades, actores del humorismo increíblemente virtuosos. Sus voces, su manejo corporal y su composición de personajes los vuelven casi infalibles a la hora de hacer reír. No me gustan los listados, pero en esta oportunidad no tengo más remedio que nombrar a Cléber “Pato” Esteche, Diego Montesdeoca y Manuel Galanes. Esteche hace de un “milico” canario de Canelones que provoca carcajadas sólo con estar parado en escena y Montesdeoca personifica, entre otros, a un disparatado murguista que canta todo el tiempo y va a denunciar a la murga joven a la comisaría.

Alcoyana, Alcoyana: coincidencias y diferencias

Las odiosas comparaciones son ineludibles. Sociedad Anónima y Los Calmantes vienen de una misma fuente, la del humor maragato.

Ambos grupos coinciden en tener una buena banda y una selección musical bastante original, que incluye temas de Escape, por ejemplo. También comparten la forma de bailar esas músicas. Por reglamento deben hacerlo, pero sus coreografías dejan en claro que son humoristas ejecutándolas, e incluso a veces lo explicitan parodiando parodistas.

Otra semejanza es la inclusión de personajes “fuera de ambiente” en sus propuestas. Spiderman llora al blandengue en el velorio de Los Calmantes y después protagoniza un comercial haciendo de madre de familia, en una escena desopilante. Junto a los bomberos de Sociedad Anónima está Roberto el imitador de sirenas, vestido de sirena de mar y haciendo ruido de sirena de camión cisterna.

La diferencia mayor está en que Los Calmantes se proponen hacer todo en colectivo, son un grupo fuerte que trabaja en conjunto. Tan es así que en los rubros técnicos firman Los Calmantes, sin nombres personales. En cambio, Sociedad Anónima es Carlos Barceló, quien además este año lleva todo el peso de la actuación confirmando una vez más su capacidad y oficio.

Disculpen, pero voy a ir dejando por acá. Se me ocurrió tomarme un interdepartamental e irme a San José. Voy a respirar hondo en la plaza y a tomarme unos cuantos vasos con agua de la canilla. Tengo la esperanza de que sea contagioso.

Nota: Los Calmantes se presentaron en el Teatro de Verano el 23 de febrero para la Segunda Rueda del Concurso Oficial. Lo propio hace Sociedad Anónima este jueves 26 de febrero.



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