En sesión plenaria, los jueces del Supremo elegieron a Barbosa como jefe del poder judicial brasileño, un cargo tradicionalmente rotativo en la máxima corte y que asume siempre por dos años el más antiguo en el tribunal. Barbosa asumirá formalmente en las próximas semanas.
Un hombre discreto, Barbosa, de 58 años, ha saltado a la fama en las últimas semanas como el implacable relator del juicio en el que se procesa por corrupción al antiguo círculo político de Lula, acusado de crear hace diez años una contabilidad ilegal para comprar apoyos parlamentarios.
Barbosa tiene una biografía de lucha: nació en la pobreza, realizó los trabajos más simples para pagar sus estudios y consiguió formarse en las mejores universidades internacionales.
Hoy es doctor en derecho público por la Sorbonne, donde obtuvo tres diplomas de posgraduación entre 1988-92 y habla francés, inglés, italiano y alemán.
Barbosa fue nombrado juez de la Corte Suprema en 2003 por el entonces flamante presidente Lula.
En el país con la segunda mayor población negra del mundo después de Nigeria y con la mayor brecha entre ricos y pobres, Barbosa siempre ha denunciado el racismo y la desigualdad.
"La elección de Barbosa es un hecho histórico, es muy raro encontrar en Brasil a negros en posiciones de poder, ni en las empresas, ni en las universidades, ni en los gobiernos", expresó a la AFP Marcelo Paixao, coordinador del Laboratorio de Análisis de Relaciones Raciales de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.