El Programa Tránsito entre Ciclos Educativos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se desarrolla actualmente en 175 centros educativos: 125 escuelas, 25 liceos y 25 escuelas técnicas dependientes de UTU.
Este plan comenzó a funcionar desde el segundo semestre del año pasado cuando se seleccionaron 25 territorios en todo el país compuestos cada uno por cinco escuelas, un liceo y una UTU. Estos centros educativos se eligen según el Índice de Riesgo que elabora Evaluación y Estadística de ANEP. Las escuelas pertenecen al primer y segundo quintil de más vulnerabilidad.
Durante ese semestre trabajan en conjunto los maestros de sexto año, un equipo permanente de dos maestros comunitarios y dos profesores comunitarios -uno de UTU y otro de Secundaria-. Los maestros guían a los docentes comunitarios sobre cómo van los aprendizajes de los alumnos y qué posibilidades de desvinculación tienen. A partir de allí comienza un trabajo en el contraturno con el estudiante y su familia.
El año pasado, cada cinco escuelas hubo un promedio de 50 estudiantes (1264 en total) que estaban en riesgo de no volver a estudiar. Esos jóvenes tienen vacaciones en enero, pero en febrero, en una UTU o liceo de la zona cercana a su escuela, trabajan con un profesor de lengua, un profesor de matemática y un profesor de educación física. Durante ese periodo de febrero, los docentes hacen “un trabajo distinto a partir de lo lúdico”, explicó Capurro.
A partir del momento de la inscripción al Ciclo Básico, un equipo permanente de maestros y profesores comunitarios se encarga de hacerle un seguimiento durante seis meses a estos estudiantes y a sus familias.
Los resultados
De los 1264 estudiantes que participaron de las actividades en febrero, el 96% ingresó a UTU o Secundaria. Capurro destacó que algunos estudiantes “han contagiado a la familia” y por eso los hermanos de los alumnos han retomado los estudios. Estos jóvenes egresan de Primaria en promedio a sus 13 años y 4 meses.
El 4% que no ingresó a UTU o Secundaria, según explicó Capurro, se debe a un cambio de departamento, a la emigración y a “algunos embarazos”. Sobre esto último, la maestra sostuvo que “hay que seguir a estas niñas” para que puedan reintegrarse al estudio en el siguiente año.
“Nosotros podremos continuar con esta experiencia si en la Rendición de Cuentas se nos vota lo que solicitamos, sino vamos a tener 6270 chiquilines más fuera del sistema”, sentenció Capurro. “Es un proyecto que se perfila en forma muy potente y esperanzadora para muchos chiquilines y sus familiares”, concluyó.