El congreso de la mayoritaria Confederación General del Trabajo (CGT), que sesionaba en un estadio cubierto de Buenos Aires, se disponía a reelegir al frente de la central para un tercer mandato consecutivo al líder del sindicato de camioneros, Hugo Moyano, antiguo aliado de Kirchner, constató la AFP.
La asamblea gremial se realizaba en abierto desafío a una impugnación que realizó la semana pasada el ministerio de Trabajo, que aceptó cuestionamientos de gremios afines al gobierno, como la influyente organización de los metalúrgicos, cuyo líder, Antonio Caló, aspira a dirigir el otro sector sindical.
"Después de mi reelección voy a hacer un reclamo muy firme al Gobierno. Siempre hubo dos o tres sectores en la CGT, esto no puede sorprender a nadie", declaró el miércoles Moyano, quien este jueves será el único orador de un acto en el estadio del club Ferrocarril Oeste, tras concluir el Congreso.
Al frente de un gremio estratégico para la economía como el de camioneros, Moyano aumentó sus distancias con la presidenta desde que los gremialistas fueron marginados de las listas a candidatos a legisladores para las elecciones presidenciales y parlamentarias de octubre pasado, en las que Fernández logró su reelección hasta 2015 con el 54,11% de los votos.
Moyano sospecha además que el gobierno motoriza una investigación de supuestos testaferros suyos por lavado de dinero en Suiza, aunque la justicia helvética aclaró que no sigue ninguna causa contra el sindicalista.
Días antes del congreso, los camioneros pusieron en jaque el abastecimiento de combustibles en Argentina al bloquear varias plantas de gas y petróleo y dejar sin luz ni calefacción a decenas de localidades del país, en medio del crudo invierno austral.
"Nosotros estamos preocupados porque la ruptura del movimiento obrero no beneficia a los trabajadores", dijo Caló, aspirante a conducir la fracción de la CGT conformada por los gremios que impugnaron la convocatoria de este jueves, la mayoría sindicatos de la industria aliados del gobierno.
Al admitir la fractura de la central sindical que nuclea a ocho millones de trabajadores, Caló dijo "ya está; lamentablemente estuvimos hasta último momento tratando de ver si podíamos unificar los dos congresos para octubre, pero no hubo acuerdo".
El sector afín a la presidenta se reunirá el 3 de octubre para elegir su propia conducción con lo que quedará sellada la división del movimiento obrero argentino en cuatro grandes corrientes, incluidas las dos CGT y las que se nuclean en dos sectores de la CTA, que reúne mayormente a empleados públicos y docentes, también enfrentadas entre sí por su postura ante el gobierno.
La ruptura de la CGT, con más de 200 gremios a nivel nacional, se produce cuando la economía argentina, que creció a un promedio de 8% desde 2003, comienza a dar signos de desaceleración en medio de la crisis internacional, mientras la elevada inflación que ronda el 25% anual corroe los ingresos, pese a estar en marcha negociaciones paritarias de actualización salarial.
La desocupación en Argentina alcanza al 7,1% de la población económicamente activa de 17 millones de personas (sobre una población de 40 millones), luego de llegar al récord de 21,5% en medio de la debacle económica e institucional de finales de 2001 y comienzos de 2002.
La anterior gran división de la CGT durante un gobierno peronista se produjo en los años 90 en la gestión neoliberal de Carlos Menem.