El dirigente liberal es el gran favorito para su propia sucesión, lo que parece indicar que Holanda seguirá la línea alemana en materia de austeridad presupuestaria.
Las negociaciones para la formación de un gobierno probablemente sean intensas en los próximos días, pero el proceso podría durar semanas.
Los holandeses se pronunciaron claramente a favor de la Unión Europea (UE) en estas elecciones anticipadas.
El Partido Liberal (VVD) de Rutte obtuvo 41 de los 150 escaños de la Cámara de Diputados (habían obtenido 31 en 2010), seguidos de cerca por el Partido Laborista (PvdA) de Diederik Samson, también proeuropeos, con 39 escaños (30 en 2010).
El Partido de la Libertad (PVV), del ultraderechista Geert Wilders, que ganó notoriedad con su prédica antiislámica y sus propuestas de sacar a Holanda de la Eurozona, recibió en cambio un duro golpe, al obtener 15 escaños, nueve menos que en 2010.
Y los socialistas de Emile Roemer, también euroescépticos, tendrán quince curules, sin cambios respecto a su bancada actual.
El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle, consideró que esos resultados representan un "fortalecimiento de la UE".
A pesar de evidentes diferencias de opinión sobre la austeridad, defendida por el partido de Rutte y criticada por los laboristas, los analistas dan por hecho que ambos partidos se aliarán para formar la base de una coalición de centro derecha.
"Están condenados" a gobernar juntos, estimó Alfred Pijpers, especialista de las relaciones entre Holanda y la UE.
"Holanda no optó por Berlín ni por París, sino por un camino centrista y ambos partidos tienen que concretarlo", afirmó Andre Krouwel, politólogo de la Universidad Libre de Ámsterdam.
Los laboristas están considerados como los más cercanos allegados a la posición del presidente francés François Hollande, que propone temperar los ajustes fiscales con medidas de reactivación económica para salir de la crisis.
"Los laboristas tienen una visión similar a la de François Hollande en materia de aumento de impuestos (...), pero los liberales consideran inaceptable subir el impuesto a la renta", estimó Pijpers.
El retroceso de Wilders fue recibido con alivio en muchos sectores de la población.
"Estoy orgullosa de los holandeses que no votaron por él", afirmó Karima, de 20 años, quien se define como "marroquí, pero también holandesa", en un barrio pobre de La Haya donde turcos y marroquíes representan la mitad de la población.
Para Claes de Vreese, profesor de comunicación política en la Universidad de Amsterdam, "la retórica antieuropea de Geert Wilders (...) fue demasiado lejos para los electores holandeses".
No obstante, obligados a considerar un electorado cada vez más hostil a los planes de ayuda a Grecia y a los "burócratas" de Bruselas, laboristas y liberales asumieron una posición mucho más severa frente a la Unión Europea durante la campaña electoral.
Pero defendieron sus posturas alegando que Holanda -quinta economía de la Eurozona- es un país ampliamente dependiente de sus intercambios internacionales y no podría prescindir de ninguna manera de la Unión Europea.
El gobierno minoritario de centroderecha de Rutte había dimitido en abril pasado, luego de un desacuerdo sobre la reducción del déficit público con el partido de Wilders, su aliado en el parlamento.