Miguel Ángel Dobrich

Piques Zen

David Lynch aconseja a los futuros cineastas.

Actualizado: 13 de marzo de 2009 —  Por: Miguel Ángel Dobrich

En Atrapa el pez dorado: meditación conciencia y creatividad David Lynch, uno de los pocos cineastas que fuerza los límites de Hollywood, reflexiona sobre su método de trabajo y comparte las virtudes de la meditación trascendental en los oficios creativos.

David Cronenberg (Una historia violenta) y David Lynch (Terciopelo Azul) son responsables del desembarco de la extrañeza en el cine de los ‘80. Todo ciudadano de cinemateca, multisala o videoclub, sabe que estos directores no han dejado de generar obras ambiciosas e inquietantes.

En contraste con la propuesta del realizador canadiense que remite a Cronos, David Lynch ha radicalizado sus opciones técnicas, argumentales y de puesta en escena (Carretera Perdida, El Camino de los sueños, Imperio). Ese Norte ha hecho que sus películas necesiten únicamente de la mirada, los oídos y la intuición del espectador. Narrar un largometraje de Lynch lo sabotearía, como toda narración sabotea a los sueños.

En Catching the big fish o, como se titula la edición de Mondadori, Atrapa el pez dorado: meditación conciencia y creatividad, Lynch reflexiona sobre su método de trabajo y comparte las virtudes que ha tenido la meditación trascendental en su vida personal y laboral (recuérdese que Lynch también se conjuga como pintor y carpintero-diseñador de muebles).

En contraste con la complejidad de la filmografía lyncheana, este libro está redactado de modo simple y no le teme a la redundancia.

“Las ideas son como peces”, afirma David Lynch. “Si quieres pescar pececitos, puedes permanecer en aguas poco profundas. Pero si quieres pescar un gran pez dorado, tienes que adentrarte en aguas más profundas”. En pocas palabras, se deberá optar por una práctica –la meditación- que, como bien aclara el autor en el libro, no es una religión.

Atrapa el pez dorado puede ser útil como texto “new age” pero, para qué negarlo, su máximo valor radica en que expone toda clase de pensamientos del creador de Picos Gemelos. Junto a David Lynch (Michel Chion) y The imposible David Lynch (Todd McGowan), Catching the big fish es una estrategia válida para deconstruir la turbia poética de un autor que no le teme a arbitrariedad onírica.

¿Qué es el cine? ¿Cuál es el valor del montaje final? ¿Cómo hay que administrar el sonido, la luz y los ensayos en un proyecto audiovisual? ¿Por qué hay que ser fiel a la “idea madre”? ¿Cómo contribuye la meditación en la vida del realizador? ¿Cómo accedió Lynch a determinadas soluciones narrativas? Estas y muchas otras preguntas son resueltas o desestimadas en la casi cuadrada –literalmente- edición de Mondadori. De todos modos, lo mejor de la obra impresa son las reflexiones del director de Eraserhead sobre la tecnología digital y el cine del mañana.

Quienes estén sedientos por profundizar sobre la meditación trascendental y las ventajas de la educación basada en la conciencia pueden entrar a www.uwtv.org (Universidad de Washington). Allí tienen la posibilidad de ver la conferencia de David Lynch: Consciousness, Creativity & the Brain.

Paz.



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